ALICANTE. Las empresas de la provincia de Alicante siguen avanzando y aumentando facturación, en general, este año. No obstante, desde 2022 se ha instalado una cautela en los negocios alicantinos que se preparan para sortear una amenaza que, en realidad, no se materializa: una nueva crisis económica. A pesar de que ese problema no llega, las firmas siguen afincadas en su prudencia en un contexto de incertidumbre -por la situación política dentro del país y a nivel global- y económica, donde los tipos de interés no acaban de fijar el rumbo. El ruido de fondo y la desconfianza de lo que está por llegar marca las decisiones de las compañías alicantinas que optan por no invertir o contratar y comienza a dar paso a un estancamiento de la actividad. Es un resumen de los resultados del Observatorio de la Expectativa Empresarial de Alicante (OEXA), que elaboran el Observatorio Económico de Alicante y la Unión Empresarial de la Provincia de Alicante (Uepal), y que publica en exclusiva Alicante Plaza. En este caso, se corresponden al primer semestre del año 2024.
En este momento, a las diversas incertidumbres globales se unen también otras más locales, como la falta de suelo industrial, la necesidad de flexibilizar trámites o la ausencia de nuevos presupuestos generales. Así lo apuntan los autores del estudio, José Antonio Trigueros y Juan J. Bolufer, además de Carlos Ros, responsable de Energía y RSC del Observatorio Económico de Alicante y el presidente de Uepal, César Quintanilla. Y es que, según algunas de las conclusiones de este observatorio, "llevamos muchos meses esperando una crisis que no llega, los empresarios siguen cautos y las expectativas no son muy altas; no se acaba de difuminar el miedo". Y explica que ese freno en suma de persona o inversiones en las empresas no es positivo. "La incertidumbre no es buena, lleva al estancamiento y las inversiones llegan y se deben hacer".