VALÈNCIA. Cuando uno piensa en las redes sociales, es probable que la reflexión pase más pronto que tarde en término como el de superficialidad. De fotos mirando el horizonte a selfies va la cosa. Pero esto es solo una parte de un todo que, ya deberíamos saber, va mucho más allá. En esto están los artistas Candela Capitán y Joan Morey, que han visto en redes como Instagram o TikTok un foco inmenso de difusión de contenido artístico. En realidad, definirlos como artistas contemporáneos quizás es quedarse corto. Se identifican más como performers que siempre tratan de salirse de lo normativo, de encontrar el fino límite de lo establecido en la danza y montar una escena o un número sobre él. Irreverencia, ironía y descaro son tres características con las que ambos se identifican, pero siempre intentando respetar la normativa de contenidos de Instagram o TikTok.
Candela Capitán usa sus redes como currículum personal, como ventana a su mundo. Joan Morey, si bien no les da el mismo uso, tiene un gran conocimiento sobre sus posibilidades en todos los aspectos. De hecho, se conocieron porque Morey contactó con Capitán por Instagram. Y ahora, los dos han organizado un taller en Espai La Granja que tendrá lugar los días 17 y 18 de junio a las 11 y 14 horas respectivamente. Su nombre es Taller sobre aplicaciones en redes sociales (Instagram y Tik Tok) en el sector de las artes vivas. En ella se examinará el funcionamiento y las posibilidades de ambas redes sociales en materia de divulgación, visibilidad o creación de contenidos de autor.
Candela Capitán cuenta a este diario hasta qué punto son importantes las redes sociales en su trabajo. Lo cierto es que la mitad de su jornada laboral la dedica a poner fotos y vídeos en TikTok e Instagram. Esto podría resultar una frivolidad a quien no esté familiarizado con estos lenguajes, pero Capitán lo ve como algo “indispensable” para desarrollar su trayectoria. “El trabajo que hago en escena es muy distinto al que desarrollo en los contenidos de redes sociales. En redes hay un vocabulario muy concreto. El mío es cierto humor e ironía”, explica.
En La Granja pondrán sobre la mesa distintos perfiles de jóvenes o artistas que han ido desarrollando su trayectoria a través de redes sociales. No habla de influencers, sino de bailarines como Mabel Olea o Philip Curtis, personas que han desarrollado una buena estrategia de comunicación en torno a la danza o la performance a través de sus redes sociales. En la charla se hará hincapié también en los aspectos positivos y negativos de las redes, y en cómo las instituciones del arte escénico las utilizan. En definitiva, se hablará de las redes como potenciadoras de la profesionalización del arte.
En el taller también se pasará por encima de cuestiones muy ligadas al trabajo de ambos performers. En su día a día, Candela Capitán se dedica a investigar asuntos como la libertad y la opresión, la ambigüedad del erotismo, el vacío generacional o los límites de la danza. Las redes sociales, como ella misma explica, son “un reflejo de las sociedades”, por lo que también “es interesante tratar estos asuntos”.
Si la normativa de Instagram ya es restrictiva en cuanto a contenidos relacionados con la sexualidad o el cuerpo, TikTok lo es todavía más al ir destinado a un público que llega a un mínimo de catorce años de edad. Capitán explica que “borran cualquier cosa que les parezca mínimamente sexual o agresiva”. En ese sentido, su trabajo se basa en “evitar la censura intentando saltarse la norma”. La performer explica que “las artes escénicas están por fin entrando en las redes sociales”. Cuenta que antes “había más miedo al ser redes para jóvenes”, pero que ahora están empezando a verse como una vía más para darse a conocer.
En algunos de los vídeos que Capitán difunde se la puede ver haciendo performances en las que se arrastra por el suelo, hace como si fuera una especie de bestia de cuatro patas o retuerce su pierna en un ángulo imposible para chuparse el dedo gordo del pie. “Quiero ver hasta dónde podemos llegar. Creo que quitándole a lo que hago la parte seria que conlleva la danza contemporánea y la performance (y que conozco perfectamente), llegas al público de forma muy visual, desde la ironía y el humor. Hago movimientos extravagantes y busco los límites de mi cuerpo para un público de cualquier tipo”, explica.
En esa línea, además de ironía, el trabajo de ambos artistas se basa en “encontrar la belleza dentro de la muerte y lo feo”. Capitán indica que “la danza, en sí, es conectar con lo abstracto y lo espiritual” y que, alrededor de esto, “siempre busca trabajar las oscuridades que la sociedad percibe en el ser humano y lo bonito que puede haber dentro de ellas”.
Sobre esa concepción que impera sobre los efectos perniciosos de las redes sociales, Capitán indica que en el taller en cuestión se planteará el hecho de que la superficialidad en TikTok o Instagram no es más que un reflejo de la superficialidad que hay en la realidad. “El problema, teniendo en cuenta esto, no está en el uso de las redes, ni en el hecho de que estas existan, sino en que no hay control sobre ellas. Antes la gente tenía Telecinco, ahora cada red social tiene su propio Telecinco. Hay que luchar contra esto, y hacerlo mediante prácticas artísticas está muy bien. El taller busca romper con esos prejuicios, hacer ver que también hay buenos usos para las redes sociales”.