VALÈNCIA. Más de 1.200 millones de euros invertidos en startups españolas en 2018. Es la cantidad, según balance del año, publicado en distintos medios. La cifra es bastante superior a los dos años precedentes y algunos la interpretan con optimismo Empresas como Cabify, Ontruck, Glovo o Spotahome han liderado la captación de fondos poniendo de manifiesto que las startups son, cada vez más, un activo interesante para los inversores.
Los ejemplos citados representan a compañías emergentes pero con cierto recorrido y bastante tracción. Sin embargo, también hay una parte importante de startups que surgen y que empiezan a hablar de rondas a los pocos meses de su nacimiento. Una costumbre que no todos ven necesaria en esta industria advirtiendo de las consecuencias que generalmente conlleva esta práctica.
Mireia Badía, cofundadora y CEO de grow.ly, una plataforma de financiación participativa orientada a las pymes, entiende que los emprendedores deberían “hacer primero un ejercicio de reflexión y plantearse para qué quieren el dinero, puesto que eso determina el plazo y el importe de la financiación”.
Por su parte, Luis Gosálbez, experto en todo lo relativo a temas legales y financiación de startups y socio director de Metricson, también es de la opinión de que, si no necesitas realmente una ronda de inversión, mejor no buscarla. Coincide con Mireia en que lo primero es asegurarnos de que la causa que nos motiva a pedir financiación está justificada.
Una vez aclarado el motivo, la segunda cuestión que deberían plantearse es “cuál es el tipo de financiación más adecuada y en esto puede influir también el estado de la empresa”. En este sentido, distingue Mireia Badía entre ir a una ampliación de capital o pretender un préstamo. En el primer caso, recuerda que “el emprendedor pierde parte de su empresa, pero puede ganar a un accionista que le puede ayudar a crecer y, además, no tendrá la presión de tener que devolver el dinero en un tiempo corto”. El punto más sensible en este caso es determinar el porcentaje de la empresa que se cede a los accionistas.
En cuanto a la obtención de préstamos, entiende esta experta que puede ser una vía más complicada para startups y empresas en fases iniciales, pero recuerda que hay opciones alternativas que facilitan la financiación a emprendedores citando el ejemplo de Enisa. “Pensar en si se puede aportar alguna garantía adicional a la empresa, en fases muy iniciales a veces las entidades pueden darte el préstamo solo con un aval o similar. Para ello también se pueden acudir a Sociedades de Garantía Recíproca (SGR)”.
La tercera y última advertencia de Badía es llevar un buen control de las finanzas de una empresa. “Es clave el tener un flujo de caja donde claramente se vean los ingresos y los gastos para poder adelantarse a tensiones de tesorería futuras”, dice.
También Gosálbez sostiene: “Si lo que tienes es un problema de tesorería, no busques un inversor, busca financiación para llegar a fin de mes y pide un préstamo a dos años. Claro que si no estás seguro de que vas a recibir ingresos durante ese periodo no pidas un crédito. Lo que quiero decir es que cada situación y cada problema requiere una solución distinta”.
En la importancia del control de la caja y la contabilidad insiste también Mark Kavelaars , CEO y co-presidente del comité de inversiones del fondo de capital riesgo hispano-israelí Swanlaab Venture Factory. “Si lo tuyo es programar, busca a alguien que sepa de números y deja que tire millas, pero nunca desprecies su trabajo. Los números son las palancas principales para tomar el pulso a tu negocio en todas las áreas. Puedes delegar el marketing, las ventas, las finanzas…pero los números es algo que ningún emprendedor debe ignorar. Es como el volante del coche que conduces”.
Un inversor que te acompañe todo el recorrido
Otra práctica arriesgada que observa Mark Kavelaars en muchas startups es la de quedarse con el primer inversor que les dice que sí. Su consejo en este sentido es: “Si ves que el inversor solo te puede resolver una primera ronda, determina bien cuánto, cómo y en qué condiciones entra. Pero si ves que es un inversor que te puede acompañar durante todo el viaje, con un know how suficiente, entonces te lo puedes plantear de distinta forma. A la hora de elegir con quién compartes tu accionariado, no hay que tener en cuenta dónde te aprieta el zapato en ese momento, sino procurar ser garante de la visión a medio y largo plazo y aliarse con personas que pueden hacer contigo el recorrido completo”.
Por último, desde su perspectiva como inversor, reconoce Kavelaars que prefiere cuando le presentan un proyecto con el foco puesto en la sostenibilidad antes que en la escalabilidad. Para él son términos con connotaciones muy distintas. “No es solo invertir en un proyecto que te va a multiplicar la facturación en un año, es apostar por una empresa que, si hace bien las cosas desde el principio, va crecer con solidez, va a perdurar en el tiempo y va a conseguir aumentar su facturación un 20% cada año. Hay que entender que, por mucho que nos empeñemos en correr, las empresas tienen unos tiempos en cuanto a conexión con mercado, con el aprendizaje del equipo que lo promociona, los tiempos naturales de desarrollo de producto o los procesos de adaptación. Cuando nos empeñamos en acortar los tiempos y apresurar el cumplimiento de objetivos, surgen las tensiones”.