AlicantePlaza

socialmente inquieto

Descubra el enigma de la Casa de las Brujas

  • Foto: P.R.L.

Hace tiempo que quería contárselo y mire por dónde que lo he ido demorando sin motivo. Dícese de este un lugar emblemático en la ciudad de Alicante no exento de acontecimientos de todo tipo entre sus muros desde sus inicios. Pasar por dos arquitectos para su construcción generaba sospechas que su construcción no fuera duradera. Y no fue así. Ahí está, mírela, la Casa de las Brujas. Ahora se lo cuento.

No puedo negarle que el arte modernista me gusta. En la capital alicantina hay varios edificios representantes de este estilo. Ya le hablé de uno, la Casa del Ascensor, con sus motivos florales esculpidos en los arcos de su fachada. Ahora le voy de hablar de otra, la Casa de las Brujas, también con adornos florales, además de caras y de animales. Están cerca una de la otra. Pero no son las únicas, ya le contaré de alguna otra en ocasión diferente.

Los primeros planos y dibujos a mano alzada que el arquitecto Enrique Sánchez Sedeño hizo que este edificio ya apuntaba maneras para liderar la distinción como edificio emblemático en la ciudad. Añada a su singularidad, sus avatares para su construcción, sus cambios de propietario y su pase de uso privado a público con las reformas y transformaciones que ha ido sufriendo.

Deje que le diga por qué se le llama la Casa de las Brujas. En los años 70 del siglo pasado este inmueble estaba deshabitado y muy deteriorado, parecía que amenazaba ruina por su abandono. Tenía las puertas desvencijadas. Los cristales de las ventanas estaban rotos. Incluya a esta imagen los rumores de que vivían en su interior personas extranjeras que producían ruidos extraños. Al parecer lo producían unas brujas de largas melenas, ¿se lo imagina?, por lo que allanaban aún más el misterio. Eso decían los niños que jugaban cerca de esta casa. El miedo imaginó un escenario misterioso. Lo manifestaron tanto, no exento de exageraciones, que despertaron la curiosidad de los adultos creando una leyenda urbana sin sentido. Los ruidos extraños no eran otros que el paso del viento por las ventanas rotas, y por donde quería, nadie se lo impedía, la casa estaba vacía. Ya ve, fue el vecindario quien le puso el nombre de la casa de las brujas, aunque nunca las hubo en este edificio. 

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo