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tribuna libre / OPINIÓN

Las necesitábamos

20/06/2022 - 

ALICANTE. Atrás quedan dos años duros, muy duros. No pudieron celebrarse las Hogueras. La pandemia lo impidió. Se frustraron ilusiones. Quedaron aparcados proyectos. Los sectores más ligados a la fiesta han tenido que esforzarse para sobrevivir a este bienio. Se han tenido que reinventar, adecuar a las situaciones complejas. Esperar mejores momentos. Hacer equilibrios, no siempre conseguidos, con la economía. Regatear, en síntesis, lo inesperado. Lo impensado, después de unas Hogueras brillantes como fueron las del ya lejano 2019.

Ahora, tenemos aquí las Hogueras de 2022. Las que van a servir como generadoras de ingresos para un buen número de sectores. Las que van a poner el cartel de «completo» en la restauración y la hostelería, atendiendo a las previsiones. Unas celebraciones que son, en suma, un continuado homenaje a una tradición en Alicante que se acerca ya a su centenario.

Necesitamos la fiesta de Fogueres porque son el marco perfecto para dar a conocer la forma de ser del alicantino: hospitalaria, extrovertida, dispuesta a compartir lo que significan sus raíces. El malhadado virus segó muchas ramas. Muchos foguerers y barraquers se fueron con él. Pero lo que no ha podido conseguir es arrancar la raíz que sembró José María Py en 1928. Al contrario, regada por el buen hacer de las gentes de Alicante, se ha fortalecido en estas más de nueve décadas.

Ha sido el trabajo incansable de los festeros, y el de los distintos sectores productivos ligados a la fiesta, el que ha favorecido que sea posible la plantà. El Ayuntamiento de Alicante ha gestionado ayudas y subvenciones para paliar los efectos de la crisis. Pero, por mucho que haya hecho, nunca será suficiente para estar a la altura de quienes hacen posible la fiesta y generan beneficios a la ciudad y su imagen.

Hay ganas de Hogueras. Se ha venido notando en los últimos meses en cuantos actos se han ido desarrollando. Esa sensación, y de qué modo, se vivió en el Pregón del pasado 3 de junio cuando la fiesta puso su voz a esas sensaciones. La de un artista, que antes se considera foguerer, Pedro Espadero; la de una barraquera, María José Sicuter, que es perfectamente conocedora de lo que aportan las noches de verbena en las barracas, y la de una foguerera, Chiqui Sánchez, icono de la faceta creativa y artística de la fiesta.

Anhelábamos las mascletàs en la plaza de los Luceros. Porque un sinónimo de Hogueras son las mascletàs en ese enclave. Y para que puedan ser vistas y disfrutadas por un mayor número de espectadores, se han habilitado unas ochocientas plazas más en la confluencia con la avenida de Federico Soto. Eso sí, con las lógicas medidas de seguridad y protección para impedir daños al monumento de Bañuls.

No soy el pregonero, no. Sí un alicantino que hace un llamamiento para que volvamos a experimentar lo que se vive en una plantà. A emocionarnos con la música de banda, con pasodobles que recuerdan a históricos festeros o con los tradicionales sonidos de la dolçaina i el tabalet. A sobrecogernos con el disparo de una inesperada traca o de un lúdico y traicionero petardo. A embriagarnos de la explosión de sonidos de las mascletàs y castillos de fuegos artificiales. A expresar nuestra devoción a la virgen del Remedio, la patrona, en su multitudinaria ofrenda. A… vivir, y de qué manera, con las humedecidas mejillas por la cantidad de recuerdos agolpados, la noche de San Juan. La más corta del año y la más intensa, para los alicantinos.

Eso sí, con una invitada añadida: la prudencia. Si fue la Organización Mundial de la Salud (OMS) la que anunció la covid-19, todavía no ha hecho oficial que haya desaparecido. Que no tengamos que desandar lo andado. Para ello, invitamos a la prudencia a sumergirse con nosotros en las Hogueras de 2022. Las que serán las mejores Hogueras de la historia.

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