VALÈNCIA (EP). Los sindicatos ACAIP-UGT han denunciado el incremento "preocupante" de más del 127% de las agresiones en las cárceles de la Administración General del Estado -excepto Cataluña y País Vasco- en comparación con 2019, lo que han relacionado con la "política buenista" de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior.
Además, destacan que la población reclusa ha bajado un 3,41%, hasta los 47.791 de marzo de 2024, y que los internos en tercer grado -o régimen abierto- han subido en 2,47 puntos, hasta representar ahora el 14,31% del total.
Según el informe, consultado por Europa Press, "con más agresiones entre internos y a trabajadores se ha reducido el número de presos en primer grado -régimen de vida aplicado a presos conflictivos y especialmente violentos- casi en un 50%, pasando de 794 en enero de 2019 a los 389 de marzo de 2024, a la vez que suben los terceros grados, régimen de vida de semilibertad".
"Es curioso como, ante el aumento de la conflictividad y las agresiones, disminuye el número de internos en primer grado a la vez que aumenta el de tercer grado", indican ACAIP-UGT en su análisis conjunto.
Según sus datos, el número de agresiones han pasado de 223 en 2019 a 508 en 2024, es decir, el ratio de agresiones cada mil internos pasa de 4,057 a 10,63. Además, las agresiones entre internos también han subido: de 4.753 en 2019 a 5.122 en 2023.
Desde ACAIP-UGT han denunciado "la política buenista" de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, en su opinión "pensada más en la estadística que en la realidad que se vive dentro de las prisiones españolas".
"Tenemos un menor número de presos, pero mayor conflictividad", continúa ACAIP-UGT, que lo achaca a que "no se está llevando a cabo una clasificación interior que atienda a los parámetros marcados por nuestra legislación".
Según las organizaciones, hay módulos de régimen de vida ordinario con presos que perturban y violentan la normal convivencia, lo que deriva en tensiones que llevan a generar conflictos entre los internos y agresiones a los trabajadores, "que se ven obligados a intervenir en cada uno de ellos".
"Si el descenso de internos en primer grado y el aumento de los terceros grados hubiera venido acompañado del descenso de conflictividad estaríamos en un escenario bien distinto, pero los datos nos reflejan una realidad incontestable: hay menos presos y más agresiones tanto a trabajadores como entre internos", concluyen.