Cultura

Rozalén: "Cada concierto es una catarsis, un modo de transformar el dolor en amor"

Tras la suspensión de la primera jornada del Oasis Elche Music Fest por el temporal, la cita musical mantiene en pie su jornada del sábado, con el concierto de Rozalén. La artista manchega se despide de su gira 'El abrazo' con una actuación cargada de emoción, raíces y gratitud

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ELCHE. El cielo se empeña en poner a prueba el debut del Oasis Elche Music Fest. Las lluvias obligaron a cancelar todos los conciertos del viernes, pero la organización mantiene viva la jornada de este sábado, 11 de octubre, en la que Rozalén será una de las protagonistas indiscutibles. Su actuación, prevista como el último concierto de El abrazo junto a toda su banda, se convierte así en un cierre simbólico y profundamente emotivo para una etapa que ha marcado a la cantautora albaceteña. “Va a ser el último festival con toda la banda, después de dos años muy intensos; El abrazo nos ha dado muchísimas alegrías y, poder terminar en Elche, tan cerca de mi tierra, es algo muy especial”, confiesa la cantante, con esa mezcla de ternura y convicción que define su manera de hablar y de cantar.

El disco, publicado en mayo de 2023, nació tras cuatro años de composición en los que la artista volcó vivencias personales, duelos y aprendizajes. Hoy, con la perspectiva del tiempo, reconoce que muchas de aquellas emociones se han transformado. “Hay canciones que escribí desde el dolor más profundo, porque tuve que despedir a mucha gente querida; ahora las canto con una sonrisa y es bonito comprobar que incluso el dolor se transforma con el tiempo”, explica Rozalén. “Cada concierto es catártico y terapéutico”, añade.

Ecléctica y luminosa

Esa capacidad de convertir las heridas en luz se traduce también en su música. En El abrazo, Rozalén y su banda se atreven con una mezcla sorprendente de estilos: del folclore al hip-hop, pasando por la electrónica, el rock o los ritmos tropicales. “Creo que algo que nos define es el eclecticismo”, dice la artista. “Ya la gente nos lo permite y hasta lo espera; somos melómanos y nos encanta aprender y mezclar sonidos, y Latinoamérica nos ha marcado mucho”, confiesa.

Sobre el escenario, Rozalén convierte cada recital en una experiencia colectiva, inclusiva y profundamente humana. Parte de ese espíritu lo comparte con Beatriz Romero, su inseparable intérprete de lengua de signos, con quien forma un tándem que ya es seña de identidad en la música española. “Beatriz y yo somos como hermanas de otra vida; no concibo el escenario sin ella”, afirma. “Nos alegra mucho ver que cada vez hay más intérpretes en los conciertos; nosotras no fuimos las primeras, pero sí que todo el mundo nos asocia a eso y es un orgullo inmenso”, comenta.

Compromiso, arte y empatía

Graduada en Psicología y formada en musicoterapia, la artista defiende el poder sanador de la música, tanto para quien la interpreta como para quien la escucha. “La música nos acompaña en los momentos más duros y a mí me salva constantemente; no somos conscientes de la importancia que tiene el arte en el bienestar del ser humano”, asegura. Además, no elude el compromiso social, pero lo ejerce con delicadeza. “La música que he escuchado siempre, mis artistas favoritos, mi concepto del arte… todo va ligado a un compromiso, pero también es importante el cómo dices las cosas; si lo haces desde el cariño y el respeto, duermes tranquila”, afirma la cantante. Aun así, reconoce que las redes sociales han complicado el diálogo. “Hay que estar muy fuerte para opinar porque la gente te apoya mientras tu verdad coincida con la suya; es difícil, pero sigo creyendo en la necesidad de decir lo que uno piensa”, sentencia.

El valor de parar

Después de esta última fecha de El abrazo, Rozalén tiene un propósito claro: detenerse. “Nunca pensé que parar sería un proyecto en sí mismo”, admite Rozalén. “Pero necesito hacerlo de verdad, con conciencia: me toca digerir todo lo que me ha pasado, porque aún no soy del todo consciente de las cosas tan grandes que he vivido y, si no lo masticas, no lo vives”, describe. Entre el vértigo de mirar atrás y el miedo a la página en blanco, la artista encuentra su equilibrio. “Ese respeto al futuro es lo que te mantiene viva y con las pilas cargadas”, destaca.

Un cierre con emoción

El concierto de Elche será, por tanto, mucho más que una actuación: será un rito de cierre, un abrazo colectivo antes de abrir una nueva etapa. “Le deseo al festival muchas alegrías, porque sé el trabajo que hay detrás. Nosotros tenemos el Leturalma en mi pueblo y sé lo difícil que es. Espero que la gente de Elche sienta lo mismo que sentimos nosotros: amor, respeto y emoción. Nuestros conciertos mezclan lágrimas y risas, y ojalá salgan con ganas de amar mucho a la vida”, afirma la artista. Mientras el Oasis Elche Music Fest resiste al temporal, Rozalén promete un concierto de esos que dejan huella. Un canto a la vida, a la empatía y al poder de la música para sanar incluso cuando el cielo se empeña en llover.

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