AlicantePlaza

SILLÓN OREJERO

Enki Bilal, la ejemplaridad del paso de la viñeta de cómic al marco del Louvre

En Barcelona la basura es generosa. No porque haya mucha, sino porque existe la buena costumbre de dejar a disposición de los demás lo que te sobra. Aunque exista wallapop, mucha gente prefiere que recoja lo que le sobra el primero que pase. Una vez me encontré un marco de metro y pico de largo con su cristal. Lo cogí y me dije: ya tengo con qué hacerme un Enki Bilal. Tras un escaneado y una impresión en la papelería me hice un cuadro que, de ser original, costaría miles de euros. Porque Bilal es un ejemplo del reconocimiento que merecen los dibujantes de comics. Sin ningún género de dudas, son artistas al mismo nivel que toda la retahíla de pintores que pueda usted citar de la Historia del Arte.

Hay múltiples teorías sobre la naturaleza del cómic, las viñetas, el arte secuencial, lo que se quiera. Lógicamente, yo no me las plantee cuando empecé a leerlos. Me vino por el Mortadelo que me traía mi padre todas las semanas. Para él era hacerme un regalo, pero luego mientras crecía seguí el rastro a través de las viñetas y tipos como Ivá, Shelton, Ja, Bagge, Rabo, Crumb, Mauro o König determinaron mi vida. Yo no sería quien soy sin ellos. No me avergüenza reconocerlo, a la literatura llegué después de todos ellos.

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo