VALÈNCIA. Cuando Antonio Montiel se enfrentó como síndico a su primer Debate de Política General, recordó que el Pacto del Botánico -que permitió a PSPV y Compromís llegar a la Generalitat- no había sido un cheque en blanco. Evocaba la imagen de la votación de investidura del president de la Generalitat, Ximo Puig, donde Podemos solo prestó los votos necesarios. Montiel, con ese discurso, avisaba de nuevo a sus socios. Aunque la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, reiteraba que el Pacto era a prueba de bombas. Con un nuevo secretario general de Podemos en la Comunitat -Antonio Estañ-, los morados han dado otra vuelta de tuerca al Ejecutivo de Puig.
La confirmación de este giro vino después de que el president Puig, y la vicepresidenta Oltra salieran a media mañana de este jueves a detallar a los medios de comunicación la acción de gobierno acometida en su segundo año al frente del Consell. Un acto en el que ofrecieron, con un documento que desgranaba los pasos dados en este medio año de legislatura, los logros de las distintas consellerias desde que la Generalitat cambió de color.
Sanidad universal, Xarxa Llibres, la eliminación del copago farmacéutico, el nuevo modelo residencial para personas mayores y menores, la reciente ley de Responsabilidad Social, el programa Avalem Joves, la creación de la Agencia Valenciana de la Innovación, impulsar el Fondo de Cooperación Local, que "cuatro de cada 10 contratos indefinidos en España se produzcan en la Comunitat Valenciana", o conseguir poner en la agenda el problema valenciano son medidas por las que el Consell sacó pecho en este balance.
"Ni somos triunfalistas ni queremos hacer una burbuja de autosatisfacción, que es ridícula; queda mucho más por hacer de lo que hemos hecho", admitió el president, que advirtió que no renunciarán a "explicar la verdad y es que las cosas van mejor". "No podemos hacer magia, pero el cambio significa mejores resultados, mejor gestión, mejor futuro", añadió. El jefe del Consell respondía con ello a los resultados de una encuesta encargada por la Generalitat que revelaba que el 72% de los valencianos cree que la imagen que se tiene de la Comunidad Valenciana en el resto de España es que la corrupción está generalizada y el 41% cree que la Comunitat no ha cambiado nada desde hace un año. No obstante, puntualizaba que "los problemas de confianza cuesta recuperarlos", como "levantar la mala percepción" que existe sobre la autonomía.
A la vicepresidenta le tocó admitir las mayores frustraciones que ha vivido el Gobierno valenciano. La más generalizada entre todos los consellers, reconocía, es "no poder ir al ritmo" que les gustaría" porque la "creatividad política" del Consell necesitaría que fuese "más acelerado". Oltra, en el primer balance del Consell y en el seminario de Torrevieja se quejó de los ritmos. Entonces, achacó dicha lentitud a la “burocracia” y se prometió un plan para reducir las trabas de la administración.
Si hace un año, era el president de la Generalitat quien abría el abanico para relizar una posible remodelación de los primeros y segundos escalones en las distintas consellerias, este año el jefe del Consell descartó sin titubear hacer cambios en las primeras filas. Aunque se han producido roces en consellerias como la de Justicia y Agricultura, que estas ya hayan realizado su particular reestructuración ha evitado una nueva remodelación.
"Es un equipo cohesionado, que está dando toda su potencialidad", aseguraba Puig sobre el Gobierno valenciano. Así, añadió que confía "absolutamente en todos los consellers", por lo que no ve "motivación para que haya ningún tipo de cambio".
Sin embargo, para su socio de Gobierno el análisis fue "demasiado triunfalista", en palabras del secretario general de Podemos, Antonio Estañ. "Hay una mayoría de la ciudadanía valenciana que todavía ve como el cambio no ofrece una alternativa de vida: de trabajo, de servicios públicos o de modelo productivo respecto al modelo del PP. Puig se equivoca y se confía cuando cataloga de irreversible el cambio valenciano, el cambio será irreversible cuando fijemos las bases de un modelo de país alternativo", zanjó.
Para Montiel, "en estos dos años, el Consell ha ido desconectándose de las aspiraciones y demandas de la ciudadanía que hicieron posible el cambio de ciclo político". El síndic detallaba que en algunas materias "se ha avanzado menos de lo que sería deseable: en la supresión de los barracones, la bajada de tasas universitarias, el nuevo modelo productivo o miles de personas esperando la dependencia". Y remató acusando de "lentitud y falta de ambición", además de "no reconocer los errores por no tener la suficiente humildad".
El nuevo posicionamiento de Podemos puede convertirse en una piedra en el zapato para el Consell. Ahora bien, las luchas orgánicas -las primarias socialistas- pueden ser un enemigo mayor. Y más si la tarea de gestión que llevan a cabo no llega a la ciudadanía. La puesta en marcha de la nueva radiotelevisión valenciana prevista para el final de la legislatura puede ayudar a comunicar mejor las acciones que emprenda el bipartito. Un aniversario dulce, pero con toques amargos, de obligaciones pendientes y con un socio parlamentario más crítico que nunca.