ALICANTE. El barrio de Benalúa de Alicante dice adiós a los cajeros como colofón al proceso de cierre de oficinas bancarias que se inició hace alrededor de cinco años. La clausura definitiva de la sucursal del Banco Santander situada entre la avenida de Aguilera y la calle Arquitecto Guardiola, que se precipitó la semana pasada, ha puesto fin a la que pasa por ser la última oficina operativa en este núcleo urbano de Alicante. El persianazo afecta a unos 15.000 vecinos si se suman los residentes del propio barrio y del colindante Alipark, que también dependían de esa oficina para realizar sus gestiones financieras.
A partir de ahora, los vecinos de ambos barrios tendrán que desplazarse casi de forma obligatoria hasta otros puntos de la ciudad para realizar operaciones bancarias presenciales. En concreto, esta oficina que ahora cierra se traslada a la calle Reyes Católicos, a cerca de quince minutos de desplazamiento a pie: un requisito que no está al alcance de todos los residentes. Al menos, no de todo el sector de población de la tercera edad, como subraya el persidente de la asociación de vecinos El Templete de Benalúa, Ernest Gil. "Es una situación que venimos denunciando desde hace años, y cada vez que lo hemos tratado con los responsables de entidades bancarias, se nos asegura que los cierres responden a un cambio organizativo para mejorar el servicio, lo cual resulta como mínimo irónico", apunta.
Benalúa ya había perdido en los últimos años las oficinas de BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell, como publicó este diario. Hasta ahora, solo quedaban operativas dos sucursales: la del Santander, ahora cerrada, y una de Eurocaja Rural, situada en el extremo de la avenida de Aguilera, a menos de 50 metros de Óscar Esplá, donde también se dispone del servicio de cajero en el edificio del Sabadell. Al margen de ello, los residentes solo disponen de la posibilidad de acudir al cajero del Banco Sabadell instalado en el edificio del Mercado de Benalúa. Eso sí, con horario ajustado al periodo de apertura, según recalca el representante de la asociación de residentes.
Este vacío de servicios afecta especialmente a la población mayor del barrio, recalca Gil. Un 30% de los cerca de 9.300 habitantes censados en Benalúa son mayores de 65 años. En Alipark, con 3.000 vecinos más, el porcentaje de personas mayores también supera el 25%. Ahora, ese sector de población, que no maneja con facilitadad los servicios de banca electrónica o el pago con tarjeta de crédito, "tiene que pedir ayuda a familiares para poder disponer de dinero en metálico, porque no todo el mundo tiene la posibilidad de caminar hasta 15 minutos para llegar al banco más próximo", insiste Gil.
La brecha digital y las dificultades para acceder a servicios financieros digitales agravan la situación. Benalúa, que fue conocido como el "barrio financiero" de Alicante, queda relegado en este tipo de servicios en la actualidad, al margen de seguir careciendo de otras dotaciones públicas, como el centro comunitario que vienen reivindicando los residentes desde hace cerca dos décadas. Y aunque el fenómeno no es único de Benalúa -el cierre progresivo de oficinas bancarias también se ha registrado entre los barrios de la Zona Norte- lo cierto es que sí es una de las situaciones más extremas entre las registradas en la capital.