ALICANTE. La literatura, como cualquier otra actividad creativa, es transformadora. Blas Ruíz ha sido una de las personas que han sido transformadas, y hasta salvadas por su propia creatividad, pero empecemos por el principio. Blas trabajaba de informático, tenía dos tiendas hasta que una enfermedad le golpeó bruscamente. Con todo, su pasión por la escritura seguía despierta en su interior, y así publicó en 2013, La profecía de los pecadores.
“La primera novela la escribí trabajando todavía en mi tienda”, confiesa, y añade, “en dos semanas, además”. Blas tenía una vida organizada, sus tiendas y su trabajo, pero todo se desmoronó con la enfermedad. “Tenía mi vida montada, la enfermedad que luego me apartaría de todo ya empezaba a manifestarse, pero podía trabajar con casi total normalidad”, señala el escritor. La enfermedad lo borró todo. Las tiendas las tuve que cerrar por la maldita crisis”. Blas podía haberse rendido, haber caído en una depresión, pero su fuerza se materializó en un nuevo proyecto. “Entonces fue ahí cuando decidí apostar el todo por el todo y empezar a creer que podía valer para ello. Aunque al principio no me comía un rosco”, apunta con humor.
El gusanillo de la literatura, o de cualquier otra manifestación artística, cuando brota, suele ser incontrolable. “Es cierto que lo de la literatura era un sueño atrapado en mí por el miedo al qué dirían”, señala. Una vez que la enfermedad le indispuso para su trabajo, ya no había excusas. “Supongo que cuando me conseguí liberar, aunque fuera a la fuerza, sentí que por fin podría dar lo máximo de mí”, añade Ruíz.
Y llegó el momento más difícil: la publicación de tu primera novela, en éste caso, autopublicación. “Lo hice porque tenía claro que las editoriales iban a pasar de mí”. Después de la publicación llegan las críticas, uno de los pasos donde te la juegas más. “Decían que la historia era la caña, pero tan mal redactada que daban ganas de tirarla al váter. Eso me hizo ponerme las pilas. Si quería llegar a algo me lo tenía que tomar muy en serio y no hacer las cosas al tuntún”, reflexiona el escritor. La publicación de una primera novela es el sueño de cualquier escritor, un momento único e irrepetible. Blas señala orgulloso, que pese a ese primer, y lógico, traspiés: “el segundo libro ya estaba mucho mejor escrito y, en verdad, fue ahí cuando todo empezó a cambiar a lo bestia”.
Blas escribe thriller, un género que ahora mismo está muy de moda. “Es porque es lo que más me gusta leer. Eso y novela negra”. En su segundo trabajo, Kryptos (2014), mucho más maduro, el escritor mezcla géneros. “En mi segunda novela decidí hasta combinar ambas en un thriller negro. Creo que a la gente le gustó esa frescura”. Sus novelas han alcanzado el número uno de ventas en Amazon, algo que no lo consigue todo el mundo. 7 días de marzo estuvo en el podio en países tan dispares como Alemania, Francia o Canadá. Seguro que es muy emocionante ver tus novelas en ese lugar. “Sobre todo, satisfacción de ver recompensado el esfuerzo que hay detrás de cada novela. Cada vez me las curro más, me exijo más a mí mismo y creo que queda reflejado en el resultado”, añade Blas.