Mazón ve "compatibles" los futuros centros de congresos de Alicante y Elche
Mazón ve "compatibles" los futuros centros de congresos de Alicante y Elche
ELCHE. Noble propósito el que persigue de la patronal Uepal para unir a empresarios y alcaldes de Alicante y Elche, y a los responsables de las infraestructuras tangentes, como el aeropuerto y el Puerto. Y según comentaron los máximos responsables de ambas ciudades, Carlos González, y Luis Barcala, las relaciones entre ambas son magníficas, pero, como ha quedado demostrado este lunes, tienen buena voluntad, cooperan, pero tienen objetivos diferentes, más allá de su pertenencia política, y por lo tanto hablan idiomas diferentes. Además, no tienen quien escriba por ellos. Uepal pidió una alianza de mínimos para que se generara un efecto multiplicador, pero lamentablemente, ni eso, a pesar de la colaboración con entes como Puerto y Aeropuerto.
Todo coincidieron en la potencialidad que genera el territorio delimitado entre Alicante y Elche, pero sigue faltando un tercer agente que los alinee y que exponga unas condiciones en la que las dos ciudades estén cómodas. Pero ni si quiera la promesa de ambas tendrán un centro de congresos, financiado por la Diputación de Alicante acaba de enterrar todos los recelos, o de generar todas las confianzas. Ni ahora que son de partidos diferentes, pero tampoco se consiguió cuando eran del mismo color político.
El presidente de Uepal, Juan José Sellés, insistió en las bondades que ofrece la zona. "Se trata de un área pujante con necesidades supramunicipales conjuntas que demanda nuevas estructuras administrativas para facilitar la colaboración público-privada", dijo con incógnita de cuáles debe ser esas nuevas estructuras administrativas. ¿un consorcio? Pues ya existe una diputación y una Generalitat, que por cierto más de un echó en falta.
Sellés ha insistido en que el objetivo es que este área metropolitana cuente con un "imprescindible" plan de movilidad conjunta para que se fortalezca el territorio, por ejemplo, la unión de ambos núcleos urbanos por el tranvía TRAM o mediante iniciativas que permitan complementar ambos destinos turísticos, algo que sí corresponde a la administración autonómica. "Si hay alianza de mínimos, las dos ciudades saldrían muy fortalecidas", ha indicado.
Y no se se produjo esa alianza de alcaldes porque cada uno expuso escenarios diferentes. A la pregunta de cuál es su relación con el puerto y el aeropuerto, Barcala y González han exhibido estrategias diferentes. El edil de Alicante esperaba en la mesa al Gobierno y a la Generalitat para que dieran respuestas a sus demandas. ¿Cuáles? Luis Barcala ha lamentado no tener concreción sobre las inversiones en las infraestructuras básicas que permitan conectar Alicante con Elche, por ejemplo, con el aeropuerto en ferrocarril. Barcala ha insistido en las respuestas para aclarar los criterios del modelo de reparto de tanto dinero y a revisar el proyecto del Corredor Mediterráneo que impide que vayan a pasar mercancías provenientes de Algeciras a través de Alicante, a causa de las pendientes del trazado previsto.
Carlos González, en cambio, ha pedido que Elche que tener capacidad para participar en la gestión, como hace la ciudad con la Universidad Miguel Hernández, a través de su consejo social. Así, González ha dicho que le gustaría que Elche participara en la gestión del aeropuerto y estar presente en el Puerto. Y desde estos órganos poder solicitar el tercer carril en la A-70, eliminar el peaje de la segunda circunvalación de Alicante y mejorar la conexión ferroviaria con Murcia.
Y no hubo mucho más. Alicante tiene, como dijo Barcala, una magnífica relación con el Puerto, y de ahí los acuerdos para posibilitar la llegada de cuántos más turista a través de cruceros, o el pacto para ubicar el centro de congresos en un muelle de la dársena. Por su parte, Elche también tiene una magnífica relación con el aeropuerto, que se ubica en su término. Y las dos ciudades trabajan como destinos turísticos para beneficiarse, lo máximo, en la llegada de turistas internacionales. En definitiva, que González puso medidas sobre la mesa, pero no había nadie que las recogiera, y Barcala buscaba respuestas a sus inquietudes, pero los que tenían que responder no estaban.
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