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DEL DERECHO Y DEL REVÉS / OPINIÓN

Algo se muere en el alma

27/09/2020 - 

Algo se muere en el alma cuando una amiga se va, como dicen las sevillanas del adiós. Si además es la amiga con la que compartiste confidencias, risas y bailes hasta las tantas, incontables momentos felicidad y dolor, sientes que algo de ti se marcha con ella para siempre. No es palabrería, sino la simple constatación de que la pérdida es sin duda irreparable. Te paras a pensar y te das cuenta de que esta situación ya la has visto antes en otros, pero cuando te toca a ti es cuando de veras experimentas el verdadero sentido de toda esta maravillosa locura que es vivir. 

Y es que Isabel Prieto Muñoz, Lita, era una persona que no dejaba indiferente a nadie. Quiso ser la primera en todo, en la radioterapia de oncología, en el violín, en el tango, en la pintura, que inició de manera autodidacta simplemente para decorar, y en todo aquello que se propuso. Su ejemplo de laboriosidad, auto exigencia y compromiso nos acompañará siempre. Nos queda el consuelo de que hizo siempre lo que quiso y que luchó hasta el último aliento contra viento y marea. 

A pesar de todo, de que lo veamos venir, no estamos preparados para las despedidas. Se nos dan fatal. La muerte nos pilla siempre desprevenidos y, sin embargo, es la que da sentido a todo lo que nos sucede, al hecho de estar vivos. En momentos así, cuando nos enfrentamos a la realidad que esconde el secreto de nuestra existencia, estamos obligados a reaccionar, aunque casi siempre se nos acabe olvidando y a los pocos días nos volvamos a sumergir en la vorágine. Sin embargo, creo que no debería ser así, que deberíamos ser capaces de tomar conciencia de nuestras elecciones y vivir intensamente cada momento. El maldito virus nos ha dejado incontables ejemplos también, que deberían servirnos para tomar conciencia y salir del estado de sopor en el que a veces nos enfrentamos al día a día, como si estuviéramos narcotizados.

Muchas veces no nos atrevemos a hacer algo que nos apetecería, posponemos un viaje que deseamos de corazón, o el visitar a alguien querido, porque no somos capaces de pararnos a pensar en nuestras prioridades y con frecuencia nos dejamos arrastrar por el ruido de nuestro alrededor. Solemos vivir en función de lo que otros esperan de nosotros y también ponemos miles de excusas, con tal de no tener que tomar determinadas decisiones, porque nos da miedo hacerlo. Sin embargo, no hay otra, la vida que tenemos no admite ensayos ni pretextos, y sólo tenemos la certeza de que existe el hoy; mañana quién sabe dónde y cómo nos encontraremos. 

Es así de sencillo, al menos para mí, y hoy sentía la necesidad de compartir esta reflexión, por si a alguien le pudiera servir de alguna ayuda. Para cada cual el reto es diferente, para algunos darse la oportunidad de abrirse a una nueva relación, para otros viajar a Okinawa, o bien cambiar de trabajo, de lugar de residencia, o escribir una novela. Como decía John Lennon, “La vida es lo que nos pasa mientras estamos ocupados haciendo otros planes”. Y creo que vale la pena, entre una cosa y otra, tener la valentía de convertirlos en realidad y no quedarnos pensando en ese soñado rincón al que nos habría gustado tanto ir, en lugar de hacer las maletas y plantarnos allí, aunque tenga que ser en silla de ruedas. 

Gracias, Lita, por tu ejemplo. Intentaremos estar a la altura. Te echaremos de menos. Descansa en paz,  querida mía. 

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