VALÈNCIA. El alcalde de Faura, Toni Gaspar, tomará posesión este martes del cargo de presidente de la Diputación de Valencia tras la dimisión de su compañero en el PSPV, Jorge Rodríguez, investigado por presuntos delitos de prevaricación administrativa y malversación de caudales públicos relacionados, a priori, con varias contrataciones de altos cargos de la empresa Divalterra, antigua Imelsa.
La entrada de Gaspar por Rodríguez fue anunciada por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, pocas horas después de que se produjera la detención del también alcalde de Ontinyent. De esta manera, el líder del PSPV tomaba las riendas de la situación antes de que pudiera producirse algún intento por parte de su oposición en el partido para tomar el control de la institución provincial.
Una maniobra que podía esperarse desde el sector que domina el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos. De hecho, cabe recordar que la líder provincial de Valencia es Mercedes Caballero, una de las dirigentes de mayor confianza de la ahora mano derecha de Pedro Sánchez, y quien desde su puesto orgánico tenía la capacidad de hacer la propuesta de relevo. Una posibilidad que Puig se encargó de conjurar al anunciar públicamente su propuesta de que el vicepresidente segundo Gaspar fuera el que tomara las riendas, con lo que una iniciativa en otro sentido hubiera sido una desautorización con mayúsculas y el inicio de una guerra abierta.
No obstante, en las horas siguientes se produjeron diferentes escaramuzas entre el 'abalismo' y el 'ximismo' con la mirada puesta en la institución. Así, Caballero convocó una reunión de la Ejecutiva provincial vespertina y mantuvo un encuentro matinal con los diputados provinciales que inquietó a los fieles de Puig. Las alarmas saltaron y se acusó a la dirigente de tratar de forzar un relevo en la portavocía de la corporación, actualmente en manos de Pablo Seguí, para sustuirlo por una diputada de su cuerda como Mercedes Berenguer. Una opción que la propia Caballero se encargó de desmentir ante las preguntas de este diario.
Finalmente, las aguas volvieron a su cauce y la dirección provincial capitaneada por Caballero se encargó de avalar la propuesta de Puig de que Gaspar fuera el relevo de Rodríguez al frente de la Diputación de Valencia. De esta manera se selló una paz a todas luces temporal por el control de una institución pública especialmente atractiva por el volumen presupuestario que maneja y la capacidad de contacto que otorga con alcaldes y concejales. Así pues, mucho deben de cambiar las cosas para que el 'abalismo' no intente lanzarse al control de la Diputación si el resultado electoral de 2019 lo permite y, de la misma manera, todo apunta a que los 'ximistas' tratarán de impedirlo.
¿Cuál será el papel de Gaspar en 2019? Desde su propio entorno aseguran que, a día de hoy, el nuevo presidente no se centra en la continuidad en el cargo. Un pensamiento que comparten fuentes próximas a la cúpula del PSPV, que no quieren ni oír hablar del futuro de la corporación provincial. "Dependerá de las elecciones autonómicas", comenta un dirigente socialista reacio a entrar en disquisiciones sobre la batalla que se aproxima por la Diputación.
Y es que, con Jorge Rodríguez en fuera de juego salvo una absolución exprés de su causa, el 'abalismo' tiene más despejado el camino para intentar situar a uno de sus integrantes -suena la propia Mercedes Caballero- en la carrera por la institución.
De la misma manera, el entorno de Puig no querrá ceder ese terreno y buscará tapar ese espacio. Un espacio que, al menos hasta entonces, ocupará Gaspar: un dirigente que tiene en su trayectoria dos enfrentamientos orgánicos precisamente contra Ábalos (congreso provincial de 2012) y contra Puig (primarias a la Generalitat de 2014). No obstante, tampoco es descartable que pudiera pescar en el río revuelto postelectoral y se presentara como tercera vía para proseguir al frente de la Diputación.