ALICANTE. El operador logistíco Logifrio también agita la actividad económica en el área empresarial del Llano del Espartal con el estreno de una nueva sede para su plataforma de almacenaje y distribución. La compañía especializada en el transporte de mercancías a temperatura controlada puso en funcionamiento a finales de noviembre esas nuevas instalaciones, tras alcanzar un acuerdo de arrendamiento de larga duración sobre las antiguas naves de la conservera Amaro González con el family office que las adquirió en la subasta convocada con motivo del proceso de liquidación de dicha mercantil, en el año 2023.
El traslado desde su sede previa, en el recinto del clúster alimentario de Mercalicante, hasta esas dependencias recuperadas para la actividad industrial de la calle Estrella Polar se completó durante el mes de noviembre, después de Logifrio concluyese la adaptación de las dependencias de la antigua conservera a sus necesidades específicas, con la introducción de nuevas tecnologías, la incorporación de medidas de eficiencia energética enfocadas en la sostenibilidad y la implantación de mejores prácticas en materia de seguridad alimentaria. Esa adaptación todavía sigue en curso, con la intención de poder incorporar una planta fotovoltaica de 750kw/h, según fuentes de la compañía. Desde entonces, las instalaciones concentran a una plantilla de unos 30 trabajadores, encargados de almacenar y organizar los envíos.
Con la adaptación de las antiguas naves, la plataforma logística dispone de espacio para almacenar más de 3.000 palés y cuenta con hasta 10 muelles de carga y una flota de 14 vehículos para canalizar el transporte de productos alimenticios que requieran de refrigeración. Con su estreno, Logifrio gana capacidad operativa en Alicante y ve reforzada su oferta de servicios para el conjunto de la provincia como otro punto clave de su red de 36 plataformas distribuidas en España y Portugal. La compañía presta servicio tanto a distribuidores y minoristas, como a fabricantes y productores del canal horeca, con instalaciones que suman una capacidad de más de 700.000 metros cúbicos de frío y más de 27.000 puntos de entrega. Además, suma una flota de más de 600 vehículos propios y supera los 700 trabajadores.

- Las instalaciones de Logifrio, en Alicante, en la antigua sede de Amaro. -
- Foto: PEPE OLIVARES
La apuesta por crecer en Alicante desde las antiguas instalaciones de Amaro forma parte del plan de expansión de la compañía, en el que se incluye la próxima puesta en funcionamiento de otras dos plataformas logísticas en Montijo (Badajoz) y en el polígono industrial de El Bañuelo de Fuenlabrada (Madrid). Solo esa segunda estación -cuya construcción corre a cargo de BGO en colaboración con la murciana Hispavima- dispondrá de 22.000 metros cuadrados. Precisamente, la superficie de la que dispone sus nuevas instalaciones en Alicante.
Compra por tres millones
En el conjunto de edificios que conforman el antiguo complejo de Amaro González incluye un conjunto de cámaras frigoríficas, dos almacenes y túneles de congelación. El complejo industrial, que había permanecido abandonado desde el cierre de la conservera, está formado por distintos cuerpos de edificación que abarcan cinco parcelas con unas dimensiones totales de 22.449 metros cuadrados. Alberga un edificio destinado a oficinas, con cuatro plantas, una zona de garajes y de acceso, muelles de carga y cobertizos destinados a aparcamientos con sus respectivas zonas de paso, salas de máquinas, sala de manipulación, zona de lavado, antecámaras, cámara de fresco, almacén y oficinas auxiliares.
Ese conjunto de espacios salió a pública subasta en el marco del proceso de liquidación de Amaro con el fin de generar liquidez para cubrir las deudas arrastradas con sus acreedores. La convocatoria partió por un precio inicial de 9 millones. Sin embargo, su venta se acabó cerrando por un importe de 3 millones: la mejor propuesta planteada por un family office alicantino (no identificado entonces, al quedar sujeto a cláusulas de confidencialidad) que se hizo con la propiedad del inmueble con la intención de rentabiizarlo como plataforma logística tras su arrendamiento a un tercero. Es decir, lo que ha acabado sucediendo.