ELCHE. Las últimas dos semanas del Elche CF parecen haber quedado resumidas en la polémica arbitral que ha marcado el partido del pasado domingo contra el Real Madrid. Si bien es cierto que de ese encuentro podemos extraer muchas conclusiones y que estas dependerán mucho del que lo haga, lo que está claro es que estar cabreados porque el todopoderoso Real Madrid te rasque un punto de aquella manera en el minuto 87 refleja los frutos que ofrece el que ya es un gran proyecto no solo deportivo, que comenzó a gestarse ahora hace seis años y del que debemos sentirnos orgullosos.

En estos últimos 15 días el club ilicitano ha dado dos pasos que a simple vista parecen silenciosos, pero que son tremendamente potentes de cara a la proyección de la marca Elche CF a nivel mundial: por un lado el mencionado partido, dada su trascendencia por el rival, ha posicionado a la entidad franjiverde como un referente en cuanto a juego a nivel nacional e internacional, tal y como sostiene el técnico Eder Sarabia. Por otro lado, la visita de la Selección argentina de fútbol, con ese entrenamiento a puertas abiertas en el Martínez Valero con más de 20.000 espectadores que pudieron disfrutar de la que posiblemente haya sido la última vez que vimos vestido de corto en Europa a Leo Messi. Puede que hayamos normalizado ese tipo de cosas positivas, pero hay que estar muy bien posicionados para conseguir que Argentina decida entrenar a ocho horas de avión de donde suele hacerlo y que el destino sea Elche.

Sin duda estamos siendo testigos de un crecimiento sin precedentes en todas las facetas de un club que hace 20 años vivía del nombre y de la historia, que salvaba su presente de año en año y que era incapaz de planificar el futuro. Lo que hace 20 años parecía impensable, ahora es la norma e impensable lo contrario. Y lo digo yo, que soy uno de esos "8.000 de siempre" que acude religiosamente al Martínez Valero desde principios de los 90 del siglo pasado. Qué difícil se nos hace imaginarnos actualmente el estadio con menos de 18.000 personas en sus gradas.

Disfrutemos de este maravilloso camino pintado de color verde; valoremos lo que tenemos que, como todos sabéis, no es poco.