El expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana ya sabe, por fin, todo lo que los instructores del caso Erial tienen contra él. En Erial, se investiga el cobro de comisiones y el blanqueo de once millones de euros por parte del Molt Honorable. Comisiones que habría recibido supuestamente de manos de la familia Cotino a cambio de las adjudicaciones del Plan Eólico y de las ITV.
Los investigados están acusados de los delitos de prevaricación, malversación, fraude en la contratación, cohecho, delito contra la Hacienda Pública, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas a los funcionarios, falsedad documental, blanqueo de capitales y organización criminal. En este caso, además de Zaplana, entre los principales imputados están el exconseller Juan Cotino y sus sobrinos José y Vicente Cotino, los supuestos testaferros del expresidente Joaquín Barceló y Francisco Grau, el presidente de la mesa de contratación que adjudicó las ITV Juan Francisco García o la mujer y las hijas de Zaplana.
En el informe enviado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil al juzgado, y al que ha tenido acceso Valencia Plaza, se analiza la empresa creada por los Cotino para, presuntamente, transferir los fondos de las supuestas mordidas a Zaplana. Pero en ese mismo informe se explica, además de la parte que afecta a los Cotino, cómo supuestamente el expresidente movió el dinero negro para blanquearlo y camuflarlo.
Así, Zaplana contrató a uno de los testaferros e intermediarios más conocidos, el uruguayo Fernando Belhot, al que conoció supuestamente porque se lo presentó su íntimo amigo, el expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González. Belhot, que colabora en este caso con la Justicia, fue también la persona que dio acceso a las cuentas bancarias en las que estaba ingresado el dinero negro. Cinco cuentas en el Bank Julius Bäer de Suiza.
Pero previamente, Belhot había guiado a la UCO, a la magistrada y al fiscal Anticorrupción a través del entramado de empresas ‘offshore’ creado expresamente para camuflar y blanquear el dinero. En un croquis (pincha aquí para ver la imagen), la Guardia Civil explica utilizando flechas, que se crearon hasta 25 empresas fantasma para repartir el capital procedente de las presuntas mordidas. Sí, había 25 empresas, pero en realidad, el dinero nunca salió de las cinco cuentas suizas.
Belhot creó empresas ‘offshore’, que sobre el papel estaban radicadas en Holanda, Uruguay, Hong Kong, Panamá, España, Suiza, Reino Unido, Italia, Irlanda, Alemania y Francia. La que menos dinero costó fue una de las empresas en España en la que solo constan 8.000 euros, y la que más una cuarta empresa en Suiza, con el mismo número de cuenta que las otras, pero que se utilizó para transferir dinero para una operación urbanística, y en la que constan 2.955.000 euros.
La UCO sostiene que la operación urbanística se quería hacer para blanquear parte del dinero B procedente de las mordidas. A esa cuenta en España se transfirieron en diciembre de 2015, 1.820.000 euros para, supuestamente, dar un pelotazo urbanístico en el Puerto de Altea, aunque finalmente, el negocio no llegó a salir adelante.
Al venirse abajo esta operación, el dinero salió de la cuenta en España para volver al Julius Bäer en Suiza. Recalando así, en las cuentas matriz del entramado societario creado por Belhot.
En su declaración, Fernando Belhot contó que, además de las inversiones o las compras de propiedades, el expresidente también le pedía dinero en efectivo. La UCO cifra, a través de lo dicho por Belhot, en 2.300.000 euros el dinero que le fue entregado al expresidente Zaplana en metálico desde dos de las cuentas radicadas en Suiza a lo largo de siete años.
Las entregas del dinero se realizaban mediante “el sistema de cambios”, modalidad de los agentes de cambio que reciben el dinero en determinada jurisdicción, y a su vez proporcionan una contraparte –broker- que actúa de intermediario en el país donde se lleva a cabo la materialización y entrega del dinero en efectivo. En este caso, afirma la UCO, que “las entregas se hicieron en efectivo en España”.
En el croquis hecho por la Guardia Civil aparecen, más allá de las cuentas en Suiza, dos cuentas en Andorra de dos empresas radicadas en Panamá, Punkak Services y Merceron Investments, a nombre de uno de los presuntos testaferros de Zaplana, Joaquín Barceló. En la cuenta de Punkak llegaron a haber casi 5.600.000 euros, de los que 1,5 millones terminaron en las cuentas suizas controladas por Belhot. En la de Merceron había 3.431.000 euros, de los que 3.309.000 también acabaron bajo la supervisión del Uruguayo.
Pero previamente a terminar en las cuentas de Belhot, todo el dinero pasó por Imison Internacional, la empresa creada por los Cotino y que fue gestionada por la intermediaria, Beatriz García Paesa. De ahí, el dinero, 7.870.000 euros procedentes de Andorra y España, se transfirieron a una primera empresa, Natland, radicada en Holanda y que, posteriormente pasó el dinero a las cinco cuentas bancarias suizas, aunque pareciera que el dinero estaba repartido en más de 20 empresas.
Todo esto se ha podido investigar gracias a que los testaferros/intermediarios Belhot y García Paesa han decidido colaborar, ambos, con la Justicia, y explicarles a los investigadores cómo y dónde se movió el dinero B.