VALÈNCIA. Este miércoles tuvo lugar en la sede central del PSPV situada en la calle Blanquerías el debate oficial de la campaña de primarias entre los dos candidatos a la Secretaría General del partido, el presidente de la Generalitat y actual líder, Ximo Puig, y el alcalde de Burjassot, Rafa García. Un duelo, moderado por la presidenta de la Unió de Periodistes, Noa De la Torre, que no arrojó un claro vencedor pero que sí mostró algunas claves de lo que ambos aspirantes ofrecen de cara al futuro, así como un catálogo de reproches desde las dos orillas que contribuyeron a que el encuentro de hora y media fuera en general ágil e intenso aunque sin que la lucha se llevara al barro.
En el propio vestuario de los contendientes se percibían pistas de lo que posteriormente ocurriría: Puig portó traje y corbata, un aire sobrio y presidencialista que luego se trasladó a su discurso, esencialmente dirigido a identificar la gestión que se hace en el Consell con el propio PSPV. En cambio, García se decantó como viene siendo habitual por el uniforme 'Pedro Sánchez': pantalón vaquero y camisa blanca; un atuendo informal que pretende reforzar el argumento de que su candidatura representa a las bases.
Los dos contendientes iban preparados. La cita se dividió en cinco bloques: retos de la socialdemocracia, economía, federalismo, organización del PSPV y, finalmente, preguntas de los periodistas. En líneas generales, Puig evidenció un espíritu discursivo más amplio y transversal en los dos primeros bloques: el presidente de la Generalitat llevaba el debate a su terreno al exhibir los logros de la gestión en el Consell como parte de la labor del partido, una circunstancia que García le afeó en repetidas ocasiones: "Estás confundiendo el debate compañero Ximo; cuando sea secretario general yo te ayudaré a que seas candidato y otra vez presidente", llegó a afirmar García.
Puig, por su parte, mostró en los primeros compases su facilidad para abordar las cuestiones generales planteadas haciendo valer su experiencia. Así, tras un breve análisis sobre la situación española y europea, insistió en valorar el Pacto del Botánico y lamentó que García hubiera afirmado en una entrevista que estaba amortizado: "Eres el único militante al que le he escuchado decir eso", aseguró. Por su parte, García, que en esta ocasión inició la cita con menos agresividad que en el debate de la Cadena Ser, se defendió calificando de "bueno" el trabajo en la Generalitat, pero criticando la "inactividad completa" en el PSPV.
La tónica prosiguió en el siguiente bloque, el económico, donde los argumentos propositivos de García fueron contrarrestados por Puig con acciones del Consell que ya están en marcha. Aquí se animó el debate cuando el alcalde de Burjassot sacó a relucir la importancia del Corredor Mediterráneo: "Ni dos ramales ni nada", subrayó en referencia a la posición de la andaluza Susana Díaz sobre la infraestructura, para también mencionar el tratado comercial con Canadá (CETA) que derivó días atrás en un conflicto reciente al ser distinta la posición de Pedro Sánchez y del propio Puig y afear al actual líder que no se debatieran en el seno del partido asuntos como los horarios comerciales o Puerto Mediterráneo, ambas cuestiones que han generado problemas dentro del Consell. Puig, por su parte, esquivó el CETA y los otros temas espinosos, limitándose a valorar el índice de exportaciones valencianas y la importancia de la internacionalización de la economía.
Aquí se produjo uno de los primeros intercambios de golpes, que inició García recordando que Puig gobernaba con los peores resultados del PSPV de la historia de la democracia; obteniendo como respuesta por parte del jefe del Consell que el proyecto de García no era "de país, sino de secretario de Organización", además de deslizarle que en Burjassot también se habían producido los peores de la historia. "No te lo echaré en cara", sentenció Puig... después de haberlo hecho.
El tercer bloque, que versaba sobre federalismo, se inició bajo la misma tónica. Puig, cómodo en un discurso que ha ejecutado en cientos de ocasiones, se mostró satisfecho de que el PSOE bajo el mando de Pedro Sánchez hubiera reconocido en su último congreso la "plurinacionalidad" de España y esgrimió el aperturismo del actual Consell con visitas a otras CCAA, Cataluña y País Vasco incluidas, además de lanzar un dardo al reivindicar conformar una Entesa de fuerzas progresistas para el Senado, una de las peticiones que en su día rechazó Pedro Sánchez y que terminó de quebrar la relación entre ambos dirigentes.
Aquí, posiblemente se observó la mayor diferencia entre los candidatos: Puig se desenvolvía con naturalidad en este apartado, mientras García se dedicó a leer buena parte de su intervención, si bien supo precisamente en la réplica lanzar uno de sus contraataques más acertados al mostrar el programa de la andaluza Susana Díaz, que fue apoyada por Puig en las primarias federales. "Hace un mes defendías este programa y aquí no se habla de plurinacionalidad", sentenció en su último turno.
En el siguiente apartado, el referido a la organización del partido, fue donde el enfrentamiento se hizo más enconado y donde García poseía más munición y recursos. Así, el alcalde de Burjassot atacó por la convocatoria "exprés" del congreso, la carencia de un debate sobre el estado del partido, la ausencia de reuniones de los comités comarcales, entre otros reproches. Puig tiró de argumentos habituales como que el PSPV forma parte del gobierno del 80% de ayuntamientos y recordó que fue el primero en celebrar unas primarias abiertas en toda España, además de comprometerse a acometer cambios en la dirección. Todo ello con un último recado: "El partido está vivo. Me gustaría que participaras más", aseguró, deslizando así que García no ha tomado la palabra en los últimos comités ejecutivos.
El alcalde de Burjassot pasó entonces al fuego de grueso calibre para sacar a relucir lo ocurrido el 1 de octubre de 2016 con la caída de Pedro Sánchez: "La gente está avergonzada de lo que pasó y no se dieron explicaciones", subrayó, para instar a Puig a que explicara los motivos por los que era "bueno" un gobierno del PP, en referencia a la abstención socialista que permitió a Mariano Rajoy entrar de nuevo en La Moncloa.
Puig se defendió de la andanada asegurando que en su caso "nunca" había gobernado con el PP y aseguró haber asumido su "responsabilidad" sobre aquellos hechos, para contraatacar recordando que García impuso 12 gestoras en su etapa de secretario de Organización de la provincia de Valencia. Su oponente no rehuyó el choque y preguntó acertadamente a Puig: "¿Qué responsabilidades asumiste compañero Ximo?", para a renglón seguido exhibir un gráfico que mostraba la caída de afiliación de 38.000 militantes a los actuales 18.000. Puig deslizó, en un claro intento de corresponsabilizar a García, que no explicaba los periodos a los que correspondía esa caída de afiliación y repuso que entonces el partido iba "hacia abajo" mientras que ahora "iba hacia arriba".
En el bloque de preguntas, el jefe del Consell, quien aseguró que continuaría en la Generalitat aunque perdiera, hizo valer en cierta medida su costumbre a la exposición mediática aunque García también supo defender sus posiciones. Así, Puig, respecto a la relación entre PSPV y PSOE, garantizó "lealtad de ida y vuelta" y abogó por una federación valenciana que no sea "sucursalista", mientras García insistió en que su oponente "confundía" el debate y le recordó que el PSOE es un partido de "carácter federal".
En cuanto a si integrarán a la candidatura rival, el alcalde de Burjassot rechazó "un reparto de cuotas" o "una ejecutiva de más de 60 personas" -como la actual-. "Si integración es que estén los mejores, la respuesta es sí", afirmó. Puig, por su parte, recordó haber integrado a los compañeros a los que se había enfrentado, algo que considera clave en su éxito. "Por eso hemos gobernado", afirmó, para lanzar un último dardo en el cierre a García, recordándole que había perdido cerca de 300 militantes en Burjassot en los últimos años. "No digo que sea culpa tuya", afirmó.
En las conclusiones, Puig esgrimió su pluma, con la que firmó el Pacto del Botánico, volviendo de esta manera a su eje discursivo central, el de un "proyecto único" en el que la gestión en el Consell no puede deslindarse del liderazgo estructural del partido. Por su parte, García enarboló la bandera de la militancia para postularse como el referente para "revitalizar" el partido y elevarlo "al siglo XXI".