ACAPULCO (EFE). Agradecidos porque David Ferrer compite en el Abierto Mexicano de tenis, como parte de su gira y retirada del tenis en activo, los dueños del torneo se han rendido a los pies del español a quien consideran un símbolo de civismo en la cancha.
"Me pone sentimental el adiós de Ferrer, le dio mucho al Abierto y no solo por sus cuatro títulos, fue ese jugador siempre disponible y que dondequiera elogió a Acapulco", reconoció a Efe el director del Abierto, Raúl Zurutuza.
A los 36 años, Ferrer ha decidido cerrar su presencia en el circuito en los torneos de Barcelona y Madrid, pero antes aparecerá este martes en Acapulco, donde reinó en superficie de arcilla en 2010, 2011 y 2012 y lo volvió a hacer, en cancha dura, en el 2015.
Ferrer debutará contra el estadounidense Tennys Sandgren, número 84 de la lista de la ATP, en un partido que pondrá a los aficionados del lado del español como agradecimiento a su fidelidad al torneo mexicano.
"Queremos ponerlo en cancha central en el último partido de la jornada; ojalá las cosas le salgan bien", dijo Zurutuza, quien reservó uno de las invitaciones para tener a Ferrer esta semana en el balneario del Pacífico de México.
Aunque no ganó ningún Grand Slam, Ferrer fue un jugador aparte en los últimos años en el tour de la ATP. Venció seis veces a Rafael Nadal y a Andy Murray y cinco a Novak Djokovic; ante el suizo Roger Federer perdió sus 17 encuentros pero en varios de ellos obligó al portentoso rival a jugar casi perfecto para poder derrotarlo.
Nadie puede decir que fue tan respetado por los cuatro grandes tenistas de lo que va de siglo.
"Era de esos que nunca quieres que te toque en el draw porque en cualquier momento le podía ganar a cualquiera; su carrera maduró poco a poco y aprendió a ser mejor y llegó a ser un gran jugador y tremendo ser humano", indicó Zurutuza.
Con 27 triunfos en el circuito, Ferrer es uno de los jugadores que con menos recursos hizo más en el tour y Acapulco fue una muestra del nivel que alcanzó, lo cual le da al torneo que comienza hoy un aura de nostalgia porque por última vez verá al "Rey David", como lo bautizaron en sus mejores tiempos.
Ferrer ganó el torneo de Bastad, Suiza, hace dos años, y desde entonces ha bajado en al ránking hasta el lugar 145 con el cual se aparecerá en Acapulco, ya no como el héroe candidato al triunfo sino como un patriarca que será venerado en su otoño por mexicanos agradecidos.
"Damos gracias por tenerlo", reiteró Zurutuza, un hombre con pinta de bailador caribeño, pero que en estos días se pone melancólico si habla de David Ferrer, uno de los dos jugadores con cuatro títulos en su torneo.