VALÈNCIA. “Estamos en el peor país desarrollado para emprender. Estamos a años luz de otros países como EE.UU o Reino Unido. Aquí, con tanta burocracia, el análisis lleva a la parálisis”, decía recientemente Luís Álvarez, productor de teatro, fundador de Wonderland y ahora impulsor del macroproyecto Lionsgate. Sostiene, no obstante, que si algo nos salvaba es el carácter pasional y la picaresca, “que es algo que otros no entienden, pero que también puede llevarte a lo más alto”.
Causas que frenan el crecimiento de una empresa hay muchas, desde la burocracia aludida por Álvarez hasta problemas de financiación o escasez de mercado. Sin embargo, hay otros factores que Diego Cabezudo, CEO de Gigas, califica de intangibles. “Una cosa que se nos da bien a los emprendedores españoles es hacer más con menos dinero. Como aquí las rondas de inversión son más pequeñas nos hemos acostumbrado a manejar el dinero de los accionistas de forma eficaz. Y aunque el tema financiero es importante, no creo que sea siempre decisivo en el crecimiento de una empresa. Si es buena, el dinero, tarde o temprano, llega. El problema, en mi opinión, es más intangible, sobre todo falta de ambición. Eso que se dice pensar en grande. Muchas empresas no se habían planteado la opción de internacionalizar hasta que no llegó la crisis. El por qué, no lo sea. Tal vez se deba a que España supone un mercado suficiente para garantizar la supervivencia de una pyme o la falta de dominio de otros idiomas. En cualquier caso, creo que todo esto está cambiando. Cada vez son más las empresas que nacen con ambición global y menores las barreras que han de sortearse”.
Ellos, por su parte, se plantearon la internacionalización a los pocos meses de haber lanzado y testado producto en el mercado nacional. La expansión la iniciaron por Latinoamérica con tal acierto que, a día de hoy, Gigas figura en el liderazgo del sector del cloud computing a escala mundial, ha captado 8,7M de euros en tres rondas de financiación y es, según Financial Times, una de las tres empresas españolas que más crecen en Europa.
Y si Diego Cabezudo refiere la falta de ambición como causa que modera la expansión de una empresa, la consultora, emprendedora y business angel Margarita García de la Calle acusaba recientemente a los emprendedores nacionales de exceso de humildad a la hora de venderse. “He participado en algún training con estadounidenses que mencionaban hasta la medalla de natación que habían ganado a los 8 años. Sin exagerar tanto, creo que nos vendría bien subir un poquitín el tono a la hora de hablar de nuestros éxitos profesionales. Sobre todo cuando salimos al mercado internacional, donde todos se venden mejor. Nosotros, por cultura, somos gente modesta. Nos han enseñado que hablar demasiado de nosotros mismos y de dinero es algo arrogante, así que llegan a verme algunos que son muy buenos, pero que me entero casi por casualidad, después de someterles a un interrogatorio”.
A la valoración de García de la Calle añaden los integrantes de equipo de Botslovers el componente miedo. “Yo creo que actualmente en España contamos con buenas mimbres para que los emprendedores puedan montar una empresa, si no gigante, sí para que funcione a largo plazo. Lo que nos falta es igual cierta tolerancia al fracaso para mantenernos firmes en los objetivos y nos sobra miedo, especialmente para salir al mercado internacional”, declaran Simón García y Enrique Muñoz.
Ellos trataron de vencer esos complejos casi desde el principio. A los 10 meses de estar en el mercado, han abierto ya oficina en Colombia y desarrollan asistentes virtuales con inteligencia artificial para empresas de la talla de Samsung, El Corte Inglés o Louis Vuitton. “Al final es un poco cuestión de creértelo y alzar la cabeza”.
Pablo Sanagustín, emprendedor compulsivo y CEO de OniAd atribuye, sin embargo, la debilidad de muchas de nuestras organizaciones a “una falta muy importante de conocimientos acerca de estrategia empresarial. Se hace mucho hincapié en aspectos como gestión, marketing, etc., pero la mayoría de las veces la estrategia se deja la última de la lista y no hay que perder de vista que es un factor determinante, tanto para proyectos en fase de creación como para empresas ya consolidadas”.
Otra razón que observa Sanagustín es “la falta de personas comprometidas con los proyectos” cuando la realidad es que “solo con un equipo comprometido se puede delegar con solvencia”, defecto éste que podría atribuirse a la ausencia de liderazgo. No parece ser ese el problema de este CEO, a juzgar por las declaraciones de los empleados que hablan de “un clima de trabajo intenso basado en el respeto y el sentimiento de equipo. Trata de conocernos y motivarnos en un entorno de crecimiento profesional y cuidado personal”, dice Sandra Parrilla.
También el CEO y cofundador de Kantox, Philippe Gelis, considera clave saber escoger a las personas que van a formar parte de tu equipo. “Hay que captar talento positivo y comprometido con el proyecto que desarrollas. Por otro, la tarea de gestionar evoluciones rápidas del modelo de negocio es complicada. El crecimiento puede ser positivo, pero hay que saber controlarlo y dirigirlo con vistas a futuro”, declaraba en una entrevista en SeedRocket. Una perspectiva que comparte Sanagustín cuando recuerda su “muerte de éxito” con una de las más de 12 empresas que ha montado debido a un crecimiento demasiado veloz y descontrolado.