ALICANTE. Espacio Séneca da voz este martes, 18 de noviembre, al influencer alicantino Enrique Bernabeu, quien ha convertido el humor, la música y la visibilidad de la diversidad funcional en una herramienta de transformación social. La voz de la diferencia es el título bajo el que se celebrará, a partir de las 19 horas, una nueva cita del Foro Espacio Séneca, con entrada libre hasta completar aforo, en la que el público tiene la oportunidad de comprobar lo que este creador lleva años demostrando: que la diferencia no es un obstáculo, sino un motor para construir un discurso propio, luminoso y profundamente humano.
Nacido en Petrer y marcado desde el nacimiento por una parálisis cerebral, Enrique podría haber caído en el silencio que la sociedad suele reservar a quienes no encajan en la norma. Sin embargo, eligió el camino contrario: convertirse en una voz pública que emociona, divierte y desmonta prejuicios con la naturalidad de quien ha aprendido a convivir con la mirada ajena. Y lo ha hecho desde un lugar complejo, entre la vulnerabilidad y la rebeldía, utilizando las redes sociales y la música como altavoz de su autenticidad.
Su presencia digital no es accidental ni improvisada. Desde sus primeras publicaciones, entendió que el humor podía ser una herramienta poderosa para derribar barreras, pero lo suyo no es el activismo solemne ni los discursos rígidos sino es el comentario irónico, el vídeo que ridiculiza el estigma o el gesto que cuestiona sin necesidad de alzar la voz. Su tono, siempre directo, lo ha convertido en un referente inesperado para una generación que consume contenido a velocidades vertiginosas, pero que busca relatos verdaderos.
Empezó a hacerlo con naturalidad. Su objetivo no era convertirse en referente, pero sí detecto no él no los tenía, así que comenzó a contar su historia. “No tenía la intención de ser influencer, pero sí quería contar mi historia”, apunta. Hasta que un día publicó un vídeo describiendo su situación y tuvo más repercusión que los anteriores. “Lo recuerdo muy bien porque era el cumpleaños de mi padre; el once de noviembre de hace cuatro años”, apunta Bernabeu. Mucha gente lo compartió y le escribió para mostrarle su apoyo. Un sostén al que se ha ido sujetando para seguir creciendo.
En los últimos años, su figura ha trascendido el ámbito digital para adentrarse en la música. Lo hizo primero con Así me muevo yo, una canción que se convirtió en himno espontáneo entre sus seguidores y que condensaba su filosofía vital: reivindicar lo diferente desde la celebración, no desde el drama. “Por mi forma de andar, todo el mundo me mira; quería explicar el por qué y cómo me siento”, describe el artista. Un tema con el que se ha colado en la gran pantalla formando parte de la banda sonora de la película Cueropo escombro (Curro Velázquez, 2024) con Dani Rovira y Ernesto Sevilla.
Después llegarían otros temas como Roto de dolor, donde el artista exploraba la fragilidad emocional y la salud mental. Una canción en la que mostraba que la fortaleza y la sensibilidad no solo son compatibles, sino que son necesarias en su discurso. Su último lanzamiento, Que hablen mierda, es quizá el manifiesto más rotundo de su trayectoria: un mensaje de liberación frente a la crítica y la mirada ajena, un grito de independencia creativa y emocional.
Y es que Bernabeu no rehúye el prejuicio, sino que lo combate, como también dejó de manifiesto durante la polémica por el cumpleaños del futbolista Lamine Yamal y la contratación de artistas con acondroplasia. “Estoy a favor de que se rían conmigo”, sentenciaba. “El problema lo tienen las personas que en vez de reírse 'con' se ríen 'de'; ahí está la delgada línea entre hacer humor y denigrar a las personas”, describía el creador de contenido. Una opinión con la que parecía ir contracorriente, pero eso no es algo a lo que no esté acostumbrado.
Es por eso que el Foro Espacio Séneca de este martes es un formato íntimo en el que el público podrá conocer de cerca al joven que ha hecho de la diversidad funcional un espacio narrativo propio y, sobre todo, un espacio útil para quienes nunca han visto su realidad representada sin condescendencia. Un encuentro que pretende abrir un diálogo sobre inclusión, música, humor y representación, pero también sobre la percepción social de la diferencia y cómo esta puede transformarse cuando se vive desde la visibilidad.
“Todavía sigue habiendo muchos prejuicios en pleno 2025; me siguen mirando y me sigue molestando, por eso he buscado mi espacio seguro para abordarlo con naturalidad en las redes sociales”, afirma Bernabeu. En un país donde las personas con diversidad funcional siguen enfrentando barreras físicas, laborales y simbólicas, voces como la suya resultan necesarias para mover el eje de la conversación. Desde la lástima hacia la dignidad, desde la distancia hacia la cercanía y desde el estereotipo hacia la persona.
Enrique, que es también auxiliar de enfermería, integrador social y técnico de atención sociosanitaria, habla desde la experiencia, pero también desde la formación. Combinar reflexión y humor demostrando inteligencia y hace algo que no todos los influencers logran: escapar de la superficialidad. “La inclusión no se predica, se practica”, apunta. Y él lo hace en cada vídeo y cada canción.