MONÓVAR. El municipio alicantino de Monóvar se incorporó el pasado mes de diciembre a la red internacional de ciudades que buscan transformar el entorno en el que viven para cumplir con las necesidades, sueños y deseos de los más pequeños. Se trata del proyecto La ciudad de los niños, impulsado por Francesco Tonucci, que nació en los años noventa en Fano (Italia) con el objetivo de que los gobiernos locales les pongan en el centro del diseño urbano y social. "No solo escuchamos, estamos aquí para actuar", afirma Xavier Guardiola, concejal de Educación, sobre este movimiento, respaldado por el Ministerio de Educación, con el que se promueve la participación activa de los niños en la construcción de "una localidad más inclusiva y adaptada a su felicidad y desarrollo".
El compromiso del del Consistorio es convertir sus propuestas en realidades tangibles, según confirma el concejal. "Si una ciudad es buena para los niños, será buena para todos", destaca el alcalde, Loren Amat. "Apostamos por recuperar los espacios públicos para que los niños vuelvan a jugar, caminar y disfrutar de una ciudad segura y limpia", añade el primer edil sobre esta fórmula innovadora, con la vista puesta en las futuras generaciones, "construyendo un presente más participativo y un futuro más esperanzador para su ciudadanía", explica. Una ardua tarea para la que se ha conformado un Consejo Infantil, desde el que se coordinan todas las peticiones que se plantean a través de su asamblea.
Monóvar es la quinta ciudad que se une a La ciudad de los niños, tras Novelda, Ibi, Torrevieja, Albatera y Almoradí. De hecho, los profesores que participan en este proyecto, así como el propio concejal de Educación de Monóvar, quien además es docente, se han formado junto a compañeros de Almoradí, una de las localidades referentes en la implementación de esta iniciativa. Unos adultos que han colaborado en la coordinación del proyecto, pero que han dejado total independencia a los pequeños, incluso para elaborar su propia organización, que se basa en una comisión que está formada por doce niños y niñas. Dos representantes de cada clase de quinto curso de educación primaria de los colegios del municipio.
Este Consejo Infantil celebró su segunda reunión el pasado 7 de febrero, consolidándose como un espacio donde los niños tienen la oportunidad de diseñar el futuro de su ciudad en base a propuestas reales que el Consistorio tiene la obligación de estudiar e implantar. Una asamblea que trabaja de forma autónoma, reuniéndose regularmente en horario escolar, y que están guiadas por un profesional de la educación que garantiza la coordinación. Sin embargo, son los propios niños quienes toman las decisiones. "Esta independencia es clave para fomentar su participación como ciudadanos activos", afirman los impulsores.

- Ibai Rico Gil -
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Seguridad para favorecer la autonomía infantil
"Me hace muchísima ilusión porque los niños casi nunca podemos decir lo que pensamos sobre cómo debería ser la ciudad", afirma Ibai Rico Gil, de diez años, miembro de la Comisión Infantil de Monóvar. "A veces parece que los adultos creen que solo nos importa jugar, pero en realidad también queremos que nuestra ciudad sea un sitio mejor para vivir; aquí podemos opinar y que nos escuchen de verdad, no solo hacer un dibujo o escribir una redacción para el cole", añade, al tiempo que explica su participación. "Hemos hablado de que nos gustaría que la ciudad fuera más segura para los niños y que hubiera más sitios donde jugar o conocer a otros niños sin que siempre haya coches cerca", afirma.
Quieren seguridad y, sobre todo, "que haya lugares a los que podamos ir con nuestros amigos para salir un rato sin adultos los fines de semana", explica seriamente. Reivindicaciones coherentes y perfectamente planteadas. "Yo en mi pueblo, salgo un ratito los sábados y vamos a un parque, al supermercado a comprar la merienda, pero no hay muchos sitios por el centro para nosotros", continúa, justificando así su petición. "Si no salimos de nuestro cole o de nuestra calle, al final solo conocemos a los niños que nos han tocado ahí, y sería más divertido y mejor para todos poder hacer amigos diferentes", afirma, con una petición con la que busca, además, que se favorezca la integración.
Y es que uno de los temas que más les preocupan es la autonomía infantil. "Lo primero sería que hubiera caminos seguros, sin tantos coches y con pasos de peatones que respeten de verdad", destaca. "También estaría bien que en algunos sitios hubiera más luz por la noche, porque en invierno anochece pronto y da miedo ir solo, y nuestros padres no nos dejan salir", argumenta. "Yo creo que Monóvar es una ciudad bastante segura y que los niños tenemos suerte porque ya podemos salir un rato los fines de semana con nuestros amigos, pero se podría mejorar, por ejemplo, con sitios donde nos podamos reunir sin que tengan que ser solo parques; a veces solo queremos sentarnos, hablar, jugar a juegos de mesa o merendar juntos y no todo tiene que ser columpios o fútbol y en la calle, que a veces hace frío", explica razonablemente.

- Los miembros de la Comisión Infantil de Monóvar -
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Limpieza y descanso, ante todo
Muchos de sus planteamientos pueden ser exactamente los mismos que los que plantea la población adulta. De hecho, algunos de sus problemas se solucionarian con algo tan básico como la limpieza y el cumplimiento de las normas de convivencia. Así lo describe Ibai, que ve cómo la actividad del ocio les impide seguir con su entretenimiento. "Estaría bien que los caminos al cole fueran más seguros, con aceras más anchas y menos tráfico, y que los dueños de los perros recojan sus cacas; el camino a mi cole está lleno de cacas, y eso que saben que vamos muchos niños por ahí caminando todos los días ¡Es increíble!", exclama con razón.
"Yo he propuesto que, a partir de una hora, por la noche, no haya gente en la calle donde hay discotecas montando follón, y que se metan todos dentro, porque no nos dejan dormir ni a mí ni a mi familia; además, desde que han abierto esa discoteca, mis padres ya no me dejan sentarme en el portal de mi casa a merendar ni a hablar con mis primos porque está todo sucio", describe el pequeño, que quiere entornos limpios y seguros en los que poder interactuar involucrando al resto de la población. "Hemos propuesto que se hagan actividades en las que los abuelos del pueblo hagan rutas solo para los niños, y nos cuenten las historias de Monóvar, del castillo, del moro musa, etcétera", propone.
Más integración
Sobre la ciudad del futuro que imaginan, la respuesta es clara y piden que se les escuche. "Que nos dejen participar, porque no solo queremos jugar, también pensamos en el futuro y queremos aprender a ser independientes; están viniendo muchas familias de otros países y los niños sabemos hacer amigos rápido, así que a lo mejor podemos enseñar a los adultos a hacerlo igual", sentencia Ibai con meridiana claridad. "Me gustaría que la gente de Monóvar se mezclara más; yo he vivido en Brasil y me gusta mucho conocer a gente de otros países, lo que comen, etcétera ¡Eso me gusta mucho! Yo he conocido a una niña de Ucrania y su madre nos cocinó un pato relleno que estaba buenísimo y que mi madre y mi abuela no saben cocinar", justifica.
"No hay nadie raro; todos somos personas, unas mejores que otras, pero al fin y al cabo no hay nadie malo, y tendríamos que dar más oportunidades y abrirnos a lo que sea, porque podríamos alegrarle el día a algún niño que está solo", apunta Martina Pérez Gimenez, también miembro de esta asamblea. "Además, deberíamos hacer más juegos y actividades donde todos puedan participar, sin importar de donde vengan, para enseñarles juegos típicos de aquí, y ellos podrían enseñarnos los suyos", añade, siendo consciente de la importancia de las decisiones de esta asamblea. "Representar a los niños y niñas de Monóvar es algo importante; me gustaría que todas las propuestas salieran adelante y así poder mejorar el pueblo para que todos se sientan cómodos, acogidos e intentar que tengan su pueblo soñado", sentencia.

- Martina Pérez Gimenez -
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Una discoteca para niños
En las primeras reuniones del consejo ya han trabajado algunas de las iniciativas con las que favorecer el desarrollo de estas propuestas. "La idea que más me ha gustado ha sido el carril bici, porque es una manera de hacer deporte y disfrutar al aire libre", describe Martina. Así que, lo primero que ella pondría en marcha, según las propuestas que han estado debatiendo, es ampliar el espacio seguro para la circulación de las bicicletas, "porque sería una manera de poder ir de un sitio a otro sin peligros, y así podríamos ir solos al polideportivo o al parque, y los padres y las madres estarían más tranquilos; a nosotros nos darían más libertad", afirma.
En segundo lugar, quiere poner en marcha una discoteca para niños. "Me ha parecido muy buena idea la discoteca, porque pienso que es una forma muy divertida de relacionarse y dar una vuelta los fines de semana", explica. Unas reivindicaciones asumibles y plenamente justificadas con las que ayudarles a sentirse útiles e independientes.