Al son de Fogueres

ALICANTE. Ha llegado junio y les Fogueres empiezan a romper el silencio impuesto por la pandemia. Los ninots de la exposición hablan entre ellos cuando el público se marcha y cuentan sus tristezas al permanecer arrinconados en los talleres durante dos años. Belleses se asoman a esa caja mágica que guarda su mantilla y una banda con el 2020 bordado, las miran con esperanza y sonríen contando los días para poderlas lucir. 

Las comisiones retoman los pasacalles y organizan actos en sus distritos para devolver la alegría a las vecinas y los vecinos. Alguna traca irrumpe tímidamente en la monotonía ciudadana y las notas de nuestros pasodobles rasgan el calor de las mañanas. Junio suena al son de Fogueres.

A pesar de todo lo que hemos vivido, mujeres y hombres de la fiesta hemos resistido al miedo y la incertidumbre de los primeros meses. Hemos esperado pacientemente y, en muchos casos, la ilusión por volver a retomar nuestras tradiciones ha sido una buena vacuna contra la desesperanza. Para esas personas, las fiestas de Fogueres son algo esencial en nuestras vidas y volver a celebrarlas es fundamental, porque es reafirmar que la normalidad ha vuelto y que los días tristes solo son un mal recuerdo. Ahora toca salir a las calles con la mejor sonrisa, deseando abrazar a las personas que nos importan y compartir la fiesta con ellas.

Animo a visitar cada foguera, no importa que sea grande o pequeña, porque los ninots están esperando y seguro que dedicarán una sonrisa. Animo a reventar Luceros, a compartir su calor y aplaudir como nunca lo hemos hecho para decirle a los pirotécnicos que seguimos aquí porque queremos disfrutar de su mascletà. Animo a llenar el recorrido de la entrada de bandas para que los músicos y el público se emocionen al escuchar los pasodobles que llevan años sin sonar. Animo a vestirse con la indumentaria tradicional o con un blusón para sumaros a las comisiones que necesitan el apoyo de la gente. 

Animo a aplaudir a las niñas y a las mujeres que nos representan como Belleses y Damas de Honor. Animo a disfrutar de las noches en los racós y en las barracas porque compartir es más necesario que nunca, después de haber vivido con distancia y soledad. Y, cómo no, animo a que lloremos juntos cuando el fuego acabe con las ilusiones que hemos guardado desde hace tres años y se conviertan en pavesas encendidas en la nit de Sant Joan.

Quizás muchos no entiendan que yo también he acabado llorando al releer este artículo porque me recuerda que deseo vestirme con mi zaragüell y mi chaleco. Deseo dormirme en cualquier silla porque he vivido con tanta intensidad todos los actos que el cansancio me puede. Deseo sentirme orgulloso de que, con mi modesto trabajo, muchas personas han sido felices este mes de junio. Estoy seguro de que, al son de Fogueres, yo también seré muy feliz.