ALICANTE (EFE). La Policía Nacional de Alicante sigue buscando la pistola usada en el asesinato de la viuda del expresidente de la extinta Caja Mediterráneo (CAM) Vicente Sala, en una investigación en la que no se prevén nuevas detenciones aparte de la de este miércoles del yerno, Miguel López, como presunto autor material.
Fuentes conocedoras del caso han señalado a Efe que en los registros del domicilio y del concesionario de automóviles que regenta (Novocar) se incautaron a López varias armas cortas y largas.
A falta de los resultados de los estudios de balística, los investigadores creen que esas armas no están relacionadas con el crimen y se explican en la afición de López, que tenía licencia de armas, a la práctica de tiro olímpico.
El marido de la hija menor de la víctima, María del Carmen Martínez, que tenía 72 años, sigue en los calabozos de la comisaría provincial del Cuerpo Nacional de la Policía en Alicante a la espera de, asistido por un abogado, prestar declaración en las próximas horas ante los agentes.
A expensas del resultado de dicho interrogatorio, en el que López se podría acoger a su derecho a no declarar, todo apunta a que pasará mañana a disposición del juzgado de Instrucción número 7 de la ciudad, cuyo titular, José Luis Lafuente, mantiene por el momento el secreto de sumario.
A este respecto, otras fuentes han indicado a Efe que dicha medida podría levantarse "pronto", toda vez que está a punto de expirar la prórroga de un mes que decretó el juez instructor.
López ha mantenido una actitud de "aparente tranquilidad" desde el momento en el que fue detenido ayer a primera hora del día a la puerta de su domicilio.
Durante la mañana han prestado declaración dos testigos en relación a este caso, aunque no se han confirmado sus identidades ni vínculo con lo sucedido.
Los agentes mantienen como principal hipótesis que López mató a su suegra días antes de que ésta cediera ante un notario todo el poder patrimonial del conglomerado de empresas familiares a favor de su único hijo varón, lo que hubiera supuesto que sus otras tres hijas fueran a perder el control de las empresas.
María del Carmen Martínez, de 72 años, murió el pasado 9 de diciembre al recibir dos disparos a quemarropa en la cabeza en el interior de su vehículo, un todoterreno Porsche Cayenne con el que había acudido al concesionario que regenta López, y desde el primer momento la investigación contempló como hipótesis principal la pugna por el control del patrimonio familiar.