ELDA. El pie diabético es una complicación silenciosa que afecta a miles de personas y cuya prevención continúa siendo una asignatura pendiente en el ámbito clínico. Durante años, el paciente diabético se ha movido entre dos extremos: el calzado estándar, que no ofrece la protección necesaria, y el calzado ortopédico diseñado para personas que ya han sufrido lesiones graves. Sin embargo, un proyecto desarrollado durante tres años por universidades, centros sanitarios, podólogos, empresas y el centro tecnológico Inescop quiere cambiar ese enfoque. De este trabajo nace el sello Diabetic, el primer distintivo en España que certifica el calzado seguro y adaptado para personas con diabetes antes de que aparezcan úlceras o deformidades en el pie.
La presentación del sello se realizó en el último Café Tecnológico de la Red IDIAFOOT, un espacio de diálogo interdisciplinar que ha permitido poner en común conocimientos clínicos, criterios técnicos y experiencia de fabricación. Durante el encuentro, los participantes coincidieron en la necesidad de establecer pautas claras y verificables que permitan garantizar al usuario que el calzado que adquiere no solo es cómodo, sino que protege y previene. El fabricante especializado Miguel Ángel Torres lo expresó con claridad al señalar que, aunque la experiencia acumulada ha orientado el diseño del calzado durante décadas, ahora es imprescindible contar con validación científica: “Sabemos lo que dice la experiencia, pero ahora queremos saber lo que dice la ciencia”.
El sello Diabetic introduce así un cambio de mentalidad: del tratamiento de lesiones a la prevención activa. Cristina Martínez, del Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana, destacó que se está produciendo una verdadera transformación. Explicó que, hasta ahora, existían productos destinados a personas con amputaciones o daños avanzados, pero no un calzado preventivo específico para quienes todavía no presentan heridas: “Estamos ante el inicio de una revolución. Ya no hablamos solo de pacientes podológicos, sino de pacientes endocrinológicos”. Desde el mismo organismo , María Lozano recalcó que el siguiente paso será convertir este marco técnico en una herramienta clínica aplicable: "Ahora que sabemos qué debe cumplir el calzado, debemos elaborar una guía para que cualquier podólogo pueda prescribirlo con criterios comunes".
Prevención como principal arma
En la misma línea, el investigador de la Universidad de Valencia, Iván Julián, subrayó que el principal objetivo es llegar antes. Recordó que muchas personas con diabetes desarrollarán problemas en los pies con el paso de los años si no cuentan con protección adecuada, y que la prevención debe integrarse como parte del tratamiento global de la enfermedad. De ahí la importancia de que los estudios clínicos se realicen en pacientes reales y en condiciones cotidianas.
Otro de los avances señalados durante el encuentro fue la necesidad de un lenguaje común entre tecnólogos, clínicos y fabricantes. José María Sabater, investigador de la Universidad Miguel Hernández, indicó que la tecnología aplicada al calzado solo será útil si responde a necesidades concretas del paciente y si es comprensible por parte de los profesionales sanitarios. La propuesta pasa por simplificar y estandarizar la comunicación entre perfiles, algo que el sello contribuirá a reforzar.
El siguiente paso será la elaboración de una guía clínica dirigida a podólogos y profesionales sanitarios, así como una norma técnica que definirá criterios como la rigidez de los contrafuertes, la selección de materiales o la distribución de presiones en la pisada. El papel de Inescop será clave para que el sello tenga rigor. Elena Orgilés, directora de Tecnologías y Materiales del centro, explicó que ya trabajan en una norma técnica verificable: "Nuestro papel es aportar métodos, ensayos y evaluación para garantizar que el calzado cumple requisitos medibles. El sello no es un logo: es una garantía".
El reto pendiente: concienciar y democratizar
Los expertos también señalaron obstáculos que aún deberán abordarse: la educación del paciente, la percepción del coste y la necesidad de que las administraciones públicas reconozcan y financien estas soluciones. “Si me gasto mil euros en un móvil, puedo gastar 150 en un zapato que me evite una amputación”, apuntó Martínez.
Además, se llamó a involucrar a gestores y responsables políticos en esta nueva estrategia preventiva. “Hemos concienciado a pacientes, investigadores y podólogos. Ahora toca a los gestores”, advirtió el investigador clínico Mateo López.
El cierre del encuentro estuvo marcado por el convencimiento compartido de que este camino merece la pena. La creación del sello Diabetic representa un punto de partida que permitirá avanzar de forma coordinada hacia una prevención real. Más allá de la tecnología, el mensaje común fue que la innovación en salud solo tiene sentido cuando llega al paciente.