ALICANTE. Adriana Vico y Valentina Tárraga, Bellesa del Foc adulta e infantil, respectivamente, ya forman parte de la historia de Alicante y su fiesta de Fogueres. Ellas son dos nuevas voces para una tradición que está muy viva y, conscientes de lo que significa, ostentan el cargo con templanza, pero también con el objetivo de cumplir con su deber, sin que ello sea un obstáculo para disfrutar con toda la intensidad posible de la que será una de las etapas más emocionantes de sus vidas. Bajo la atenta mirada de los caballos alados de la fuente de Luceros, icónica obra escultórica de Daniel Bañuls, ambas representantes festeras dejan ver su complicidad en su entrevista para Alicante Plaza. Un escenario extraordinariamente simbólico, corazón de la ciudad y epicentro de las emociones festeras, donde hacen gala de su traje oficial de novia alicantina dejando unas imágenes para el recuerdo y poniendo el contador en marcha para prender fuego, por fin, a la mecha de los días grandes de Fogueres.
«Me siento inmensamente feliz y profundamente agradecida; es una emoción difícil de explicar con palabras», confiesa Adriana Vico, que irradia serenidad y determinación. La Bellesa del Foc 2025, de la foguera Diputación-Renfe, está iniciando esta experiencia con una mezcla de gratitud, orgullo y consciencia plena del papel que representa. «No solo es un honor, sino un compromiso con Alicante, con nuestras tradiciones y con todas las personas que viven y sienten la fiesta de Fogueres», sentencia. Para cumplir con esa labor, ha aparcado por un tiempo la preparación de oposiciones, como graduada en Maestro de Educación Primaria. Su prioridad ahora es dedicarse por completo a este cargo, para el que ha estado proyectándose casi desde los inicios de su joven, pero larga, trayectoria festera, que comienza antes incluso de nacer. «Mis padres se conocieron siendo jóvenes en una hoguera. Desde pequeña, he vivido Fogueres con pasión», recuerda. Ha sido bellesa infantil, madrina, dama de honor adulta en dos ocasiones y ha ostentado diversos cargos en su comisión. «Cada uno de esos pasos ha sido una pieza clave en el camino que me ha traído hasta aquí», destaca.
Disfruta de cada instante de la fiesta, pero le emociona especialmente la ofrenda de flores a la virgen del Remedio, que vive como «uno de esos momentos mágicos que no se olvidan jamás», así como las mascletaes en Luceros. «La sensación de estar rodeada por miles de alicantinos y alicantinas disfrutando juntos de ese instante es algo único», afirma la Bellesa del Foc, que valora positivamente la evolución de la fiesta en los últimos años. «La digitalización, la sostenibilidad y la diversidad las ha hecho evolucionar sin que pierda su esencia», describe, al tiempo que se marca un objetivo para este año. «Quiero que cada alicantino y alicantina se sienta parte de esta experiencia».

- Adriana Vico y Valentina Tárraga - FOTO: RAFA MOLINA
Junto a ella, recorre cada esquina de la ciudad Valentina Tárraga, de la hoguera Rabassa, quien a sus diez años ya tiene muy claro lo que quiere ser de mayor. Su objetivo es emular los pasos de su compañera en el cargo, ya que también quiere ser profesora. «Me gusta ayudar y enseñar a los más pequeños. Ya hago prácticas con mi hermana Victoria, que tiene seis años», cuenta entre risas. Estudia 5º de Primaria en el CEIP Rabassa, donde su asignatura favorita es Conocimiento del Medio. Su vida festera también comenzó desde la cuna. «Desde que nací estoy en mi hoguera, porque mis padres me apuntaron nada más nacer yo; siempre se lo agradeceré», afirma con una madurez que impresiona, al tiempo que recuerda con cariño su primera plantà infantil, «poniendo la arena alrededor del monumento», describe, y afirma que lo que más le gusta es «ir al racó y participar en todas las actividades que se organizan». Sin embargo, su acto favorito es la cremà. «Es muy especial ver cómo arde el monumento y mojarte en la banyà», cuenta la pequeña, con gran ilusión por vivirlo este año de una forma todavía más emotiva. De hecho, a la pregunta de si repetiría la experiencia cuando sea mayor, su sonrisa es la mejor respuesta. Valentina ya es parte de ese presente festero que proyecta un futuro prometedor.
Del proceso de elección confiesa que guarda amigas «para siempre» y destaca que el jurado «fue muy divertido» con las participantes. Ya como Bellesa del Foc Infantil, vive cada acto «con mucha ilusión» y recuerda su proclamación como «muy especial». De hecho, desde aquel día ha hecho un gran equipo de amigas constituido por sus damas de honor. Un gran grupo conformado por Adriana Torres Martínez, de la foguera Sagrada Familia; Sofía García Velasco, de Baver Els Antigons; Emma García Javaloyes, de Gran Vía-Garbinet; Noa Torres García, de José Ángel Guirao; Carla Vicedo Morote, de Plaza Santa María, y Alba Otero Sereix, de Portuarios-Pla del Bon Repós.
Luceros: un corazón que late cada junio
Ambas representantes festeras pisan la plaza de los Luceros con ciertas expectativas, y es que no es un escenario más. Es el corazón simbólico de Alicante, el lugar donde se encumbra la pasión foguerera. Cada mascletà que retumba en sus adoquines, cada petardo que se eleva al cielo, es un latido colectivo, y Adriana lo define como «una explosión de sonido, color y emoción que te envuelve». Allí se detiene la ciudad cada día, a las 14 horas. Se emocionan quienes repiten y quienes acuden por primera vez. Es el espacio que iguala a festeros y visitantes, y el escenario donde, por un instante, todos son parte del mismo latido. Es por eso que la sesión fotográfica de Adriana y Valentina en Luceros no es una casualidad. Es una declaración de intenciones: dos generaciones unidas por una misma pasión. Quizá por eso, muestran una conexión espontánea. No hay jerarquías entre ellas, solo admiración mutua. Ambas saben que este año marcará sus vidas para siempre. La pequeña mira con ilusión a quien ya ha recorrido el camino; la mayor se reconoce en esa mirada limpia y llena de sueños.
«La fiesta de Fogueres no es solo una fiesta; es un reflejo de nuestra identidad», afirma Adriana con rotundidad. Valentina, sin decirlo con palabras tan solemnes, lo encarna con cada gesto. Esa espontaneidad, esa pureza, es también parte del legado que la fiesta protege. Ambas representantes asumen su papel con seriedad, pero también con la alegría que merece una fiesta que se vive desde el corazón. En cada acto, en cada saludo, en cada paseo por las calles de Alicante, saben que llevan consigo la historia de miles de personas que han amado, trabajado y disfrutado esta tradición durante generaciones. «Quiero ser una representante que no solo se vea, sino que pueda aportar, con humildad y dedicación, lo mejor de mí misma», afirma Adriana. Valentina, sin saberlo, ya está haciéndolo: con su ilusión, su compromiso y su forma de vivir la fiesta desde la base, desde el racó, desde el corazón mismo de Rabassa.
Un espejo para nuevas generaciones
El papel de la Bellesa del Foc no solo es representativo: es también un referente para muchas niñas que sueñan con llegar algún día a vestir la banda y el tocado blanco. Adriana lo sabe: «Ojalá que, a través de mi ejemplo, muchas niñas se animen a vivir la fiesta desde dentro, a enamorarse de nuestras tradiciones y a creer en sus sueños». Valentina asiente con una sonrisa tímida, como quien ya se ve reflejada en ese camino. «Me encanta ver a las Belleses del Foc mayores, cómo se visten, cómo saludan, cómo disfrutan de los actos… Yo intento aprenderlo todo para hacerlo bien», confiesa la pequeña. En una sociedad cada vez más diversa y en constante cambio, la fiesta se convierte en una herramienta de transmisión cultural, en un puente entre generaciones que enseña valores como el respeto, la convivencia, la colaboración y el amor por lo propio. Las dos representantes de este año los encarnan con naturalidad e intentan difundirlos junto a sus compañeras. De hecho, Adriana insiste en que no está sola. «Detrás de mí hay una corte maravillosa; mujeres increíbles que representan lo mejor de cada distrito», describe. «Este año no se entiende sin ellas», afirma categórica.
Las damas de honor que le acompañan representan con orgullo a diferentes barrios de la ciudad. María Carrión García lo hace por Carolinas Altas; Claudia Aroca Mira, por La Florida; Lucía Gómez Barril representa al Polígono San Blas; Paula Nicolás Linares, a Santo Domingo - Plaza de Tomás Valcárcel; Mireia Gaitán Navarro, a L’Harmonia - San Gabriel, y Marta Lledó Pérez, a Calderón de la Barca - Plaza de España. Lo mismo piensa Valentina de sus damas infantiles: «Nos ayudamos, nos divertimos, y en cada acto estamos unidas». Ambas destacan también el papel esencial de sus respectivas comisiones: la Hoguera Rabassa en el caso de Valentina, y toda la trayectoria de Adriana dentro de su comisión, que le ha dado el bagaje necesario para afrontar este reto con solidez. «La fiesta es, sobre todo, un trabajo en equipo, y las comisiones son la base de todo; sin ellas, nada de esto sería posible».

- Adriana Vico y Valentina Tárraga - FOTO: RAFA MOLINA
Fogueres con mirada de mujer
La presencia femenina en la fiesta ha sido siempre protagonista desde lo simbólico, pero cada vez lo es también desde la acción. Mujeres que presiden hogueras, que diseñan trajes, que coordinan actos, que lideran jurados, que levantan racós. «Creo que, como mujer joven, tengo la responsabilidad de reivindicar ese papel activo y transformador de tantas mujeres en la fiesta», reflexiona Adriana, mientras Valentina, desde su perspectiva infantil, aporta una visión más sencilla pero igualmente poderosa: «Mi madre hace muchas cosas en la hoguera. ¡Y siempre tiene ideas buenísimas!». La naturalidad con la que lo expresa demuestra que el cambio es un hecho.
En medio de una sociedad marcada por la inmediatez, la sobreinformación y el ritmo acelerado, la fiesta planta un monumento al fuego para recordarnos que lo efímero puede ser también eterno si se vive con intensidad. «Hay que encontrar ese equilibrio entre avanzar y no perder nuestra esencia», dice Adriana. «Podemos usar las redes sociales, innovar en actos o en gestión, pero nunca olvidarnos del porqué estamos aquí: por tradición, por cultura y por amor a Alicante». Y Valentina coincide en que lo más bonito es compartir. «Me gusta cuando toda la gente se junta y está feliz; eso no debería perderse nunca».
Aunque el cargo de Bellesa del Foc es de carácter festero, ambas son también embajadoras de la ciudad. Representan a Alicante en eventos dentro y fuera del municipio, donde se convierten en altavoz de su cultura, su gastronomía, su historia y su gente. «Cada vez que salimos fuera, siento una responsabilidad bonita: mostrar lo mejor de mi tierra con respeto, con humildad y con mucho cariño», afirma Adriana. Ese papel como embajadoras se traduce también en un impacto emocional: «Hay personas que se emocionan cuando nos ven en traje, que te cuentan historias de cuando eran pequeños o de cómo vivieron la fiesta de Fogueres; es muy bonito ser ese vínculo con la memoria colectiva», describe.
Un mensaje para el futuro
Crear recuerdos es otra de las expectativas que esperan cumplir en este año, más allá de los actos oficiales. «Quiero que este año se quede grabado para siempre en mí; que cuando pasen los años y vea una foto, pueda revivir la emoción exacta de este momento», dice Adriana, mientras Valentina se muestra algo más práctica: «Quiero hacer muchos amigos nuevos, reírme mucho y bailar mucho también». Su naturalidad, de nuevo, es desarmante. La sesión fotográfica en la plaza de los Luceros culmina con un gesto espontáneo: se cogen de las manos, rodeadas por el rumor de la fuente y las miradas curiosas de quienes pasean por la plaza y el entorno. Es un instante sincero, un destello de esa magia que solo la fiesta sabe provocar. En ese gesto está contenido todo: el pasado, el presente y el futuro de Fogueres. Y, sobre todo, un mensaje claro para Alicante: su fiesta está viva, está unida y está en buenas manos.