ELCHE. Tener un marco de ciencia, investigación y transferencia de conocimiento robustas son la clave ante emergencias sobrevenidas como la pandemia de Covid-19. En un mes, el nuevo coronavirus ha crecido y se extiende exponencialmente a nivel mundial y donde hay inversión y una apuesta fuerte por la investigación, se tienen más herramientas para combatirlo. Antonio Ferrer es el director del Idibe, el Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de la UMH. Es un centro casi único en su especie en España que apuesta por una investigación multidisciplinar, traduciendo sus trabajos científicos a productos y servicios para el beneficio de la sociedad.
Bien sea creando firmas propias para sacar adelante los resultados de sus hallazgos o en colaboración con hospitales, empresas o centros de investigación, tienen como meta convertirse en Instituto de referencia en el campo del conocimiento traslacional. Ferrer habla con Alicante Plaza sobre la importancia de apostar por la investigación para una sociedad con medios para responder con serenidad ante emergencias inesperadas. Esta es la primera parte de la entrevista.
¿Es este un buen momento para reclamar ante las administraciones más inversión para la investigación?
Cuando todo esto pase. Ahora no es el momento; lo fundamental es ver cómo contener la propagación del virus, porque existe peligro de colapso del sistema sanitario. Cuando volvamos a una situación de normalidad donde toda esta pandemia haya pasado, sí que debe ser momento de reflexión de administraciones, científicos y sociedad. De pensar en cómo podemos evitar el próximo contagio, porque, no nos engañemos, ahora es el Covid-19 pero no sabemos lo que puede ser dentro de un año. Las enfermedades infecciosas están ahí, se propagan y es una consecuencia de la globalización. Ahora nos exponemos más a estas enfermedades porque la gente viaja más, debemos estar preparados. Cuando todo se calme será momento de hacer un análisis profundo de lo que ha pasado, una reflexión y un plan de futuro donde la ciencia, sin duda alguna, tiene que ser parte esencial. Una ciencia apoyada de forma inequívoca, no solo para resultados a corto plazo, sino sólidos, que se conviertan en servicios y prevengan y contengan situaciones sobrevenidas en la salud.
¿Qué podemos aprender de la respuesta de China o Corea del Sur en su respuesta ante la emergencia?
Obviamente, necesitamos tener un sustrato de empresas biotecnológicas potentes que en estos momentos pueden dar respuesta a las emergencias. Lo hemos visto en Corea del Sur y en China. Las tasas de muerte en Corea son del 0.8%, un dato menor que en Italia. No hay solo una razón para ello. Es verdad que culturalmente son propensos a menos aglomeraciones que en Italia, pero también realizan detecciones y análisis de coronavirus, prácticamente, a toda la población, a 20.000 personas al día. Cuando tienes esa capacidad te puedes anticipar, porque a aquellas personas que son asintomáticas las puedes inmovilizar. En cambio aquí se hacen los test a personas ya con síntomas, que pueden haber estando infectando. No es una crítica, son dos conceptos distintos, pero es cierto que en Corea del Sur ya tienen una tradición y han crecido de forma brutal en biotecnología. Además, en China crecen en inversión científica de forma total.