ALICANTE. Una gota como sinónimo de vida. Esta es la esencia que pretende transmitir la escultura seleccionada por los y las donantes de sangre del municipio de Teulada para representar a este colectivo altruista. Vida, que así se llama la pieza, es obra del escultor natural de Benissa Quico Torres, quien califica este premio como "uno de los más bonitos" que ha recibido en sus casi treinta años de trayectoria artística, porque "está dado de corazón".
La iniciativa nació desde la Concejalía de Sanidad del Ayuntamiento de Teulada, pero, lejos de estar compuesto el jurado por cargos políticos o expertos en la materia, fueron las distintas personas que donan sangre quienes escogieron esta obra de entre las que se presentaron a esta especie de premio. "Fue la gente normal quien eligió la pieza que más le gustó; gente normal como yo", sostiene el artista. Con esta votación se ha decidido que sea un Quico Torres quien se instale en la Plaza de la Cruz como homenaje a los y las donantes de sangre.
"La escultura va a convivir con la gente del pueblo, la misma que lo ha votado, que es mucha porque Teulada tiene una gran tendencia a la donación", subraya esta característica del municipio. La intención es que la pieza se integre en el pueblo y sus habitantes la hagan suya. "Al igual que los futbolistas tienen los campos de fútbol, los jugadores de baloncesto tienen canchas o los artistas tenemos salas de exposiciones, ahora los donantes también tendrán su lugar para poder reunirse, rendir homenajes o, simplemente, sentirse identificados", equipara.
Con más de cuatro metros de altura, 1,5 metros de ancho y alrededor de 1.500 kilogramos de hormigón, la obra de Torres todavía se encuentra en desarrollo -los y las votantes decidieron sobre una maqueta-. "El proceso de construir no es igual que el de diseñar en papel; yo dibujo el boceto sentado en una silla, pero a la hora de esculpir trabajo con andamios, escaleras, máquinas radiales, estructuras de acero soldadas, encofrados...", explica la complejidad de la fase de creación, que ya se prolonga en más de dos meses. "Pasar de una maqueta que mide un palmo a una escultura de cuatro metros multiplica el trabajo", sentencia.
Es por ello que al hablar de tiempos, el artista muestra su deseo de que la escultura se instale en la plaza entre el 20 y el 22 de noviembre para poder inaugurarla. Con esta actuación, Teulada adoptará arte simbólico al aire libre con una obra que no solo destacará por sus dimensiones ni por pintarse de rojo, haciendo un guiño al color sanguíneo: "Hemos querido poner luces led para iluminarla por la noche, porque la escultura siempre estará viva, como lo están la sangre o el corazón. De ahí el nombre de Vida; queríamos rendir ese homenaje, porque con tan poco que dan pueden salvar vidas", ensalza.
Aunque el concepto de las formas y las curvas siguen la línea propia de los trabajos de Torres, la gota de Vida constituye una escultura sencilla, sin ornamentos. "Yo soy un poco más barroco, o sea, le doy más volúmenes", define su modus operandi habitual. "Sin embargo, aquí se trataba de crear algo simple, tanto como una gota de sangre con la que las y los donantes se sintieran identificados. M vino a la cabeza una gota y fue el primer boceto que hice; tuve como una conexión con ellos, que dan sangre gota a gota", explica. "Y, aunque dibujé veinte o treinta diseños más, me acabé quedando con este", cuenta el artista.