Libros y cómic

FRÍO, TORTURA Y AISLAMIENTO

Viñetas contra el olvido: Paco Roca, Cristina Durán o Loopy Teller dibujan las ‘lecciones robadas’ del franquismo

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VALÈNCIA. Para viajar al pasado hace falta cargarse de sabiduría. Coger una maleta llena de información y volver atrás en el tiempo para intentar retratar la memoria. Este costoso ejercicio es el que realizan los autores valencianos Rubén Rico y Carlos Valles, quienes bajo el nombre de Loopy Teller Studio participan en el cómic colectivo Lecciones robadas, el cómic, un trabajo en el que 39 dibujantes y guionistas de todo el Estado español -entre los que se encuentran también Paco Roca y Cristina Durán- recuperan la Historia con mayúsculas de la España del siglo XX. 

El proyecto nace a través del libro Lecciones de nuestros abuelos y abuelas, en el que los familiares del alumnado de secundaria de varios centros contestaban a las preguntas de sus nietos. Ahora, las lecciones de los abuelos pasan a ser las Lecciones robadas dentro de un trabajo en el que se reflexiona sobre un aprendizaje tardío sobre el franquismo y que responde a la pregunta de por qué perdimos la Memoria. 

 

En su contribución al cómic viajan a los campos de concentración de Monòver, de donde es natural Rico. Con la ayuda de un cronista de la época y de los documentos que les proporciona el ayuntamiento, componen la historia de Elías, María, Manuel y Antonio, sindicalistas de las Juventudes Libertarias y vecinos de Elda. Un relato que se codea con el de otros dibujantes del panorama nacional como Alba López, Dario Adanti, Fermín Solís Xaxi Morell. 

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“Fueron solo cuatro de las muchas personas que pasaron por los campos de concentración franquistas, y en su caso (y en muchos otros) solo salieron de allí para morir. A Elías, María y Manuel, los golpistas se los llevaron a Elda para asesinarlos la noche del 16 de noviembre de 1939”, explican desde el estudio. Su cómic se centra en recuperar, en tan solo seis páginas, el frío, la tortura y el aislamiento que se vivió en los campos de concentración franquistas de Monòver.

 

“Conmemoramos la memoria de estar tres personas para hablar del sufrimiento dentro de los campos de concentración. Nos parecía interesante comprender cómo habían acabado en los campos de concentración y seguir el rastro de su historia para honrar su memoria. Desde el ayuntamiento nos aportaron información sobre ellos para componer su relato, y en el cómic intentamos aportar humanidad a su relato para comprender todo lo que les sucede allí”, añaden. Huyendo de una cronología al uso, Rico y Valles intentan centrarse en Elías, María y Manuel como personas para transformarlos en personajes que cuentan una pequeña parte de la Historia de España.

 

Jugando con las elipsis y mostrando las diferentes facetas de los campos de concentración, Valles explica que intentan dibujar entre viñetas diferentes escenas y momentos vitales de estos personajes mientras recuperan historias tan dolorosas como el momento en el que apalizan a uno de sus compañeros para que delatara a los demás frente a los soldados. “Juntamos estas historias con la imagen general de un campo de concentración para poner el foco en el dolor que se vivió en ese momento”, explica uno de los autores del relato.

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Cuando un soldado dispara fuego contra un rehén, este, grita “¡Viva Palestina libre!”, y tras su grito, Loopy Teller deja una reflexión que cierra la historia: “A 3200 kilómetros de distancia, al otro lado del Mediterráneo, se repite la historia. Quienes tienen capacidad de acción, observan con indiferencia o financian la barbarie. No hemos aprendido nada”: “Al final del relato hay una reflexión sobre dar forma a las historias del pasado desde el presente para contar la memoria”.

 

“Desde el principio tuvimos claro que la memoria no nos sirve de nada como fetiche, hay que acompañarla de una reflexión. Escribir y dibujar esta historia tiene que ser una forma de comprender el presente y de no adelantarnos a posibles errores que se puedan cometer en el futuro. Para nosotros tiene mucho sentido comprender este relato y compararlo con lo que sucede en Palestina porque parece que siempre volvemos a la misma historia porque quien tiene la capacidad de actuar no impide que el relato se repita”, concluyen. 

 

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