VALÈNCIA. El pasado mes de diciembre, el Gobierno hacía público las 32 personalidades e instituciones galardonadas con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2020. Entre ellas, dos nombres valencianos, el chef Quique Dacosta, que ocupó todos los titulares, y una colección de la editorial Tirant lo Blanch, que desde València se dedica a publicar obras jurídicas. Lo hacía por su colección Cine y Derecho, que nació en 2002 impulsada por Javier de Lucas, catedrático de filosofía del derecho y filosofía política, y por los responsables de la editorial, Candelaria López y Salvador Vives. Ahora, 18 años y 50 libros después, coincide este galardón con la propia reinvención de la iniciativa.
Así lo explica a este diario Fernando Flores, que se encarga junto a Javier de Lucas, de esta nueva etapa. “Hace un par de años me comentaron la posibilidad de dirigir la colección y con esta nueva etapa, tratamos de tomar un nuevo impulso: mantendremos las líneas básicas pero queremos subrayar la mirada cinematográfica de los libros”, comenta, que define los títulos hasta ahora publicados como “más toscos”.
“No queremos coger una películas sobre -por ejemplo- prostitución, comentar la peli y luego hablar de la prostitución sin vincularla a lo que sucede. Buscamos precisamente ese vínculo con el lenguaje cinematográfico, que no tiene por qué ser puramente jurídico”, añade. Esta mirada ampliará la cartera de autores y autoras de la colección, que además de juristas y personas que vienen del mundo del Derecho, también vendrán de la Historia, y otros amantes del cine.
También impulsarán una página web y han abierto un perfil en Twitter para ir más allá de la mera edición y ser más divulgativos, incluso haciendo fichas con material didáctico. El objetivo fundamental es ahondar en esa relación entre cine y derecho que la actualidad también pone de relieve.
El lanzamiento más cercano será la edición revisada y ampliada de Derecho y Cine en 100 películas, de Benjamín Rivaya García, una de las primeras obras de la colección, que sirve como eje de todas las ideas que quiere representar esta colección.
¿Qué películas pueden entrar dentro de la colección? En realidad, una parte muy importante del cine que se hace. Muchas historias hablan, no solo de las instituciones y los procesos del Derecho, sino de los derechos mismos. De cómo la sociedad y las instituciones los construye o cómo los personajes se enfrentan a ellos.
“Nosotros buscamos en buena parte clásicos que mucha gente no ha visto, como puede ser Vencedores y vencidos, Algunos hombres buenos, o Veredicto Final. También tiene un peso importante el cine europeo y el cine más moderno, pero nos sigue faltando el cine oriental y el africano”, admite Fernando Flores.
Muchas de las obras que sirven para explicar el funcionamiento de instituciones son americanas. ¿En España no se hacen películas con este perfil? “Hay grandes ejemplos como El Verdugo, pero es verdad que en Estados Unidos hacen películas que explican a la perfección el funcionamiento de las instituciones y la lucha de poderes, como The Post, que trata sobre las tensiones entre el ex-secretario de defensa de Estados Unidos McNamara y Key Graham, directora entonces del Washington Post. En España no hemos llegado a plantear este tipo de historias aún”.
Sobre el premio recibido el pasado diciembre, Flores comenta: “El premio yo lo vivo como Obama, que le dieron el Nobel en cuanto llegó a la presidencia. Yo tengo vinculación con le proyecto desde el principio como autor. El premio a la colección le viene fenomenal, porque es una apuesta muy especial. Nada lucrativa, pero muy enriquecedora y muy interesante. Es un reconocimiento muy merecido al trabajo de Salvador Vives, Javier de Lucas y Mario Ruiz”, explica Flores.
Ellos tres hablan constantemente de cine a través del grupo de Whatsapp que tienen para coordinar la colección o quedando para una tertulia entre amigos. Hay debaten ideas, posibilidades, autores... Un cine-club que luego se ve reflejado en la propia colección.
El suyo fue uno de los reconocimientos más invisibles de los 32 dados, uno que no ocupó casi titulares. Pero que no deja de ser fruto del trabajo lento y valioso de una editorial de nicho valenciana. Durante estos años, la colección ha conseguido traspasar varias fronteras nacionales y servir como bilbiografía e incorporarse a las metodologías pedagógicas de algunos profesores y profesoras de derecho. Con medio centenar de libros a sus espaldas, ahora buscan otros 50 más.