VALENCIA. “Hay demasiada televisión. Así de simple”. John Landgraf, Presidente del canal de cable FX Networks, dejó boquiabierto al público asistente durante el evento organizado por la Asociación de Críticos de Televisión el pasado agosto. Calculó que tan solo en EEUU se cerraría el año con 450 series, más del doble de las producidas en 2009. El acelerón en siete años no tiene parangón. La razón es obvia: la irrupción de plataformas de streaming como Netflix, Amazon y Hulu tienen la culpa. No sólo por su catálogo, sino por el efecto dominó que han provocado en toda la industria.
Hay un segundo subtexto demoledor en las palabras de uno de los ejecutivos más brillantes de la televisión actual, responsable último de títulos tan atractivos como Fargo, Louie, Atlanta, The Shield, The People vs. OJ Simpson, The Americans, o American Horror Story: las plataformas de contenidos online también se consideran televisión. Un concepto que todavía hoy, en determinados espacios de debate, nos resistimos a aceptar, mientras que en el siguiente gráfico se comprueba de un plumazo cómo los contenidos de las nuevas plataformas copan progresivamente mayor espacio contagiando al resto de canales en una durísima batalla que se libra por lo bajini.