VALÈNCIA. El proceso de primarias abierto por el liderazgo del PSPV entre el actual secretario general y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el alcalde de Burjassot, Rafa García, viene precedido de una elección interna federal que estuvo llena de tensión entre Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López. Así, cabe recordar que Puig respaldó públicamente a la presidenta andaluza, quien cosechó una derrota holgada tanto en España como en la Comunitat Valenciana.
De hecho, fue el madrileño quien obtuvo una clara victoria, especialmente en el seno del PSPV, lo que evidenció que la militancia no estaba dispuesta a seguir a su líder en una cruzada que, a tenor de los resultados, pocos entendían. Ahora, y aunque el proceso es totalmente distinto, Puig tiene la obligación de hacer cambiar de idea al menos a 3.330 militantes que se decantaron por una opción distinta a la que él recomendaba y, desde su equipo, forzaban. Todo ello frente a un aspirante rival, Rafa García, que ha ondeado la bandera del 'sanchismo' desde los inicios -dos grandes mítines ha organizado para Sánchez en su municipio- y que cuenta con el respaldo en la sombra del secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos.
Con estos mimbres, y aunque los procesos son difícilmente extrapolables, la mínima distancia entre ellos invita a prestar atención a los resultados en las primarias que se produjeron el pasado mes de mayo. Así, en el ámbito de la Comunitat Valenciana, Pedro Sánchez obtuvo 9.736 votos, Susana Díaz (apoyada por Puig) logró 4.426 sufragios y Patxi López consiguió 1.348 papeletas.
Estas cifras indican que la diferencia entre la opción que respaldaba Puig y las otras que eligieron los militantes se fue a 6.658 sufragios (la suma entre lo conseguido por Pedro y Patxi), por lo que el actual líder debería conseguir que le siguieran apoyando los afiliados que votaron a Susana y, además, lograr darle la vuelta al voto de al menos a la mitad de los militantes: 3.330 en el ámbito autonómico, lo que arrojaría un número ganador de 7.755 votos. Unos datos que, a priori, podrían parecer desalentadores para el presidente de la Generalitat, pero a los que es obligado a hacer algunas observaciones.
En primer lugar, la participación será una de las claves. En el pasado proceso 15.510 militantes depositaron su voto de un total de 17.174 afiliados, una peregrinación a las urnas que, según opinan algunos miembros del partido, podría disminuir por las fechas -las primarias serán el 16 de julio- y también porque el duelo de carácter federal entre Sánchez, Díaz y López, tenía un superior tirón mediático y connotaciones que podían motivar una mayor participación de las bases. En este escenario, será importante para ambas candidaturas amarrar a sus votantes y conseguir que acudan a las urnas. Sobre esto, desde el entorno de Puig consideran que a los que apoyaron a Díaz en la línea marcada por el presidente les será más fácil continuar su respaldo al jefe del Consell.
Por otro lado, activos de la plataforma de Patxi López como Carles Arques, ya han anunciado públicamente que respaldarán a Puig en este proceso, algo que ya habían asegurado militantes históricos como la exalcaldesa de Gandia Pepa Frau. Pese a que el exlehendakari ha pasado a formar parte de la Ejecutiva de Sánchez, el conflicto surgido en los 'congresillos' para acudir al cónclave federal, donde no se les concedió ningún delegado pese al 8,69% logrado en las primarias, motivó un fuerte malestar de referentes de esta plataforma con Ábalos y su equipo. Con estos antecedentes, desde el entorno del actual líder se confía en que la mayor parte de 'patxistas' respaldarán a Puig en el proceso, lo cual es un buen punto de partida para el secretario general. Ahora bien, aparte de que el presidente lograra atraerse -como cifra orientativa y en el mejor de los casos- al total de los 1.348 militantes que apoyaron a López, todavía debería hacerse con el respaldo de casi 2.000 'sanchistas'.
Prosiguiendo con las 'cuentas de la lechera' que necesita el actual líder para mantenerse en el cargo, será importante que amarre el apoyo de grupos nutridos como el lobby socialista 3.0 liderado por Bartolomé Nofuentes, que logró un potente y cohesionado respaldo para Sánchez en el proceso federal y que, ahora, parece inclinarse por apostar por Puig. De la misma manera, también es importante el respaldo público de alcaldes como el de Torrent, Jesús Ros, el de Requena, Mario Sánchez, o el síndic en Les Corts, Manolo Mata, que apoyaron a Sánchez en el anterior proceso.
Ahora bien, tal y como apunta algún veterano socialista, habrá que esperar para ver si estas adhesiones son tan efectivas e intensas como las que se produjeron hacia Sánchez, dado que la remontada que debe hacer Puig no permite que en agrupaciones donde arrasó el madrileño no se produzca ahora el efecto inverso. O lo que es lo mismo, al presidente no le basta con que se igualen los resultados, debe dar la vuelta a los datos anteriores de forma holgada. Sobre esto, cabe destacar que al aspirante Rafa García le bastaría para ganar con conseguir mantener el nivel de participación y evitar una fuga importante de votos del 'sanchismo'. Es decir, podría llegar a permitirse si se calcara el proceso en participación -cosa complicada- llegar a perder 2.000 votos y aún así vencer.
Por provincias, el agujero más grande se sitúa en Valencia. Así, Sánchez logró 5.780 votos, Díaz 2.208 y López 588; con lo que Puig para vencer debería conseguir voltear la opinión de 2.080 militantes.
En cuanto a Alicante, Sánchez obtuvo 2.828 papeletas, Díaz 1.722 y López 517. En este caso, el cálculo con idéntica participación indica que 812 afiliados deberían cambiar de opinión y respaldar a Puig para que éste ganara el proceso.
Respecto a Castellón, Pedro consiguió 1.128 sufragios, Susana 496 y Patxi 243. Con estos resultados, sería necesario para Puig convencer a 436 personas que votaron a los candidatos que no eran su opción para volver a ser secretario general.