La analista de Orey Financial analiza los activos financieros que mejor y peor se han comportado este año, mientras advierte de los riesgos que trae consigo un 2017 cargado de citas electorales
MADRID. En el mercado de valores, el comportamiento de los diferentes índices ha sido muy diverso. Después del mínimo del año alcanzado en febrero, los mercados de acciones globales se embarcaron en una recuperación, con los índices estadounidenses alcanzando nuevos máximos, que se preparan para cerrar 2016 con ganancias del 10% para Dow Jones y el 6% para el Nasdaq 100 (con los repuntes liderados por empresas como Goldman Sachs o Nividia, respectivamente).
En EE UU hay que destacar la recuperación y ganancias por encima del 17% en el año del sector industrial y energético, y con ganancias de alrededor del 15% del financiero. El sector sanitario, por su parte, lidera las pérdidas y sigue cayendo alrededor del 3,5%. Más de la mitad de este movimiento se registró tras las secuelas de la elección de Donald Trump.
Sin embargo, los objetivos de expansión fiscal mediante una mayor inversión y la reducción de impuestos propuestas por el nuevo futuro presidente de EE UU, así como la preferencia por la actividad y exploración de energía tradicionales y una política de subida de los tipos de interés han elevado las expectativas de resultados para estos sectores.
En Europa, el rendimiento es a la inversa, con los principales índices europeos en territorio negativo, con especial atención a las caídas significativas de los índices periféricos.
El índice italiano sigue perdiendo cerca de un 22% en el año, penalizado por los temores tras el 'No' a la reforma de Renzi en el referéndum constitucional y la fragilidad del sector bancario; mientras que el índice portugués PSI 20 ha perdido alrededor del 16%. Los índices bursátiles de los países centrales como Alemania y Francia registran modestas pérdidas de alrededor del 1% y 1,50%, respectivamente.
Un entorno de tipos de interés negativo, niveles de préstamos débiles, grandes cantidades de activos no productivos, la necesidad de aumentos de capital y los temores acerca de la rentabilidad, siguen contribuyendo a una evolución negativa de los bancos en los países periféricos.
En términos sectoriales, los descensos son liderados por el sector sanitario y los servicios públicos, con caídas del 14% y 10%, respectivamente. Las materias primas y energía lideran las subidas con ganancias de alrededor de 23% y 15%, respectivamente. En ambos casos, los movimientos se han intensificado desde la elección de Trump.
Los principales países emergentes registran resultados positivos, después de la recuperación observada en los precios de las materias primas, con especial énfasis en los precios del petróleo. La excepción es China, cuyo índice bursátil continúa con una caída de alrededor del 8% en el año, penalizado por los temores de una desaceleración del crecimiento económico.
En el mercado de renta fija, los tenedores de bonos están registrando un comportamiento positivo en 2016 en los distintos vencimientos, destacando las ganancias alcanzadas por los bonos de alto rendimiento soberanos y corporativos. En Europa, el programa de compra de deuda ha contribuido en gran medida a la reducción significativa de los rendimientos europeos en general, llevando a los rendimientos soberanos alemanes a 10 años a territorio negativo durante gran parte del año. En EE UU, el aumento de las expectativas de inflación ha fomentado un aumento de las expectativas de una subida de los tipos de interés y los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años invirtió la tendencia a la baja que registró en julio.
En el mercado de divisas, lo más destacado del año es la apreciación generalizada del dólar estadounidense frente a las principales monedas. La solidez de la economía estadounidense y las crecientes expectativas de subidas de tipos de interés, marcados con la elección de Donald Trump, contribuyen a este escenario. Por otra parte, la intervención del BCE ha contribuido a una depreciación generalizada del euro.
En lo que respecta al mercado de materias primas, cabe destacar las ganancias de cerca del 30% registradas por los precios del crudo. Después de alcanzar el mínimo del año en febrero en los 26 dólares, las expectativas de la reducción de suministro llevó a que los precios se recuperaran aproximadamente un 95% hasta el máximo de junio. Además, la formalización de las expectativas de un acuerdo sin precedentes entre los miembros de la OPEP contribuyen a una cierta estabilización de los precios de alrededor de 50 dólares.
Por lo tanto, en un escenario de resultados positivos en la mayoría de los principales índices de acciones, bonos y materias primas, la volatilidad medida por el índice VIX tiene una pérdida de alrededor del 30% en el año. Sin embargo, los eventos de riesgo observados durante todo 2016, como el referéndum británico, han llevado a que la volatilidad registrase aumentos de casi el 50% en un día.
2017 implica un alto nivel de incertidumbre en relación con la agenda electoral de Europa, con especial énfasis en las elecciones francesas y alemanas. Teniendo en cuenta los recientes acontecimientos en el corto plazo, el mercado de renta variable europeo se beneficiará, en especial los sectores más cíclicos, con una mayor atención a las medidas fiscales menos restrictivas con el fin de dar cabida a la presión de los movimientos anti-sistema.
Si no surgen eventos que lleven a una extraordinaria aversión al riesgo en Europa, el BCE podrá anunciar la intención de iniciar la reducción del programa de compra de activos. Sin embargo, dados los “deprimidos” resultados del sector financiero y la fragilidad del sector bancario, puede que Draghi limite una acción más restrictiva. Aun así, esperamos que los niveles de liquidez se mantengan altos.
Por otro lado, el escenario estadounidense se caracteriza por una mayor imprevisibilidad de las posibles políticas de Donald Trump. Si Donald Trump sigue comprometido con una expansión fiscal en EE UU, las expectativas se centrarán en un aumento de la tasa de inflación así como el aumento de los ingresos de las empresas estadounidenses más expuestas a los sectores industrial, energético y financiero. Sin embargo, los planes y las políticas proteccionistas relacionadas con la inmigración pueden tener un impacto negativo en el comercio internacional global y, en consecuencia, conducir a un deterioro de las economías más expuestas a estos países.
Asimismo, los altos niveles de deuda pública deben ser un obstáculo importante para una política fiscal más amplia y limitando al mismo tiempo una política monetaria más agresiva. No obstante, el efecto del aumento de las tasas de interés puede ser perjudicial para algunos países emergentes, en particular para los más endeudados, que podrían ver salidas significativas registradas simultáneamente.
Por lo tanto, si el escenario de normalización de la política monetaria se materializa en 2017, podemos ver la extensión de la corrección de los rendimientos observados en las últimas semanas y el movimiento en las divisas, que una vez más será dependiente de la política de los bancos centrales.
La libra seguirá estando afectada por los avances y retrocesos del proceso del Brexit. Por un lado, las expectativas vieron un aumento de la tasa de inflación, los efectos adversos sobre la actividad económica del proceso Brexit, que pueden impedir una acción más restrictiva por parte del Banco de Inglaterra.
En 2017, el escenario en el que se mantienen los niveles actuales de la demanda, teniendo en cuenta las expectativas de crecimiento económico mundial, la posible estabilización de los precios del petróleo puede llevar a la reanudación de la producción de los países no-OPEP, que ejercerá presión sobre los precios de nuevo.
Por lo tanto, en un escenario en el que se mantiene la incertidumbre como un denominador común, una cartera diversificada puede permitir reducir el riesgo asociado y la gestión activa el apalancamiento para crear alfa.
Marisa Cabrita es analista de Orey Financial