ALICANTE. Enrique Bernabéu, influencer, activista y creador de contenido alicantino, ha querido alzar la voz ante la polémica generada en redes sociales por la fiesta de cumpleaños del futbolista Lamine Yamal, en la que participaron personas con acondroplasia caracterizadas como personajes de fantasía. Las imágenes del evento, ampliamente difundidas, han suscitado duras críticas de asociaciones como ADEE, que consideran que se ha utilizado a estas personas “como elemento de burla”.
Alejado del ruido mediático que ha rodeado la celebración, Bernabéu ha compartido en sus redes una reflexión cargada de intención y contexto. “Voy a hablar de un tema del que todo el mundo está hablando”, comienza, reconociendo que se siente interpelado por lo que ha ocurrido como persona con discapacidad y creador de contenido.
El influencer, que convive con parálisis cerebral, se ha convertido en una figura referente en redes sociales por su activismo inclusivo, su discurso sin complejos y su defensa de la autonomía personal. Con más de 300.000 seguidores en plataformas como Instagram y TikTok, ha sido reconocido por instituciones como la Fundación Audiovisual para la Normalización Social y ha publicado canciones como Así me muevo yo o Roto de dolor, donde pone el foco en la dignidad, el amor propio y la visibilidad del colectivo.
El problema no es participar, sino cómo se observa
En su mensaje, Bernabéu no cuestiona a las personas con acondroplasia que participaron en la fiesta, ni la decisión de aceptar ese trabajo. Al contrario: defiende su derecho a hacerlo. “El problema real no lo tienen las personas con acondroplasia que han sido contratadas”, afirma. “El problema lo tienen las personas que en vez de reirse 'con' se ríen 'de'; ahí en la delgada línea entre hacer humor y denigrar a las personas”, describe el creador de contenido.
Su análisis señala con claridad que la raíz de la polémica no está tanto en el espectáculo en sí como en la mirada del público y el contexto en que se produce. Lo que denuncia es que, una vez más, se juzgue desde fuera lo que las personas con discapacidad pueden o no pueden hacer, bajo la excusa de proteger su dignidad. “Si yo me quiero dedicar a hacer humor con mi discapacidad, a caerme encima del escenario, tengo la capacidad de decidir si hacerlo o no”, sentencia.
Contra el paternalismo social
En ese sentido, Bernabéu lanza una crítica directa al enfoque moralista que domina muchas veces el debate público sobre discapacidad. “Una vez más, socialmente estamos disfrazando la moralidad con paternalismo, y una vez más están decidiendo por nosotros”, señala. Para él, esta reacción colectiva que condena automáticamente ciertos trabajos o representaciones parte de un lugar bienintencionado, pero termina reproduciendo una lógica excluyente: la de que otras personas, instituciones o asociaciones hablan por el colectivo sin escucharlo.
“No estoy a favor de que se rían de mí. Estoy a favor de que se rían conmigo”, concluye. En esa frase que resume su postura: no se trata de censurar el humor ni los espacios de participación, sino de garantizar que haya consentimiento y respeto. Bernabéu no defiende la burla ni la cosificación, pero tampoco acepta que se niegue el derecho a decidir de quienes, desde dentro del colectivo, quieren participar de otra forma en la sociedad.
Una voz desde dentro
Las declaraciones de Bernabéu aportan una visión singular y muy necesaria en medio de una discusión polarizada. Mientras unas voces exigen una mayor protección institucional frente a cualquier representación que pueda ser ofensiva, él propone recuperar el foco en la autonomía individual y en la complejidad de los contextos. Su intervención recuerda que las personas con discapacidad no son objetos de tutela permanente, sino sujetos de derecho, capaces de decidir, actuar y, también, provocar incomodidad si así lo desean.
En un momento en que las redes sociales tienden a amplificar la indignación sin matices, su reflexión introduce una pausa, una duda, una grieta en el discurso dominante. Y, sobre todo, una llamada de atención para que el debate sobre la inclusión no olvide nunca a quienes están en el centro del mismo.