el billete / OPINIÓN

Sánchez, a por el 'miracle'

JUAN MANUEL SERRANO/EP
17/02/2019 - 

Puede que Pedro Sánchez tenga la oportunidad de asistir –ergo, hacerse la foto– durante la campaña electoral a alguna de las representaciones de los miracles de Sant Vicent Ferrer. Le recomiendo por su espectacularidad el del albañil que nuestro santo patrón dejó suspendido en el aire mientras pedía permiso a las autoridades para obrar el milagro de que no se estampara contra el suelo tras caer del andamio. No le garantizo el aplauso del público, que intuyo más cercano al PP, Ciudadanos o Vox –tanto monta–, pero todo es posible si se encomienda a Sant Vicent. Ya que nos ha fastidiado las vacaciones, al menos que contribuya a difundir nuestro patrimonio inmaterial de la Humanidad.

El dominico Vicent Ferrer, aunque Sánchez no lo sabe, fue un gran relator en un tiempo más convulso que este –Compromiso de Caspe, Cisma de Occidente–, es decir, un mediador como el que quería nuestro breve presidente para abrir hueco en el frontón independentista. Ahora no hay un Sant Vicent 'en la sala' que pueda obrar el milagro –y menos si te lanzas a buscarlo sin hablar antes con los líderes de la otra media España–, por lo que el presidente del Gobierno ha optado por convocar elecciones generales un día que no le viene bien a nadie. Me habéis jodido a mí, pues a joderse todos.

No había ninguna necesidad. Desconozco si Sánchez estaba pensando en alguien además de en sí mismo cuando decidió "dar voz a los españoles" con ocho meses de retraso el 28 de abril. Si fue así, es que no conoce a los españoles, porque si hay algo sagrado en España son las vacaciones, como bien sabía Rajoy, que tuvo cuidado de convocar sendos comicios, generales y de Cataluña, un 20 y un 21 de diciembre, respectivamente. 

La fecha escogida por Sánchez no es que fastidie a muchos valencianos el puente o macropuente formado por el lunes de San Vicente –fiesta en 201 municipios de la Comunitat, entre ellos València– y el miércoles 1º de Mayo, eso es lo de menos porque fiestas en España hay todos los fines de semana, es que hace coincidir la campaña electoral con la Semana Santa y la semana de Pascua. Y en Semana Santa el personal desconecta tanto o más que en agosto. Ojo, pues, con la participación.

Estando prevista otra cita electoral el 26 de mayo, cuatro semanas después, el adelanto de Sánchez solamente se entiende por su interés personal, ni siquiera el de su partido, pues en las federaciones del PSOE andan desconcertados con la última ocurrencia de su líder. Ojo también a la participación el 26 de mayo por la doble convocatoria. Eso, sin profundizar en el coste económico, que ya calculará Mónica Oltra cuántas ayudas a dependencia o cuántas becas se habrían podido dar con los más de 100 millones de euros que le cuesta al Estado organizar estos comicios por separado. 

No había ninguna necesidad, salvo las urgencias de Sánchez que deberían explicar sus estrategas para arrojar luz sobre el impacto en la intención de voto que, según ellos, tiene adelantar las generales respecto al más lógico superdomingo. Se podría hacer el chiste de que lo ha hecho para irse un mes antes, ya que todo apunta a un ascenso de la derecha, pero Sánchez ha sobrevivido tantas veces, que no se puede descartar otro milagro.

La devolución de los Presupuestos y la consecuente convocatoria electoral por parte del presidente que dijo que iba a agotar la legislatura es, por lo demás, dramática para los valencianos, que nos quedamos con las mismas carencias que teníamos antes de que echaran a Rajoy. Solo la reforma del Estatut parece que se va a salvar in extremis esta semana en el Senado. 

Foto: LA MONCLOA

Lo de la deuda de La Marina de València no lo van a arreglar por decreto, a pesar de que así lo prometieron Sánchez y la secretaria de Estado de Hacienda; las inversiones para la Comunitat Valenciana previstas en los Presupuestos no van a llegar, y tampoco los 38 millones para el transporte metropolitano del Cap i Casal. No van a llegar porque el Gobierno ha sido incapaz de lograr los votos a pesar del tiempo extra autoconcedido al presentar los Presupuestos fuera de plazo.

A la mierda

La buena noticia es que el final de este gobierno abre la puerta a que se desatasque la reforma de la financiación autonómica, que Sánchez no consideró un problema del que ocuparse antes de 2021 y que ahora en algún mitin pascuero prometerá resolver "porque es una prioridad para el PSOE". 

Xavi Moret desveló esta semana que el Grupo de Decisión creado por el Gobierno de Sánchez tras concluir su trabajo el Comité Técnico Permanente del CPFF, que a su vez cogió el testigo de la Comisión de Expertos, era una tomadura de pelo a los valencianos. Se constituyó en septiembre y no se ha reunido ni una sola vez desde entonces.

Cada vez que se crea una comisión, comité, consejo o grupo de trabajo para solucionar algo que una comisión, comité, consejo o grupo de trabajo anterior no ha solucionado me acuerdo de la divertida obra de teatro de Friedrich Dürrenmatt Hércules y el establo de Augías, que el grupo El Sambori representó en el teatro El Micalet hace muchos años en València. En ella, el gobierno de Elis, presidido por Augías, se ve obligado a contratar a Hércules para que retire el estiércol que cubre el país y que va creciendo mientras el gobierno y el parlamento se dedican a crear comisiones para cada decisión que van a tomar. Si en el mito de los 12 Trabajos el héroe resuelve con astucia su quinto encargo, en la parodia de Dürrenmatt el problema de Hércules no es tanto la montaña de heces como los políticos. Pasa el tiempo, se multiplican las comisiones y crece la inmundicia. "A la mierda", grita un parlamentario con el estiércol al cuello. Y el resto corea: "A la mierda".

ÓSCAR DEL POZO/EP 

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