La compañía valenciana lleva a Espai Rambleta su último trabajo Canvas of bodies, una pieza de danza inclusiva donde se ponen en duda los conceptos de belleza y perfección que arraigan en el arte y la danza contemporánea
VALÈNCIA. Después de clausurar hace poco más de una semana el Festival 10 Sentidos, Taiat Dansa continúa dando sentido al modus vivendi de su compañía: compartir a través del cuerpo una reflexión y una idea comprometida con la sociedad. Esta vez se enfrentan al escenario con Canvas of bodies, un espectáculo que se gesta como un autorretrato colectivo donde bailarines sin -y con- discapacidades aparentes muestran su relación con la danza. Las coreógrafas, Meritxell Baberá e Inma García, ponen así la mirada en la diversidad para cuestionar las ideas de belleza y perfección que perpetúan tanto en el arte, en general, como en la danza contemporánea.
En una coproducción con Espai Rambleta, ésta es la primera vez que las artistas toman la batuta para crear una pieza de danza inclusiva. De hecho, es el propio Festival 10 sentidos quien les ha llevado a dar un paso más en su carrera, tras conocer a lo largo de sus siete años a "muchos bailarines con discapacidad o capacidades diferentes". Así mismo, las coreógrafas se sirven de otros de sus espectáculos como No Half Measures, con el que trabajaron la identidad de los bailarines en un autorretrato colectivo, pero desde un hilo argumental diferente.
Como si fuera un lienzo en blanco, "los bailarines enseñan a través de cada movimiento quién son, cómo han llegado a la danza, cómo es su relación con ella y cuál ha sido su evolución juntos. Se trata de hacer un retrato individual para extenderlo, más adelante, entre dos o tres artistas, y finalmente forjar un encuentro entre los cinco", explica a Cultur Plaza Meritxell Baberá. Y de ahí mismo parte su objetivo final, en Canvas of bodies el movimiento se hace entre bailarines de distintos países de origen, personas con otros ideales, mismas actitudes o diferentes capacidades. Pero todo en un mismo proyecto que surge para "poner en valor la diferencia como una idea aplastante".
Danza que cuestiona el concepto de "perfección, de belleza y de virtuosidad" que perdura y ha determinado la profesión desde las aulas. "Nos parece maravilloso como la danza más académica pone en valor la técnica y la virtuosidad, pero ésto no deja de ser la forma clásica de mirar el arte. Actualmente se debe cuestionar todo lo establecido, para observar lo que nos rodea desde muchas otras perspectivas. Al final, la sencillez y la honestidad acaban siendo lo más valioso en la danza", manifiesta Mertixell Barberá.
La propia puesta en escena- ideada también por Taiat Dansa- potenciará cada parte del cuerpo de los bailarines, sus movimientos y su rostro, a través de una pantalla que los proyectará como un retrato. También toma un papel importante la musical original que David Barberá (Caldo), quien compone la banda sonora de cada una de las producciones de las coreógrafas. Junto a él, el diseño de vestuario ha sido confeccionado por Estudio Savage; el trabajo de producción audiovisual lo ha llevado David Novella; la iluminación, Pablo Fernández y la imagen gráfica Pilar Estrada. Sin olvidar los cinco bailarines que tejen cada uno de los lienzos de la obra: Dan Daw, Saïd Gharbi, Cora Panizza, Martxel Rodríguez y Laila White.
Después de estrenarse este mismo fin de semana dentro de la clausura del festival 'Una mira diferente' de Madrid, Taiat Dansa escenificará Canvas of bodies en el Espai Rambleta de València, el próximo viernes 1 de junio. "En Madrid pudimos ver cómo hay muchos espectadores que no se dan cuenta de la discapacidad que puede tener alguno de los bailarines, hasta el final. Y es sorprendente porque nosotras nos acostumbramos a ver lo que hacemos, pero además sabemos lo complicado que es para estas personas trabajar, ya que no pueden gestionar la técnica, ni el cuerpo de la misma manera", señala Meritxell Barberá. Las artistas desean la aceptación de la diferencia y el replanteamiento de lo establecido... que al final todos podamos reflejar en un lienzo en blanco nuestra verdadera identidad.