BENIDORM. Hace un año comenzaban las obras de mejora en la Estación de Benidorm para dejarla en perfectas condiciones al nuevo adjudicatario. El gobierno local conseguía el compromiso de la empresa, Estación de Autobuses de Benidorm, para que las ejecutara de manera inminente. Una actuación que se inició con el desalojo de los okupas que agujereaban las paredes para poder dormir a cobijo en unos locales que no tenían ningún tipo de uso. Volvieron a tapiarlas. Y todo este tiempo después siguen los obreros en la faena.
En principio, el Ayuntamiento estableció las bases de qué trabajos tenía que realizar la mercantil, del conocido empresario Enrique Ortiz. Un planteamiento cuyo coste asumiría la misma y que ascendía a los 287.141,07 euros, aunque el presupuesto ha variado por el alza de precios que se ha experimentado en los últimos meses. El texto nunca llegó a ver la luz. Preguntada sobre este asunto, la concejal de Urbanismo, Lourdes Caselles, explicó que en términos generales, el proyecto elaborado por los técnicos municipales persigue arreglar todo aquello que estaba roto. Unos desperfectos que se acumulaban con los años por el paso del tiempo y el deficiente mantenimiento.
Paredes rotas, suelo picado, desgaste general, y en particular en los baños y los accesos, como el ascensor panorámico o las escaleras mecánicas, que funcionaban a duras penas. Y... ¿cuál es la situación actual? Lo cierto es que algunos cambios se han producido después de 12 meses. Las paredes de los locales se mantienen sin roturas. Es más, la empresa habría estado enviando al Consistorio pruebas de que una vez lo arreglaban, volvían a tener las paredes rotas debido a las intrusiones de terceros, como ya se ha explicado. Motivo por el cual, han colocado unas vallas para dejar sin acceso toda la primera planta y parte de la segunda, ya que tienen que permitir el paso al único negocio que se mantiene abierto, el gimnasio.
De lo que se deja ver de la zona comercial, algunos de los techos -no todos- están arreglados para poder dar una iluminación en los pasillos. Y poco más se puede revisar a simple vista y desde fuera, más allá de la falta de limpieza, tanto en el exterior como en el interior de los locales con cristaleras.