Benidorm es un caso de éxito. No hay dudas. La crisis, como en casi todas las facetas e instituciones, ha obligado a exhibir lo mejor del sistema, una ciudad sostenible, en recursos hídricos y medioambientales, que avanza a pasos agigantados hacia una Smart city, pero teniendo asignaturas pendientes, como la mejora de la escena urbana o la introducción de algunos elementos de equilibrio presupuestario.
Lo dijo el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en la inauguración del centro de innovación de Dinapsis, implantado por el Grupo Suez en Benidorm. "No hay que tener miedo a innovar". Pues bueno, si ese centro puesto en marcha por la empresa Hidraqua, una especie de sala de máquinas de la gran urbe, donde se pueden ver los consumos de agua real en tiempo real, ha de servir para visibilizar la exitosa gestión del agua, y otras herramientas o sistemas con las que cuenta la ciudad, es el momento en que la ciudad aproveche ese viento a favor que sopla en el sector del turismo para introducir mejoras.
A nivel empresarial, el mejor consejo, a mi modesto entender, lo dio el empresario Abel Matutes Prats en la entrevista que concedió a Alicante Plaza. Benidorm debe apostar más por la especialización, aunque admite Matutes que la amplía planta hotelera de la ciudad es una virtud y una impedimento, al mismo tiempo, para ese objetivo. Creo que el mercado pondrá cada cosa en su sitio, aunque debemos poner en valor que Benidorm ya está haciendo esfuerzos por ser destino deportivo, de equipos profesionales; de gastronomía y de cultura, con el festival Low y otras citas del verano.