IBI. El Instituto Tecnológico del producto infantil y de ocio (Aiju) lidera el proyecto europeo CounterRisk (www.counterrisk.eu) "Nuevas habilidades para afrontar los riesgos de las falsificaciones de productos de consumo para niños", en el que se están desarrollando herramientas formativas gratuitas enfocadas en la lucha contra las falsificaciones, dirigidas principalmente a fabricantes y organizaciones de consumidores.
El proyecto, financiado por el programa Erasmus+ de la Comisión Europea, tiene como objetivo formar y concienciar sobre los riesgos que los productos infantiles falsificados tienen para la salud de los niños y sus familias, las empresas, el medio ambiente y la sociedad en general, mejorando, así, las habilidades, tanto de las empresas como de los consumidores, a la hora de protegerse de los riesgos de los productos infantiles falsificados.
Así, Aiju, con la colaboración de otras entidades europeas, está desarrollando un NOOC con cursos totalmente gratuitos, a los que se podrá acceder a través de una aplicación móvil y en los cuáles, a través de pequeñas píldoras formativas, vídeos o actividades, el usuario podrá conocer los riesgos que implican las falsificaciones, no solo para el consumidor infantil, sino también a nivel medioambiental y económico, y cómo la tecnología blockchain puede ayudar a las empresas a proteger su marca o producto, así como a gestionar su seguridad.
Como explica Mª Cruz Arenas, responsable del proyecto en Aiju, "el concepto de compra responsable cobra especial relevancia en épocas señaladas como es la Navidad. En este período, la presencia de juguetes falsificados en el mercado aumenta según disminuye el stock de los productos originales debido a la alta demanda. Es precisamente en estas fechas en las que los consumidores deben ser conscientes de los peligros de los juguetes falsificados para la salud de sus hijos y ser capaces de identificar productos falsificados".
El auge del comercio electrónico ha supuesto una ventana al mercado de las falsificaciones. Según un estudio de Euipo y la OCDE, más del 50% de las incautaciones de productos falsificados, importados en la UE, están relacionados con el comercio online.
Además, según el informe de la Euipo y de la Comisión Europea "EU enforcement of intellectual property rights: results at the EU border and in the EU internal market 2021", durante este año el número de artículos infractores de los derechos de propiedad intelectual retenidos en la frontera de la UE por las autoridades aduaneras aumentó un 56% respecto al año anterior. En términos de cantidad de productos falsificados identificados retenidos, los juguetes están en el ranking de las tres categorías de productos junto a accesorios para móviles y envases.
Aunque a veces los consumidores son conscientes de que están adquiriendo un juguete falsificado, principalmente por su menor coste, a menudo, los consumidores compran un juguete sin saber que se trata de una falsificación. El menor coste y la accesibilidad a los productos son los factores más determinantes en la compra de este tipo de productos.
Según el estudio "Padres y las Falsificaciones Online", llevado a cabo entre padres de Estados Unidos, los padres no son capaces, a priori, de identificar el nivel de inseguridad que suponen los juguetes falsificados, hasta que se les muestran imágenes de juguetes auténticos comparados con los juguetes falsificados. Ello pone de manifiesto que los consumidores son más susceptibles de ser engañados de lo que ellos mismos creen.
La seguridad y la salud de los niños se ven amenazadas por el gran número de juguetes falsificados que hay en el mercado y que pueden suponer graves riesgos para el consumidor infantil, debido a la presencia de sustancias tóxicas que superan los límites permitidos por las normativas de seguridad, materiales de mala calidad, peligros eléctricos o riesgo de quemaduras.
"La compra de productos infantiles falsificados viene a menudo determinada por la percepción del riesgo que tiene el consumidor. En general, los juguetes no se perciben como productos peligrosos porque, a simple vista, pueden tener muchas similitudes con el producto original. Sin embargo, en una silla de coche la percepción del riesgo es distinta, y el consumidor no está dispuesto a adquirir un producto falsificado puesto que se percibe de forma clara que la seguridad y salud de su hijo está en juego", indica Mª Cruz Arenas.
Además de los riesgos que suponen para la salud y seguridad, los productos falsificados suponen riesgos para el medio ambiente, ya que estos no son compatibles, entre otras, con el modelo de economía circular hacia el que se dirige la Unión Europea. Los productos falsificados rara vez son reciclables, no permiten su reparación y la mayoría están fabricados en países con alta huella de carbono, con gran impacto medioambiental.
Por otro lado, constituyen delitos contra la propiedad intelectual. Al comprar un producto falsificado, se está perjudicando al fabricante o vendedor lícito, lo que indirectamente genera daños a nivel socioeconómico. Si disminuye la producción de un juguete auténtico, esto repercutirá directamente a la empresa, a los trabajadores de esta (pérdidas de capital, de empleo) e, indirectamente, a otras empresas que prestan servicios y al conjunto de la sociedad.
El proyecto CounterRisk lo forman un consorcio de empresas y asociaciones dedicadas a la promoción de la seguridad infantil, la propiedad intelectual y el desarrollo de nuevas tecnologías. Así, liderados por el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (Aiju), lo conforman también el Centro de Estudios Internacionales de Propiedad Intelectual (Ceipi) de la Universidad de Estrasburgo (Francia), la Asociación para la Promoción de la Seguridad Infantil APSI (Portugal), la Asociación Checa del Juguete (República Checa) y Lucentia Lab (España).