VALÈNCIA. En las profesiones artísticas es muy común entretenerse por el camino, tener muchos proyectos a medio hacer y descubrir la verdadera vocación entre cientos de opciones. La historia del valenciano Borja Torres Sánchez se construye de eso mismo, de perderse y encontrarse dentro del mundo audiovisual, lo que le llevó a enamorarse del proceso de montaje cuando creía estar encaminado a convertirse en director. Un flechazo laboral que le ha llevado a trabajar como ayudante de montaje en la película Cónclave que acaba de alzarse con el premio BAFTA a Mejor Montaje y que opta a ocho Premios Óscar, entre estos Mejor Película, Mejor Diseño de Producción y también Mejor Montaje.
A través de una conexión telefónica entre Londres y València desvela ahora algunos de los pasos que le llevaron desde el campus de Gandía hasta una mudanza a Inglaterra en la que aprendería todo -o casi- sobre sí mismo. Recién terminados sus estudios de Comunicación Audiovisual, decidió dar el salto al terreno internacional desde cero y, aunque empezó su carrera interesado por dirigir, se fue enamorando de la postproducción por el camino. “Me interesaba empezar desde el extranjero y navegar entre producciones, al principio tenía trabajos que no tenían nada que ver y poco a poco me fui conectando con el cine”. El valenciano también ha podido formar parte de producciones como The Crown y el nuevo gran estreno de AppleTv+ Prime Target.
Entre un restaurante, su trabajo en un college y pasando por una mudanza de Cambridge a Londres empezó a meter cabeza en el mundo de los cortometrajes y se dio cuenta de que le interesaba más el proceso que el objeto final: “Empecé a enamorarme del montaje audiovisual más que del proceso de dirección y era más sencillo de coordinar con los otros trabajos”, apunta este profesional, quien admite que el golpe de realidad le vino durante el confinamiento, momento en el que el cine en el que trabajaba cerró -aunque les seguía pagando- y pudo aprovechar durante ocho meses para contactar con diversos perfiles que le interesaban para aprender sobre ellos.
También se inscribió en una oferta telemática en Madrid y le explicaron que tendría que ponerse las pilas con los softwares de montaje, así que el “encierro” le vino bien para formarse desde Londres con los cursos de AVID. Su golpe de suerte vino a través del boca boca, mientras intentaba contactar con otros montadores y ayudantes de montaje para pedir consejos sobre el trabajo, aprovechando que sus “correos electrónicos eran públicos”. Empezó contactando a Yorgos Mavropsaridis, un montador dos veces nominado al Oscar -por La Favorita y Pobres Criaturas- que empezó a darle consejos de dentro de la industria: “Me di cuenta de que todo da miedo desde fuera y que lo importante es ir haciendo contactos para poder meter cabeza, lo que quería es seguir aprendiendo de otros trabajadores”.
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- Borja Torres Sánchez dentro de su estudio -
A través de las cadenas de correos electrónicos, y gracias a los conocidos del sector audiovisual, llega a dar con una ayudante de montaje que formaba parte del equipo de Juego de tronos. Ella es quien le pone en contacto con Riccardo Bacigalupo, que ya había trabajado en Mission: Impossible - Fallout y que ahora estaba trabajando en The Girl Before, una producción de la BBC. Ahí entra como trainee y empieza desde abajo a entrar en la escala de los montadores.
“Es un mundo en el que no paras de aprender cosas nuevas a nivel técnico y personal y cada serie y producción es un mundo nuevo. En la BBC pude aprender mucho más allá de los cursos y sentirme preparado para proyectos más grandes”. Más tarde, y manteniendo su contacto con Bacigalupo llegaría a la tercera temporada de Pennyworth -producida por Warner Studios- y posteriormente a The Crown, donde estuvo trabajando durante la sexta y última temporada. “Siempre se dice que el mundo del montaje se conforma por a quién conoces, pero creo que tiene más que ver con quién sabe de tu existencia, lo importante para mí fue empezar a incluir en mi currículum con quien había trabajado para poder dar el salto entre varias producciones”.
Motivado siempre por aprender de las maneras de trabajar de las grandes cadenas, como la BBC y la Warner, se adapta a seguir formándose mientras le van entrando nuevos retos constantemente haciendo que diera al salto hasta el cine con Cónclave, en la que trabaja con un único montador: “En las series existe otro equipo en el que hay varios ayudantes de montaje, montadores y movimiento en la sala de montaje, mientras que en cine tienes que defenderte con un equipo mucho más selecto, a no ser que se trate de grandes producciones”. Equipo que aparece siempre en los créditos y que ha hecho que reciba decenas de felicitaciones de varios conocidos: “Es importante que te añadan siempre en los meritorios, es crucial aparecer en los créditos y que se te dé ese reconocimiento”, apunta el ayudante de montaje, que explica que en las series no siempre aparecen los nombres de incorporaciones por bajas o se entremezclan con otros muchos.
Respecto a su valoración actual de un buen trabajo, considera que “el mejor montaje es el invisible” y cree que su figura debería esa más considerada en el cine: “Es una figura que generalmente es bastante invisible, el director no es la visión única sobre una película porque siempre es un proceso colaborativo. En el mundo audiovisual todo influye y llega a la sala de montaje y cualquier cosa puede cambiar hasta que se llega al estreno. Las películas y las series están creadas por pequeños pedazos de cada uno”.