La renovación del Consell Valencià de Cultura, la subsede del IVAM, la contratación de agentes culturales, la llegada del nuevo director adjunto del IVC… Cultura encara el final de legislatura con más de una cuenta pendiente
VALÈNCIA. Con la mirada ya fija en las elecciones de 2023, es la hora de concluir proyectos y analizar resultados, una cuenta atrás que, sin embargo, no siempre corre a nuestro favor. No son pocos los proyectos impulsados por la administración pública a los que, en estos últimos meses de legislatura, les está costando ponerse en marcha, un listado de cuenta pendientes que va engrosando conforme pasan los meses. Uno de los proyectos clave que está pendiente de resolverse es la renovación de la dirección del Consell Valencià de Cultura (CVC). El fallecimiento de Santiago Grisolía abrió un proceso inéditamente complicado en el organismo -solo hay un precedente de encarar el relevo por la muerte de su titular-, una transición en la que se está trabajando desde hace semanas y que está todavía por materializarse. Cabe recordar que, según los estatutos del Consell, el fallecimiento tendría que haber provocado el cese inmediato de la vicepresidencia y la secretaría hasta que hubiera un nuevo presidente. Sin embargo, el Botànic (que tiene esa potestad), optó por ascender a la vicepresidenta Dolors Pedrós como “presidenta en funciones”, mantener al secretario Jesús Huguet y dejar la vicepresidencia vacía. La resolución se ha hecho esperar aunque, tal y como han explicado fuentes institucionales a este diario, podría llegar la próxima semana. Con el nombre de la doctora Anna Lluch encima de la mesa como posible presidenta del CVC, a propuesta de Presidencia, y el reparto de nombramientos entre Gobierno y oposición resuelto –un reparto que incluye otras ‘cuentas pendientes’ como la renovación del Consell Jurídic- el futuro del organismo está cada vez más cerca de ver la luz.
Una de las cuentas pendientes clave es el desarrollo de la subsede del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). Clave porque se trataba de uno de los proyectos estrella de la legislatura, una ampliación anunciada a bombo y platillo por el entonces conseller, Vicent Marzà, y el alcalde de València, Joan Ribó, que dibujaba el desembarco de la institución museística en el barrio de Russafa. El proyecto, que dotará de contenido a una de las naves de Ribes, se perfila como un espacio de experimentación y más cercano a la creación contemporáneo, un proyecto complementario al IVAM ya existente y no tanto una extensión del mismo en el que lleva trabajando la actual directora, Nuria Enguita, desde su llegada al museo. Sin embargo, los plazos no se están cumpliendo.
Aunque se anunció que el objetivo era que la sede estuviera “a pleno funcionamiento” en 2023, con la mirada fija en las elecciones, lo cierto es que ya es imposible, pues en octubre de 2022 no solo no han comenzado las obras sino que no ha sido licitada ni la obra ni la redacción del proyecto. Distintas fuentes consultadas por este diario apuntan que los procesos se han relajado ante la imposibilidad de inaugurar la próxima primavera, un proceso al ralentí que tiene un efecto directo en su próxima temporada. Tal y como confiesa la propia directora en una entrevista publicada este mes por la revista Plaza, algunas de las propuestas que acogerá el museo en 2023 estaban inicialmente pensadas para la subsede, pero ante los retrasos se han adaptado a las salas de su edificio en Guillem de Castro. ¿Sobre los plazos? Más un deseo que una certeza: “Espero que en 2024 podamos abrir […] Me gustaría que fuera en el primer semestre”.
A pocos metros de la que será la subsede del IVAM se sitúa otra de las cuentas pendientes, en este caso en la administración local y provincial: el impulso de la Nau de Ribes. El espacio cultural del Ayuntamiento de València abrió sus puertas, tras años de retrasos, con la llegada del verano de 2022, con la celebración de un debate tras que el que volvió a cerrar sus puertas. Ha sido el Teatre Escalante, que sigue sin sede fija, el que lo ha salvado del vacío completando hasta la mitad de su calendario. Da la casualidad que tanto la concejalía de Cultura como el área de Teatros de la Diputación la dirige la misma persona: Glòria Tello. "He firmado un convenio, yo conmigo misma”, apuntó durante la presentación de la temporada del Escalante. Pero, ¿qué pasa con la otra mitad de la programación? De momento la agenda apenas cuenta con algún evento puntual, como el festival de la Fundación Arquia, un calendario que se quiere impulsar con la externalización de la dirección del centro, una contratación que, a pesar de haber abierto sus puertas, todavía no se ha formalizado.
El año 2022 ha sido, sin duda, uno revuelto para la Banda Municipal de València, que se ha enfrentado al Ayuntamiento por las pretensiones de la Concejalía de Cultura de integrar la formación en la estructura del Organo Autónomo Municipal del Palau de la Música, dejando así de ser funcionariado del Ayuntamiento. El comité de empresa de la Banda ha repetido en varias ocasiones que este proceso supondría la pérdida de ciertos derechos laborales; Gloria Tello llegó a afirmar que sus reivindicaciones eran “fruto del desconocimiento”. Finalmente, el Ayuntamiento, con la intermediación de Ribó, ha paralizado el proceso hasta nuevo aviso.
En todo caso, el asunto escaló de nivel la semana pasada, cuando, tras meses de aireado enfrentamiento, el director Rafa Sanz-Espert dimitió de su cargo. El Ayuntamiento ha decidido aprovechar su marcha para sustituirlo por una dirección interina a través de una comisión de servicios, y convocar su plaza por oposición después. Lo que podía parecer un cambio rápido, en realidad no lo será tanto. Cultura aún está redactando las bases de esa comisión de servicios. Un proceso que, en pleno inicio de temporada, y habiendo empezado esta con varias cancelaciones por bajas médicas sobrevenidas que no se pudieron cubrir, no hace ver la luz al final del túnel a la Banda.
Pero el de la banda no es el único hueco por cubrir en el organigrama cultural. La no renovación de Jose Luis Moreno en la dirección adjunta de audiovisuales del Institut Valencià de Cultura (ocupó un puesto de más responsabilidad y estabilidad en la misma institución) supuso un shock al sector, que ha valorado notablemente los años de su gestión. Se abrió entonces un periodo para encontrarle sustituto a través de un concurso, al que se han presentado tres personas, tal y como adelantó este diario. El proceso se ha ido dilatando, si la primer previsión es que el nuevo responsable tomara las riendas con el nuevo curso, tiene pinta de que será en diciembre, como mínimo, cuando empiece a asumir sus funciones. La dificultad para aprobar las bases, que se publicaron en pleno verano, y la conformación del jurado, que ahora está formado por miembros elegidos por À Punt y la Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual, han sido las principales razones. El sector espera con expectación la resolución.
Este mes de octubre València se quiere reivindicar como epicentro del mundo de la moda con dos eventos del sector que, además, coincidirán en días. A un lado, la tercera edición del festival Clec; al otro, la nueva Mediterránea Fashion Week. Pero en esta ‘batalla’ hay un tercer actor que, de haber cumplido con el calendario prometido, también habría jugado este mes. Se trata de Artenblanc, la pasarela pública impulsada por la Generalitat Valenciana. El proyecto nació bajo la sombra de la extinta València Fashion Week, de la que se quiso alejar con una estructura más deslocalizada y añadiendo la vertiente expositiva. Sin embargo, su recorrido ha sido más bien irregular, un camino que se ha complicado especialmente en la organización de la que será su tercera edición. Fue en 2021 cuando la dirección general de Cultura y Patrimonio anunciaba su puesta en marcha, un proceso que meses después quedaba anulado por un error administrativo, confesaban desde la propia administración.
Tras meses de retrasos se retomaba el proceso en verano, aunque tampoco llegaba a tiempo. Según estaba previsto en los pliegos para la contratación de la organización del evento Artenblanc debía celebrar tres desfiles: en Alicante (20 de julio), Castellón (14 de septiembre) y Valencia (19 de octubre). Fue el pasado viernes cuando -a falta de esperar a posibles alegaciones- la administración autonómica adjudicó el contrato, que ha recaído en la empresa OLE QUEKAPRICHO, con sede en Santa Cruz de Tenerife, por un total de 174.240 euros (con impuestos). Con todo, el calendario se tendrá que rehacer por completo aunque, apuntan fuentes de la administración consultadas por este diario, se confía en que antes de final de año se pueda realizar al menos uno de los tres desfiles previstos.
Cultura presentó a mediados de 2021 el plan estratégico que definirá el camino de las políticas culturales hasta finales de 2023. Entre las medidas más ambiciosas, la contratación de hasta 1.000 agentes culturales que trabajarían en los ayuntamientos para activar en todo el territorio proyectos de mediación y programación. Tan solo unos meses después, se sabría que sería el plan más temprano en ponerse en marcha, ya que los presupuestos de 2022 ya incluían la partida de 5 millones de euros para dichos contratos.
Pero, como lágrimas en la lluvia, la esperanza ha ido disipándose conforme iban pasando los meses. De esta manera, Conselleria de Cultura ya ha confirmado que el plan no se pondrá en marcha hasta entrado 2023, ya que aún se están definiendo las bases de una convocatoria de proyectos, que serán los ganadores de estas ‘becas’ para agentes culturales. Cada “activista culturales” recibiría un fondo de 5.000 euros para desarrollar, a lo largo de 12 meses desde su puesta en marcha su proyecto.
Las máquinas entraron en el Centre del Carme un día y, cuando fueron a abordar su mayor transformación (la creación de un espacio de cafetería), allí se quedaron. Ya han pasado cerca de dos años desde que se hallaron unos arcos de yesería que obligaron a cambiar “ligeramente” el proyecto de rehabilitación. Casi de la mano de las licitaciones de La Nau de Sagunt, nada se sabe de los plazos para retomar y finalizar dichas obras. El Centre del Carme cuenta con una sala menos y sin cafetería, una de las principales transformaciones del espacio propuestas por el gerente José Luis Pérez Pont. Tampoco está siendo fácil el desarrollo de obras en el IVAM, que está acometiendo un proyecto global de adecuación de sus instalaciones que, aunque más avanzadas, se está desarrollando con más retrasos de lo esperado.