VALÈNCIA. El Brexit y cocinar no, pero el humor hay que reconocer que se les da la mar de bien a los británicos. Tienen una envidiable capacidad para reírse de todo, incluidas sus costumbres, su reina, su patria y su religión (a ver si aprendemos un poquito). Ciñéndonos solo a las series, hay ejemplos para aburrir. Mejor dicho, para no aburrir, que eso no lo hacen nunca: desde la genialidad imperecedera de Monty Python’s Flyng Circus (1969-1974) hasta la fiereza de Ricky Gervais en The office (2001-2003) y el resto de su trabajo, pasando por Little Britain (2003-2005), las impagables Sí, ministro (1980-1984) y su continuación Sí, primer ministro (1986-1988), la descacharrante Blackadder (1983-1989), esa joya llamada The IT crowd (2006-2013), las inolvidables Spitting Images (1984-1996) o la cruel sátira de The Thick of it (2005-2012), como el resto de la obra de Armando Iannucci.
Precisamente uno de los guionistas de The thick of it, Roger Drew, andará por València estos días invitado por el LABdeseries, entre el 11 y el 14 de abril. Ganador de un Emmy por otra sátira política, Veep, que ahora presenta su última temporada, es un escritor de comedia formado en la televisión, concretamente en la BBC. Desde 1995 ha colaborado en programas de sketchs, series, miniseries y tv movies, y fue uno de los integrantes de The 11 O’Clock Show (1998-2000), el late-night satírico de Channel 4 donde coincidieron Ricky Gervais, Sacha Baron-Cohen, Stephen Merchant y Charlie Brooker, entre otros creadores y guionistas.
Uno de sus últimos trabajos es la serie Urban Myths, para la que ha escrito dos capítulos que podrán verse en la Filmoteca el sábado 13 de abril, a las 20h. Drew presentará la sesión, que constituye un estreno en España. Urban Myths va por su tercera temporada, que comienza ahora a emitirse, tras dos temporadas de 6 y 8 capítulos de unos veinte minutos cada uno. Los episodios son independientes y cada uno de ellos cuenta una anécdota o una leyenda de algún personaje famosos, que puede ser cierta o no o solo en parte.
Hablamos del supuesto viaje huyendo de Nueva York tras el 11S que hicieron Michael Jackson, Elizabeth Taylor y Marlon Brando, la sorprendente amistad entre Samuel Beckett y André the Giant, al que el escritor llevaba al colegio en su camioneta; los intentos de un joven Hitler de ser pintor y entrar en la Academia de Bellas Artes de Viena; un encuentro, envuelto en LSD, entre Cary Grant y Timothy Leary; la complicada relación entre Marilyn Monroe y Billy Wilder en el rodaje de Con faldas y a lo loco, la legendaria aparición de los Sex Pistols en el programa de Bill Grundy en 1976; el backstage del mítico concierto Live Aid; la relación de mutua adoración entre Dalí y Alice Cooper y sus muy chanantes encuentros, etc.
Con semejante material de partida se entiende que el humor y la irreverencia priman en la serie, que tiene la irregularidad propia de una obra concebida mediante capítulos independientes, a cargo de varios directores, guionistas y equipos técnicos, pero también la libertad creativa que ofrecen este tipo de producciones. Hay sátira y también humor excéntrico, otra especialidad británica. A veces se trata de buscarle la vuelta cómica o chalada a un suceso, sin escatimar en la exageración y la caricatura, en otras la propia situación de partida ya lo es lo suficientemente extraña y basta con dejar que fluya, como en el capítulo The Dali and the Cooper, que en la realidad ya fue todo un compendio de extravagancia y que, escrito por Drew, será uno de los que se proyectará en la Filmoteca, junto a la aventura lisérgica de Cary Grant y Timothy Leary.
Tiene el aliciente la serie de que intervienen muchos buenos intérpretes británicos que se lo pasan bastante bien jugando a ser el famoso que les toca y nos lo hacen pasar bien con sus remedos: Ben Chaplin es Cary Grant, Aidan Gillen (Petyr Baelish en Juego de Tronos) es Timothy Leary; Gemma Arterton, Adam Brody, Alex Pettyfer y James Purefoy son, respectivamente, Marilyn Monroe, Jack Lemmon, Tony Curtis y Billy Wilder; Anna Maxwell-Martin (la protagonista de Bleak House) es Agatha Christie; Iwan Rheon (el odiado Ramsay de Juego de Tronos) es Hitler (ya reconoció que a lo mejor no era una buena idea pasar de un odioso malvado a otro odioso malvado) y Rupert Grint su amigo, Eddie Marsan es Bob Dylan, etc.
Mención aparte merece el capítulo titulado Elizabeth, Michael and Marlon, que cuenta la huida de los tres artistas tras los atentados del 11S y que finalmente no se emitió ante la denuncia de la familia de Michael Jackson por el tratamiento dado al músico y por el hecho de que era interpretado por un actor blanco, nada menos que Joseph Fiennes. Con Stockard Channing como Elizabeth Taylor, Brian Cox de Marlon Brando y Carrie Fisher haciendo de sí misma lo cierto es que apetece verlo. Pero la polémica fue agria y se decidió retirarlo. Puede que lo veamos algún día.
Y es que nos gusta disfrutar de los famosos y de sus rarezas. Entre el morbo, la curiosidad y la condescendencia no podemos evitar el placer de verles hacer tonterías o sufrir. Y contrastar nuestra visión del personaje con el que la ficción nos ofrece: pues no se parece en nada, hay que ver qué bien logrado, pero si era mucho más alta, es imposible conseguir su carisma o qué irreverente. Ahí tenemos Feud, la serie sobre el rodaje de Qué fue de Baby Jane y la enemistad entre Joan Crawford y Bette Davis o American Crime Story: el asesinato de Gianni Versace.
Urban Myths no lleva a engaño, el título ya hace referencia a ese concepto de leyenda urbana que tanto nos atrae. Puede tener un ápice de verdad, un origen en algo que realmente sucedió, pero luego se dispara hacia la leyenda y la ficción. Todo en cómodas cápsulas de veinte minutos sobre momentos concretos, quizá verdad quizá mentira, llenas de absurdo, sentimientos encontrados, ego y flaquezas humanas. El sábado 13, a las 20h., tenemos la oportunidad de comprobarlo en la Filmoteca y debatirlo con su guionista Roger Drew.