Cultura

El artista Antonyo Marest repara las icónicas casetas de la playa de San Juan tras sufrir actos vandálicos

El creador alicantino lamenta la "falta de civismo" por la que se han deteriorado las casetas y estará durante toda esta semana haciendo labores de limpieza y repintado en ambas instalaciones

  • Antonyo Marest -

El artista alicantino Antonyo Marest instaló en mayo de 2023 dos puestos de salvamento costero en la Playa de San Juan, que se han convertido en uno de los iconos más reconocibles de la ciudad de Alicante. En el año y medio que llevan en este arenal, decenas de miles de personas han pasado por esas instalaciones, que han sido fotografiadas y compartidas de forma masiva en las redes sociales. Incluso han sido escenario de rodajes para videoclips y objeto de merchandising. Un indudable reclamo como ‘marca Alicante’ que también ha conllevado un importante deterioro.

El fin último de estas casetas debía el evidente: servir de plataforma de vigilancia costera para los socorristas que trabajan en la playa durante la temporada estival. Finalidad que está pendiente de confirmarse. Mientras tanto, cumplen su segunda función, como instalación artística con una arquitectura y un diseño específico para la ciudad, creando un elemento reconocible y atractivo. "Se han convertido en un monumento como puede ser la plaza de los Luceros, pero de una forma moderna", argumenta Antonyo Marest, autor de estas casetas. "Lo que pasa es que al no ser algo antiguo, parece que no es lo mismo, pero es un símbolo", añade, aludiendo a los actos vandálicos que han sufrido en este tiempo.

En los últimos meses, ambos puestos de salvamento han sufrido pintadas y arañazos. Sobre todo, el que está ubicado a la altura de la avenida de Bruselas, en el acceso 16 de la playa de San Juan. En dicho emplazamiento hay más tránsito de personas al concentrarse un mayor número de establecimientos de restauración. En esa caseta habían accedido incluso al interior, donde se han encontrado vidrios, botellas y hasta un sofá. "Ha habido una mala conservación por parte de la población; la gente le ha dado un mal uso ensuciando, rayando y haciendo pintadas con sus nombres", destaca el artista, lamentando la situación.

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"Es una pena que no cuidemos lo que tenemos"

"Estructuralmente se encuentran en perfecto estado, porque son robustas, pero es una pena que no cuidemos lo que tenemos", sentencia Antonyo Marest, con cierta nostalgia, al pensar en el civismo que sí encuentra en otras partes del mundo a las que ha llevado sus instalaciones artísticas. "Recientemente he estado en Australia y sorprende ver cómo los ciudadanos hacen uso de las cosas con responsabilidad y se preocupan por cuidar los columpios de los parques, que parecen intactos, y hasta ves a la gente con el trapo limpiando o poniendo aceite a las máquinas para que los mayores hagan gimnasia", describe doliéndose por la comparación.

Al comprobar el estado de las casetas, su propio creador instó al Consistorio a actuar para no ahondar en su deterioro. Unas tareas que ha querido realizar él mismo para devolverlas a su estado original y "que luzcan como tienen que lucir", afirma. Trabajos que se llevarán a cabo durante toda esta semana y que requerirán, sobre todo, limpieza y pintura. "El tejado suele ser lo que más sufre y, sin embargo, está impecable", destaca, evidenciando que son las partes a las que ha podido acceder la gente las que han sufrido mayores daños, incluso a pesar de estar prohibida la entrada, con un cartel indicativo al principio de la escalera.

"Se trata de un monumento, lo que pasa es que, al estar en la playa y tener estos colores, parece que sea algo de juguete o que sea algo para que la gente venga a divertirse, pero realmente es una es una escultura", apunta el autor. "No hay educación ni civismo; cuando veo una puerta abierta, yo no me meto en el salón de la casa de alguien y me siento en el sofá", argumenta, destacando que, además, supone un deterioro de algo que está sufragado con el dinero de todos. "Como tú no lo has pagado directamente, parece que no es tuyo y que lo ha pagado otro".

12.000 euros en limpieza y restauración

El Ayuntamiento de Alicante ha destinado ahora unos 12.000 euros a la limpieza y el repintado de estos dos puestos de salvamento, que se estarán acondicionando por el propio artista durante esta semana. "Es el coste de la pintura y los materiales; no me llevo nada, solo quería cuidar mi trabajo y que se devolviera a estas instalaciones a su estado incial", afirma Antonyo Marest. "Para mí es importante, porque es mi imagen y, sobre todo, la imagen que yo estoy dejando en Alicante", destaca el artista. "Me escribe gente de distintos países de Europa para decirme que están en Alicante para ver las casetas y eso es supergratificante, pero, como 'marca Alicante' debería estar bien conservado", explica.

El suelo de la parte superior, que es de color rojo, había desaparecido y la madera estaba mostrando su color natural. "Ese material tiene un estudio que certifica que, con un uso normal, la pintura dura siete años", segura Antonyo Marest. Sin embargo, el tránsito de la gente por la instalación había hecho desaparecer el color, mientras que en el tejado permanece intacto. "En un año y medio se ha ido y se ha quedado la madera lisa; haciendo un balance, por la fricción de la pisadada, parece que hayan pasado al menos dos millones de personas por la caseta", destaca.

Según el creador, a la caseta no se le da tregua. De hecho, durante el inicio de sus trabajos de reacondicionamiento, la gente le preguntaba cuánto tiempo iba a a tardar, porque querían hacerse fotografías en ese mismo momento. "Por una parte es muy gratificante, porque compruebas que gusta y quieren venir a verlo y compartirlo, pero es que no está permitido el paso y aun así hay quien incluso cuelga hamacas y duerme la siesta en verano, que yo tengo fotografías de eso", lamenta.

  • Antonyo Marest -

 

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