El PP es una estatua de sal huyendo de Gomorra y sólo mira atrás la mujer de Lot. Tampoco lo hacen la testa coronada de César Sánchez o la romana de Pepe Císcar. Ni el puñal de la chica Bond Eva Ortiz ni el bou embolat de Isabel Bonig. Tampoco se pronuncian el sensual acento de Estopa, el de Jordi Évole, Maradona o del Papa Francisco sobre el emorme atasco de toallitas higiénicas que es la lista municipal popular de la turística ciudad de Alicante, la millor terreta del món.
El personal ya da por ganadas o perdidas las elecciones generales y autonómicas. Y ha pasado pantalla del 20 A. Mónica Oltra anda con el mono de la financiación, los menores tutelados huérfanos del FLA. Natxo Bellido distraído con la AVI y el Distrito Digital. Alta tensión en el Botànic. El azud del cuñado de Rita Barberá se ha desbordado inundando Picassent. Ortega Smith espolea una cruzada medieval anti-islámica. Santiago Abascal no tiene, por ahora, traducción -pero sí entre 500 y 600 votos a 20 euros a escote femidiscente- en la nostra terra valenciana. Rubén Martínez Dalmau reza benedictinamente por los espías y las lágrimas de su único dios verdadero: Pablo Iglesias. Guerra Sucia. Errejón se come la merienda de la abuelita. Aparece una rata muerta en la Playa de San Juan. El cadáver del planeta.
Ciudadanos está descuadrado a rebeliones y a martillazos del PP. Toni Cantó odia la cultura y el valencià. O sea, a mí. Joan Baldoví baja de coche en la comarca de la Marina y lo reciben a almendrazos. Los socialistas, especialmente Alejandro Soler, se han disuelto en las promesas de Ximo Puig. Pedro Sánchez se ve con Barack. Joder, con perdón, uno echa de menos a Michelle Obama. Bigdata o nada. A Barbara Palvin, 55 kilos, le acusan de gorda las demás modelos. Mar adentro. Alguien le dice, treinta años después, a quien más quiere: “cuanto antes, mejor”. María José Catalá, la hija de la boda imperial política y cristiana de Aznar y Cotino, lo da todo por perdido y -quizás, por dignidad- no entra en la rendija del debate de la eutanasia. Adrián Ballester huye a su adolescencia: se presenta voluntario al servicio militar.