opinión

Reflexiones sobre el crecimiento económico de China

China comienza su Año Nuevo -denominado el Año del Cerdo- mejor de lo que parece, según el responsable de renta variable asiática de Newton (BNY Mellon)

6/02/2019 - 

MADRID. A lo largo de los últimos doce meses, el mercado se ha mostrado tremendamente temeroso con respecto a China. Sin embargo, a la hora de evaluar el comportamiento del mercado de renta variable china en 2018, conviene recordar los excelentes resultados obtenidos en 2016 y 2017. Pese al mal comportamiento registrado en 2018, el MSCI China ha superado con creces al MSCI Europe a tres, cinco y diez años. De hecho, el índice chino sigue cotizando a un múltiplo de PER (ratio precio-beneficio) de consenso muy inferior al de la renta variable europea, lo que demuestra que las rentabilidades superiores han respondido en gran medida al crecimiento de los beneficios.

En 2015-2016, el mercado hipotecario se había convertido en el principal motor de la economía china y a las autoridades del país les preocupaba claramente la tasa de crecimiento del crédito, sobre todo el vinculado a la denominada 'banca en la sombra' que reflejaban las cifras totales de financiación social. Esta situación las llevó a restringir drásticamente la oferta de crédito no oficial, una medida que ha acabado generando un crecimiento del PIB nominal más normalizado y, por tanto, más lento.

China continúa reorientando su modelo económico de uno basado en la inversión en activos fijos a otro impulsado por el crecimiento del consumo, sobre todo en el sector servicios. Esta transformación está siendo liderada por empresas privadas que tienen por objetivo generar beneficios y que suelen ser menos intensivas en capital, a diferencia de lo vivido durante el boom de los activos fijos, cuando los bancos estatales concedieron ingentes cantidades de crédito a otras entidades estatales y a promotores inmobiliarios financiados por el Estado. En general, preferimos evitar esos sectores.

Ahora que los activos fijos tienen menos peso en la economía china, es muy probable que el crecimiento del PIB se resienta. Sin embargo, el crecimiento que se registre será de más calidad. Podemos esperar que el PIB crezca más lentamente durante este periodo de reequilibrio, un cambio que, en nuestra opinión, no debería resultar perjudicial para las áreas de la economía más orientadas al consumo, ya que aumentará el componente de empleo del PIB. Las últimas medidas de las autoridades chinas han ido encaminadas a flexibilizar la concesión de crédito y a respaldar a las clases medias mediante rebajas fiscales (impuesto sobre la renta e IVA).

Este modelo de crecimiento basado en el consumo beneficiará a las empresas del sector terciario, que cada vez tienen más peso en el PIB nacional y dominan la contribución al crecimiento. Además, los recientes cambios de política favorecen a los sectores de servicios como educación, sanidad, seguros e Internet; precisamente los sectores en lo que se concentran nuestras posiciones en China, que mantenemos con un horizonte a largo plazo. Este tipo de negocios tienden a ofrecer una mayor rentabilidad de los recursos propios (RoE), mejor gobierno corporativo y un potencial de crecimiento constante, todos ellos aspectos clave para los inversores a largo plazo que se proponen obtener rentabilidades compuestas.

Los inversores pueden aprovechar ahora los atractivos puntos de entrada que ofrecen muchas de las mejores compañías chinas, ya que los temores relativos a la guerra comercial y la política monetaria, restrictiva hasta hace poco, han abierto oportunidades en el mercado. Además, la devaluación de la divisa china frente al dólar ha compensando gran parte de la pérdida de competitividad provocada por la imposición de aranceles.


Las empresas chinas han arrojado resultados mixtos pero en absoluto catastróficos. Tras dos años en los que las marcas de coches nacionales se anotaron fuertes ventas -respaldadas, eso sí, por medidas de estímulo- este mercado se ha frenado a corto plazo. No obstante, no parece que esta ralentización tenga mayor importancia porque muchas otras compañías, tanto chinas como internacionales, siguen registrando un sólido crecimiento en sectores orientados al consumo como la educación, los productos de lujo o los cosméticos. De hecho, las importaciones de coches han resistido bien, ya que estaban menos expuestas los estímulos aplicados a las marcas nacionales, aunque podrían verse afectadas por las recientes tandas de aranceles.

En resumen, entendemos el origen del pesimismo pero creemos que es exagerado. Ahora mismo, los inversores con un horizonte a largo plazo pueden encontrar algunas de las mejores oportunidades de crecimiento en valores chinos que han sufrido fuertes correcciones.

Rob Marshall-Lee es responsable de renta variable asiática y emergente en Newton (BNY Mellon)

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