En los museos se aprende. En los museos se comunica, se conserva, preservan el conocimiento y nos explican cómo hemos llegado hasta aquí. Y por eso imagino que a los diseñadores nos gusta reclamar más museos del diseño, por lo de reivindicar más comunicación de lo que hacemos.
Precisamente la semana pasada el diseñador Nacho Lavernia me hacía la observación de que el diseño está en más sitios de los que creemos, y coincido con él en que siempre estamos lamentándonos por algo, por ser más valorados. Cojamos distancia. El diseño ya está prácticamente en cualquier parte, le demos valor o no. Así que, a falta de que el proyecto del Arxiu Valencià del Disseny evolucione, que lo hará, a un Museu Valencià del Disseny, miremos por un momento con ojos de museo del diseño a una serie de museos valencianos que en otros países, con otra cultura e historia del diseño podrían tener cabida como design museums.
Es muy particular hacer una buena muestra de diseño (no se puede exponer diseño sin un contexto histórico o social). Al fin y al cabo, diseño es más historia que arte, y probablemente tenga más de etnología que de pintura, aunque comparta lenguajes del arte moderno por convivencia, tendencia e inspiración. Por eso en una ciudad como Copenhague se le pone la etiqueta “de diseño” no a lo frívolo o contemporáneo sino a lo vintage, a su patrimonio histórico.
Recurriendo a otro valenciano Premio Nacional de Diseño, Dani Nebot, el testimonio gráfico de los fenicios, los íberos o los celtas es lo que nos debería hacer entender de dónde viene realmente el diseño de hoy. Por cierto, Nebot ha comisariado la reciente muestra ‘Testimonio gráfico de un territorio, símbolo de un pueblo’a partir de piezas arqueológicas hasta aproximarlas a lo que hoy en día llamamos diseño.