ELCHE. Trabajar sin grandes exigencias, despacito y con buena letra. Esa es la premisa de las fuerzas a la izquierda del PSOE a nivel local, que durante este verano han empezado los primeros encuentros para abordar la situación electoral de cara a los comicios locales de 2027. Compromís, Esquerra Unida y Podem vuelven a intentarlo. No es la primera vez, aunque quizá el hecho diferenciador sea que Compromís, único con representación, está desde el primer momento en este nivel, por ahora trabajando de forma horizontal, según fuentes consultadas, y centrándose en las coincidencias sobre política y objetivos, que son la mayoría. Tras constantes intentos durante los últimos años y citas electorales, esta vez, después de que la izquierda perdiera la alcaldía en 2023, y reducido notoriamente su representación más allá del PSOE, ha hecho que el chip cambie.

Este verano han empezado estos encuentros que aglutinan a las tres formaciones, y en lo que respecta a Compromís, inclusive tanto la rama de Iniciativa como la de Més, que tuvieron sus primarias en 2023, además con diferentes posiciones con respecto a una candidatura unitaria de la izquierda. Finalmente, de nuevo, Compromís se acabó desligando de otras fuerzas, en este caso Podem y Esquerra Unida, que confluyeron en la elecciones con otros pequeños partidos o agrupaciones como Alianza Verde y Alternativa Republicana Elx.

El fondo sobre la forma

Al contrario que en otras ocasiones, esta vez se está enfocando desde la base, y no empezando la casa por el tejado. Ya ocurrió en anteriores intentos, cuando sobre todo Esquerra Unida y Podem —Compromís, con mayor peso y representación, iba con su hoja de ruta—, entonces con más fuerza a nivel local, encallaron al abordar lo que siempre ha solido hacer fracasar estas iniciativas: las cuotas. Es decir, los puestos de salida en la lista electoral. Algo de lo que por ahora no se está hablando, precisamente para evitar esas divergencias.

De hecho, se están centrando en hablar de políticas públicas, de prioridades en el Ayuntamiento —con pocas diferencias, según fuentes consultadas por este medio—, y con el reconocimiento de que al contrario que en anteriores veces, ahora se empiezan a trabajar como se debería haber hecho. Una cuestión que no es baladí después de los fracasos estrepitosos de proyectos fallidos, o en el caso de Compromís —cuya posición de ir con la marca propia siempre se impuso—, de una bajada progresiva de representación: de 4 concejales en 2015 a 1 en 2023, ya fuera del gobierno.

El contexto obliga a todos a tener cintura

Las formaciones estarían hablando sin imposiciones ni condiciones, algo que han estado haciendo también desde la discreción, puede que en parte para no generar expectativas ni presiones. Su objetivo es ir haciendo camino de aquí a final de año, quizá para entonces con algún tipo de declaración, pero también con el objetivo de abrirse a otros espacios y colectivos. Siempre aplazando las cuestiones relativamente secundarias, y más espinosas, para más adelante. Primero el qué y después el cómo. No se ha hablado de fórmulas (coaliciones, candidaturas únicas, agrupación de electores...) ni de nombres para que no haya ninguna incomodidad con las marcas políticas. Prima la voluntad de unidad, aunque por ahora tampoco está confirmado que vaya a haber una confluencia en 2027. Nadie quiere anticiparse, por ahora ver hasta dónde se llega.

Pequeños gestos

Todo cogido entre algodones por si las moscas, vistos los precedentes. El compromiso es el de intentarlo. El ejemplo es que todo se está haciendo con relativo sigilo, a través de pequeños gestos. Por ejemplo, que se invitara a un diputado de Izquierda Unida (en Sumar) del Congreso al Misteri d'Elx, aprovechando para hablar de la cuestión y la implicación de Esquerra Unida País Valencià en el proyecto. Ya que ven Elche como una plaza 'ganable'.

Una década de fracasos con las alianzas

Tirando de hemeroteca y anteriores movimientos, fallidos a la postre, lo más reciente fue la confluencia de 2023, sin Compromís, que no obtuvo representación. Y estuvo lejos de lograrlo; a nadie escapa que Esquerra Unida y Podem tienen ahora menos presencia, aunque siguen activos. Pero cuentan aún con estructura, sobre todo los primeros. Había habido trabajos previos entre las dos formaciones y Més, que no logró arrastrar a Iniciativa, y por tanto a Compromís, a esa alianza.

Cuatro años antes, en 2019, las negociaciones de nuevo entre Esquerra Unida y Podem también fracasaron, por lo que cada uno fue con su marca a las elecciones, quedando fuera del Ayuntamiento. Tras la ruptura, Esquerra Unida formó una pequeña confluencia, Elx en Peu, con otras pequeña formaciones: Esquerra Republicana del País Valencià (ERPV), República Valenciana (RV) y Partido Socialista (PSF) y a la que se sumó también el colectivo República en Marcha. Otro esfuerzo en vano.

El anterior intento, ya más lejano, en 2015, fue el de Guanyem Elx, en la época de lo que se llamó 'los gobiernos del cambio', y con con Podemos al alza. Sin presentarse con su marca, lo hicieron a través del proyecto, y tras reunir todos los implicados más de 3.000 firmas de aval al presentarse como agrupación de electores, con muchos colectivos y gente a título particular implicada, no pudieron presentarse porque otros habían registrado el nombre como partido. Precisamente quien se llevó el rédito por la no presentación fue Compromís, obteniendo cuatro concejales, una cifra histórica de la formación en Elche.

El PSOE, atento

Después de aquello fueron llegando los intentos más recientes, confluencias 'incompletas' sin Compromís, cada vez con menos capital humano en las distintas formaciones. Y ahora, tras unos resultados cada vez más ajustados, la realidad es que ninguno está, hablando coloquialmente, para ponerse exquisito. Los tres forman parte de inicio de este diálogo del que nadie quiere por ahora anticipar hasta dónde y cómo llegará, aún a dos años de las elecciones. Paralelamente, en el PSOE miran de reojo el movimiento, conscientes ya de él, sabedores de que necesitan a su izquierda una propuesta que aguante el tirón para poder rebañar de nuevo la alcaldía.