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LAS SERIES Y LA VIDA 

‘Sex education’, las series de adolescentes y Gillian Anderson

2/02/2019 - 

VALÈNCIA. Ves todo junto “serie de adolescentes-sexo-instituto” y dices: «Uf, qué pereza. Otra más no. Paso» Y sería un error. Porque Sex education es, efectivamente, todo eso: serie de adolescentes-sexo-instituto pero a otro nivel. No hay culebrón, no hay galería de cuerpos serranos al estilo de El internado, no hay tremendismo ni moralina. Por el contrario, hay sensibilidad, profundidad, dosis de realidad y ganas de romper clichés. Que de eso hay, solo que están ahí como punto de inicio para ser machacados muy inteligentemente.

De hecho, la serie parte de tópicos: el adolescente tímido y nerd, el raro, el gay simpático, la guarra, la outsider, los pijos, la rarita, el cachas follador descerebrado, la estrella del deporte, la rubia tonta, etc. Es como decir “aquí tienes el universo que ya has visto mil veces, pero ahora vamos a ver qué hay de verdad y falsedad en él”. Es un ejercicio narrativo muy consciente e inteligente, en el que los clichés van convirtiéndose en personajes complejos y veraces mientras se desmontan lugares comunes. No hay más que ver la evolución de Eric, que comienza tipificado como el típico amigo gay simpático y deslenguado mil veces visto para concederle un arco narrativo magnífico que implica una reivindicación de la identidad sexual en las antípodas del panfleto. O el caso de Adam, el bruto sin cerebro que acaba convertido en uno de los personajes más interesantes de la serie.

Afortunadamente, las series de adolescentes no son solo los universos absurdos, petardos y falsísimos de Gossip girl, Pretty Little Liars o Élite (serie española que, por cierto, es uno de los grandes éxitos de Netflix). Ahí tenemos para refutarlo The end of the f***ing world, Todo es una mierda (lamentablemente cancelada tras una primera temporada estupenda) o la última en llegar, la sorprendente Derry girls, a la que Teresa Diez le dedicó un artículo  en Culturplaza no ha mucho glosando sus virtudes. Podemos incluir también aquí Las escalofriantes aventuras de Sabrina, que a través de un mundo de fantasía ofrece un retrato complejo de su protagonista y de los deseos, problemas y temores de una adolescente a punto de ser adulta. Incluso Por 13 razones (la primera temporada, porque la segunda…), aunque más deudora de estereotipos, se plantea como una serie diferente, dispuesta a hablar de cosas de las que no se habla y a asumir el riesgo que eso supone. Básicamente todas ellas nos cuentan, de formas diferentes, qué difícil y jodido es crecer.

Sex education, como su propio título indica, pone el énfasis en el sexo. En hacerlo, hablarlo, pensarlo y mejorarlo. Pero aquí no se trata de ver quién folla con quién y cómo van cambiando las parejitas. O en enlazar una escena tórrida tras otra. Nada de eso. De hecho, la primera secuencia ya centra el terreno de juego de forma inequívoca: una apasionada escena sexual entre jóvenes que acaba, insólitamente, en un macho alfa de 17 años que finge un orgasmo porque es incapaz de correrse. Y, a partir de aquí, chicos que no pueden masturbarse, vaginismo, dependencia sexual, impotencia, aborto, dudas identitarias y, por supuesto, miedos, inseguridad y malentendidos. Lo propio de esa edad y de cualquier otra, en realidad.

La premisa que permite poner es escena todas estas cuestiones tiene su miga. El protagonista, Otis, muy bien encarnado por Asa Butterfield, es hijo de una terapeuta sexual, la siempre brillante Gillian Anderson, y, gracias a ello y a pesar de ser virgen, posee un gran conocimiento del mundo del sexo que le permite poner en marcha un consultorio en el instituto. Así es como descubrimos que los y las adolescentes tienen dificultades, a veces impensables, en el terreno sexual. Y también es lo que permite plantear temas de gran relevancia de forma completamente natural y fluida, sin convertir los hechos de la trama o los personajes en estandartes, panfletos o símbolos de nada y sin dar lecciones de moral o de corrección política. Solo gente a las que les pasan cosas. Y gente magníficamente interpretada por un conjunto de actores y actrices ajustadísimos a sus personajes. This is England.

Sexo, educación y Gillian Anderson


Y luego está la gran Gillian Anderson, por sí sola hoy en día reclamo más que suficiente para ver una serie. En Sex education es la terapeuta sexual madre del protagonista, empeñada en inmiscuirse en las cosas de su hijo para horror de este. Con fobia al compromiso, la pareja y el amor, mantiene relaciones de una noche con numerosos hombres a los que deja entrar en su cama pero no en su vida. Su personaje resulta tan interesante como el de los jóvenes y la actriz aporta su poderío, su belleza y esa sabiduría que la han convertido en una gran intérprete.

Gillian Anderson, transformada en icono gracias a la agente Scully, ha superado complemente el peso del mito Expediente X y se ha reinventado como intérprete imprescindible en la producción televisiva inglesa. Imposible olvidar sus soberbias interpretaciones en series como Bleak House (2005), Great expectations (2011), la fascinante The crimson petal and the white (2011) y Hannibal (2013-2015). Su creación más recordada es Stella Gibson, la protagonista de la magnífica La caza (The fall, 2013-2016), uno de los mejores personajes femeninos de los últimos años, donde Anderson ofrece una mezcla de fortaleza, poder, sensualidad e inteligencia difícil de repetir. Y de paso, tanto aquí como en Sex education, demuestra el nuevo rol protagonista que las mujeres de cincuenta años están adquiriendo en las series (y menos en el cine) pero también en la vida, en la sociedad, en las relaciones y en el sexo.

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