ALICANTE. El pasado 9 de julio, los acordes de una nueva marcha militar resonaron en el Arsenal de Ferrol. Era el recibimiento oficial a la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón, que llegaba a la ciudad gallega como guardiamarina a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano. En ese contexto solemne y simbólico se estrenó una composición inédita, escrita especialmente para la ocasión: Leonor de Borbón, obra del compositor alicantino Miguel Brotóns Pérez, catedrático de música y uno de los autores más prolíficos del panorama sinfónico español. “Recibí la noticia de la autorización con una mezcla de gratitud, respeto y responsabilidad”, explica Brotóns. “Fue un verdadero honor que la composición contara con el respaldo de la institución real, pero también lo viví como una gran responsabilidad, tanto en lo artístico como en lo personal”.
La semilla de la marcha germinó a comienzos de año, en enero de 2025, mientras Brotóns compaginaba su labor docente con la composición del lied-impromptu Luz de tierra, dedicado al poeta Miguel Hernández. “Durante una conversación con varios almirantes sobre el momento histórico que estamos viviendo, surgió la reflexión sobre el papel de la princesa Leonor como heredera al trono y su paso por las Fuerzas Armadas. Fue precisamente en ese contexto cuando me pareció más propicio expresarlo a través del arte del lenguaje musical”, recuerda. La inspiración definitiva llegó con la histórica llegada de la princesa a Ferrol. “Ese acontecimiento cargado de significado me impulsó a componer una pieza que no solo rindiera homenaje, sino que también proyectara un mensaje de esperanza y compromiso con el futuro”, afirma.
Tradición y modernidad al compás de una marcha
Con una trayectoria que abarca música sinfónica, piezas camerísticas, obras festivas y composiciones para banda, Leonor de Borbón encaja —dice su autor— de manera natural en su catálogo. “La música ceremonial y de carácter institucional siempre ha estado presente en mi obra. Esta marcha representa una síntesis entre el respeto por la tradición y mi lenguaje personal. Es una obra que, sin romper con lo clásico, busca actualizar el género con sensibilidad contemporánea”, describe el autor. Pero, ¿cómo se compone una marcha militar en pleno siglo XXI? Brotóns lo tiene claro: “Debe conservar su esencia formal —claridad rítmica, estructura sólida, sentido de solemnidad—, pero también conectar con la sensibilidad actual”, asegura.
“En Leonor de Borbón he tratado de integrar una armonía tonal clásica, una melodía de cierto lirismo y una orquestación que aporte matices emocionales sin perder el carácter marcial”, explica. El resultado es una obra elegante y emotiva, que según el maestro y académico Juan Durán Alonso —autor del comentario de la partitura editada por el Ayuntamiento de Ferrol—, “denota un perfecto discurso musical lleno de elegancia, brillantez y armonía”.
Entre lo humano y lo institucional
La princesa Leonor fue al mismo tiempo inspiración y símbolo. “Ambas cosas son inseparables”, apunta Brotóns. “Componer pensando en ella fue también componer pensando en la tradición y en el futuro”, añade. La primera interpretación corrió a cargo de la centenaria Unidad de Música del Tercio Norte de Infantería de Marina, bajo la supervisión de la Casa Real. “Fue un momento profundamente emocionante”, recuerda el compositor. “La música, cuando cobra vida en un acto de esa relevancia, adquiere una dimensión que va más allá de la partitura. Fue un instante de orgullo, pero también de humildad”. En su opinión, la figura de la princesa representa “a una joven española comprometida con el futuro de su país”. En la música quiso reflejar esa dualidad: “El diálogo entre la herencia recibida y aquello que se decide construir con convicción y sentido”.
Arte, no política
Brotóns insiste en que su intención ha sido exclusivamente artística. “El compositor crea para el presente, pero también para la memoria colectiva. Esta obra no tiene una intención política, sino musical y simbólica: aportar una visión estética a un momento histórico”. La respuesta institucional no se hizo esperar. “He recibido palabras de reconocimiento tanto por la composición como por la edición de la partitura. Agradezco profundamente el respeto y la consideración con que se ha acogido la obra”, afirma. También el mundo musical ha respondido con entusiasmo. “He recibido comentarios muy positivos, especialmente por el equilibrio entre solemnidad, frescura y emoción. Eso me anima a seguir explorando este tipo de repertorios”.

- Portada de la partitura
Alicante en el corazón
Aunque su carrera ha tenido una proyección nacional, Miguel Brotóns reivindica sus raíces. “Alicante está en mi ADN. Su riqueza musical, sus bandas, sus festividades, su ambiente mediterráneo… todo ello forma parte de mi lenguaje y de mi sensibilidad como creador. Siempre llevo a Alicante en mi música”. Esa huella, explica, también se refleja en su forma de entender la música ceremonial. “La tradición musical valenciana es extraordinariamente rica en matices, color y expresividad. Me ha enseñado a dar vida a la forma, a entender que incluso lo institucional puede tener alma. Esa escuela ha sido fundamental en mi evolución como compositor”.
Entre sus obras festivas y Leonor de Borbón existe, según él, una conexión más profunda de lo que parece: “Hay un vínculo en el lirismo y en el ritmo. Aunque las intenciones son distintas, comparto en ambas una forma de entender la música como un lenguaje directo, expresivo, próximo al oyente”. No le faltan muestras de cariño desde su tierra. “Recibo mucho orgullo por parte de compañeros, músicos y vecinos. Hay una percepción de que, cuando uno de los nuestros llega a un espacio simbólico de cierta relevancia, de alguna manera también está representada la tierra que lo vio nacer”.
Lo que permanece
Tras este estreno, Brotóns continúa trabajando en varios proyectos: “Algunos sinfónicos, otros camerísticos de carácter más íntimo. Me ilusiona seguir explorando nuevos caminos sin perder el vínculo con lo que me ha traído hasta aquí”. También le atrae la música escénica y la interdisciplinar, en colaboración con la danza, el teatro o las artes visuales. Pero si algo tiene claro es qué hace que una marcha militar perdure: “Debe tener solidez formal, una melodía memorable y, sobre todo, autenticidad. Si no transmite emoción, no perdura”.
Y cuando se le pregunta qué le gustaría que sintiera la princesa Leonor —o cualquier oyente— al escucharla dentro de unos años, responde con serenidad: “Que, a través de sus temas, contrastes y silencios, la obra le hable no solo del cargo, sino de la persona. Y que, con el paso del tiempo, pueda encontrar en sus sonoridades un reflejo de lo humano”. Al final, Brotóns resume su composición con una sola palabra: “Simbólica”. Una palabra que, en el contexto del Día de la Hispanidad, adquiere una resonancia especial: la de un creador que ha puesto música al espíritu de una nación diversa, unida por la memoria, la cultura y la esperanza.