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Rumasa estuvo aquí

La huella de Ruiz-Mateos en Alicante

ALICANTE. Desde la década de los setenta y hasta que el gobierno de Felipe González decidió, en 1983, expropiarle por decreto-ley su imperio empresarial Rumasa, el jerezano José María Ruiz-Mateos (fallecido en 2015) era el empresario de moda en España, el mejor ejemplo de éxito de un hombre hecho a sí mismo, al frente de un holding con ramificaciones en todos los sectores: desde la alimentación al turismo, de la banca a la construcción, de las farmacéuticas a los grandes almacenes. Tras la polémica expropiación, justificada por el ejecutivo en una millonaria deuda con Hacienda y una situación de quiebra técnica del conglomerado Rumasa, su fundador se convirtió intencionadamente, con sus performances y disfraces a las puertas de los juzgados o frente a la vivienda de Felipe González —sin olvidar su puñetazo al grito de «te pego, leche» al por entonces ya exministro de Hacienda Miguel Boyer—, en carne de imitación en los programas de Alfonso Arús y de portada de El Jueves. Pero esa es otra historia.

La intensa actividad empresarial de Ruiz-Mateos en toda España hasta 1983 se dejó sentir también en la provincia de Alicante, donde Rumasa no solo estuvo presente en el sector hotelero, sino en otros muchos. Aún hoy, casi cuarenta años después, es posible ver la huella del jerezano en algunas de las empresas más icónicas de la capital alicantina o de Benidorm, sin ir más lejos. Obviamente, ni la imagen ni el nombre de dichas empresas tiene ya nada que ver con su pasado bajo el paraguas de la abeja —el símbolo de Rumasa, que evocaba la laboriosidad de estos insectos—, pero, si están donde están es porque un día pertenecieron a Ruiz-Mateos y fueron expropiadas junto con el resto de su imperio.

El caso más sorprendente es el del Banco Alicantino de Comercio, una entidad cuya herencia, y no solo simbólica, ha sido recogida por el banco de inversión madrileño Renta 4, precisamente con oficina en Alicante. Pero vayamos al principio: el Banco Alicantino de Comercio fue un banco local impulsado en los años sesenta por algunas conocidas personalidades empresariales y políticas de la provincia, al estilo de otras tantas entidades surgidas para apoyar a su tejido empresarial local —sin ir más lejos, el Banco de Sabadell, ahora una de las principales entidades del mapa financiero español y con sede, curiosamente, también en Alicante—. A principios de la década de los setenta, lo presidía el político y farmacéutico Agatángelo Soler, con Artemio Payá, que fue presidente de la Diputación, como vicepresidente del mismo. A finales de esa década, Ruiz-Mateos adquirió el banco para sumarlo a sus otras muchas entidades financieras locales.

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